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Los participantes en la scooter cruzada salen de la plaza del Marqués. Arnaldo García

Una ruta por los motores y las músicas sixty

Festival ·

El Yeyé recibió a cerca de un centenar de Vespas y Lambrettas, en la tradicional scooter cruzada que recorrió el concejo al ritmo de los sesenta

M. F. Antuña

Gijón

Sábado, 26 de julio 2025, 22:26

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Motos y música componen la banda sonora que marca el compás de una cultura pasada y presente, tan underground como profunda y profusamente asentada sobre la tierra. El universo mod y sixty sigue fuerte en pleno siglo XXI y el Yeyé de Gijón lo atestigua año tras año. La plaza del Marqués volvía a recibir en la soleada mañana sabatina a un centenar de scooters, Vespas y Lambrettas, preciosas joyas conservadas y cuidadas al detalle que siguen marcando el ritmo del asfalto y el de la vida de sus propietarios, siempre atentos a cada pieza, a cada recambio, a que el retrovisor y la pintura estén en perfecto estado.

Se dejan ver, mirar y admirar esas máquinas de la scooter cruzada, que puso los cuentakilómetros a funcionar en el concejo de Gijón con parada para el apertiro rumbo al prao del Sol, en la Providencia, para unirse a ese punto de encuentro del Yeyé con comida de hermandad incluida. «Aquí hay motos del año 65, de mediados de los setenta», cuenta Marcos Mateos, que añade que a veces cuidan más de los vehículos que de ellos mismos.

La fiesta diurna se vivió en el prau del Sol. Arnaldo García

No hubo en esta ocasión moteros extranjeros, pero sí de diferentes partes de España. Desde Vitora o Villagarcía de Arosa han llegado rodando algunos de los participantes, que tienen en común ese amor por una época y todo lo que eso significó y aún hoy significa: «Cada persona tiene su historia con estas motos, hay quienes las recuperan porque las tuvo su padre, quienes simplemente les interesa el mundo del motor clásico y la mecánica, y en nuestro entorno del Yeyé es un todo, engloba una parte de estética, no solo son las scooters, es todo lo que hay alrededor, es una subcultura dentro del mundo mod y sixty». En esas motos se movían los mods en los sesenta y en esas motos se siguen moviendo ellos con idéntica elegancia y sin perder prestancia.

Pese a que peinan canas ya los participantes en el Yeyé, lo cierto es que no paran, que tienen el aguante de una jovenzuelos y son capaces de ir de fiesta en fiesta, de concierto en concierto. Porque ayer, además de las motos, siguieron disfrutaron de la fiesta del prau del Sol, con los dj y el mercadillo y las ganas de encontrarse. Eso, durante el día, porque la noche fue larga y propicia a la buena música en la sala Albéniz de la mano de Wylde Tryfes, una banda francesa de garaje punk que sacó a escena su lado más salvaje, y Los Retrovisores, banda barcelonesa que está a punto de cumplir veinte años tocando juntos y que sirve neo yeyé, freak pop y soul ibérico.

Un buen cóctel, sabroso y fresco pese a esa mirada hacia el pasado que lo alienta y alimenta. Hay músicas que nunca mueren. Hay motores que nunca dejan de rugir. Y hay festivales eternos como el Yeyé, que lleva treinta años dando guerra y no tiene plan de tregua.

Hoy toca despedida y cierre. Hoy toca curar la resaca con buenos alimentos antes de decir adiós hasta el año que viene. Primero en el Toma 3 y después en la playa de Estaño.

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