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Enol, ya en el Muro, camina hacia La Escalerona. Guillermo Gómez

A pie desde Madrid hasta Asturias

Enol, tras caminar 467 kilómetros para llegar a Gijón: «Hemos conectado con el sentimiento de los asturianos que vivimos fuera»

Tras recorrer 467 kilómetros a pie desde Madrid y llegar el sábado a la Escalerona, el popular cantante pasa el domingo «cansado, pero aún con la adrenalina por las nubes»

E. C.

Domingo, 25 de mayo 2025, 18:10

«Ha salido todo perfecto. Ha sido súper bonito y muy emocionante. Y hemos conseguido hacer algo muy especial: todo el mundo se sintió representado porque pudimos conectar con ese sentimiento de los asturianos que vivimos fuera». El balance que hace Enol, el cantante asturiano de nombre imprescindible en tantos festivales de música del país, no puede ser más positivo. Nada que reprochar a la suerte: «Hasta el tiempo nos respetó bastante, no se puede pedir más».

Su llegada el sábado a La Escalerona de Gijón en olor de multitudes fue el colofón perfecto a un viaje que emprendió en Madrid para dar visibilidad a su tierra. 467 kilómetros a pie después (en el último tramo del trayecto presentó su nuevo single 'Un beso a la mitad'), solo puede estar orgulloso del resultado. «Cuando empezamos, ni de lejos esperaba esto. Esperaba que me viniesen a recibir mis padres y mis amigos, pero por todos los mensajes que recibimos estos últimos días ya sabíamos que la llegada sería especial», cuenta sin que el agotamiento reste ni un ápice de ilusión a su voz. Desde que entró en territorio asturiano, allá por donde pasaba había gente esperándole. «En Pola de Laviana, Langreo, San Martín del Rey Aurelio, todo el mundo estaba allí esperándonos cuando ni siquiera habíamos anunciado qué ruta haríamos exactamente», recuerda orgulloso.

Ahora toca bajar revoluciones. «Hoy estoy bastante cansado y un poco con la adrenalina por las nubes de estos días, que se irá bajando a medida que avance la semana, pero estoy contento», resume. No es para menos: «Hemos sido pioneros en un camino que, a la inversa, se ha hecho muchas veces. Pienso en las marchas mineras, que son muy especiales para mí, porque mis dos abuelos lo eran. Nosotros lo hemos hecho al revés, he querido unir dos sitios muy importantes para mí: en el que vivo por trabajo y mi hogar». Un hogar en el que hoy, por fin, puede sentarse y descansar.

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