Un modo distinto de ver y describir el mundo
Me ha sucedido algo curioso durante la lectura de 'Gótico', de Silvia Moreno-García. Cuando la empecé, en su primer tercio, no podía dejar de pensar en mi propia forma de crear y concebir historias, como devota amante del gótico que soy y todo lo que este significa. Me satisface (y mucho) que Moreno-García ame, como lo hago yo, un género tan maltratado en los últimos años. Cuando digo maltratado, me refiero a que se tiende a pensar que es una variedad o tipo siempre relacionado con vampiros, hombres lobo y vicisitudes similares, y nada más alejado de la realidad. Este género, que nació como reacción al Racionalismo imperante en la Inglaterra de finales del siglo XVIII, es una forma de narrar, de ver los escenarios y los personajes, de crear angustia a través de los elementos cotidianos, objetos y lugares; de crear una ambientación, al margen del decorado representativo de cada obra, ligada directamente con las emociones de los protagonistas. Un modo distinto de ver, entender y describir el mundo.
Poe, Bécquer, Wilde, las hermanas Brontë, Daphne Du Maurier, Mary Shelley, Shirley Jackson, Henry James, entre muchos otros -la lista es formidable- lo cultivaron y lo acercaron de forma efectiva y hermosa al gran público. No desde el principio, pues es un género, hoy también sucede, al que se mira con cierta altanería, sobre todo desde los sectores cuya literatura busca la llanura ante todo o de los que, por el contrario, se quedaron anclados en las epopeyas clásicas y no leen nada más, pero que tiene unos fieles amantes. Un género que dio éxito a muchos grandes autores y que una servidora cultiva, lee y goza con entusiasmo. Les recomiendo que se acerquen a él. Al más tradicional y también al moderno. Disfrutarán de una literatura rica, elaborada con sumo cuidado y cuyas oscuras estructuras les harán saborear la buena pluma.
'Gótico', premio Goodreads a mejor novela de terror 2020 y premio Locus a mejor novela de terror 2021, es una de esas obras. Ambientada en el México de los años 50, es un gótico moderno que comienza despacio, paso a paso, como un misterio clásico típico del género -una carta de ayuda de un familiar que vive en una extraña mansión y cuyos habitantes no son en exceso amigables-, y que se transforma en un horror lovecraftiano en su tramo final. Aquí es donde Moreno-García y yo como escritoras nos separamos.
Howard Phillips Lovecraft. Un maestro. No lo he incluido en la lista anterior, he preferido dejarlo para esta parte de la crítica, porque el tramo final y desenlace de 'Gótico' es, en cierto modo, Lovecraft en estado puro. Una última sección más cercana a la fantasía, donde los límites de la mitología, la realidad y la ilusión alucinada se mezclan sin saber qué es verdad y qué no. No lo saben los personajes y tampoco nosotros, los lectores. De hecho, creo que aquí la novela se aproxima al horror de lo incognoscible.
En definitiva, un thriller que combina suspense gótico clásico con un terror más visceral y, en ocasiones, sobre todo a su término, con ciertos elementos más fantásticos con el que disfrutar del hormigueo de saberse a salvo mientras en las páginas el horror cobra vida.