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Trajes de lujo para la Ópera de Oviedo

Los personajes de la ópera 'Un ballo in maschera', que sube el telón el 14 de noviembre, lucirán más de 400 piezas de vestuario y 140 trajes diseñados por Giussepe Palella para la escena de Fabio Ceresa

Domingo, 27 de octubre 2019, 01:43

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Giuseppe Palella lo tuvo claro desde el primer momento:«Nada de minimalismo. Viva la opulencia. Más es más. Esta es una ópera para soñar, para que la gente sonría». Y, con esas premisas fijas en la cabeza, solo escuchando su música, sin querer ver ningún vídeo de otras producciones para «no contaminarse», se puso manos a la obra en el diseño del vestuario de 'Un ballo in maschera', el tercer título de la temporada de la Ópera de Oviedo, que el próximo 14 de noviembre, a las 20 horas, alzará el telón en el Teatro Campoamor con buen ritmo de venta de entradas.

Así que adentrarse entre bambalinas del coliseo supone contemplar un espectacular trabajo que llega después del polémico 'croma' de 'Rinaldo' y en el que los intérpretes lucirán más de 400 piezas de vestuario y 140 trajes salidos de la mente y el corazón de este italiano de Bari aliado durante meses con otro italiano a quien conoció cuando los dos eran «jóvenes y pobres»:el prestigioso director de escena Fabio Ceresa, a quien el público ovetense conoce ya de títulos como 'La clemenza di Tito', aquel 'spoiler' lírico que la pasada temporada encandiló a los aficionados con una estética que fusionaba elementos neoclásicos mezclados con rasgos del Modernismo o Art Nouveau.

En esta ocasión, cuenta Palella –que acaba de desembarcar en Oviedo para adentrarse en las primeras pruebas de vestuario–, «Fabio, que es muy tradicional y a la vez muy moderno, diseñó un fondo muy oscuro sobre el que, gracias también a la iluminación, destacarán los trajes del reparto como grandes pinceladas de color, de manera que cada uno de ellos se identifica con varios tonos. Por ejemplo, el gran protagonista, Gustavo III, es rosa y turquesa, pero también 'color cardenal', mientras que Amelia es turquesa y blanco y Oscar es claramente amarillo».

Una paleta marcada también por el vibrante frambuesa –su tonalidad preferida, que nunca falta en sus diseños– que dará vida a este título estrenado en el Teatro Apollo de Roma en 1859 y que es, quizá, una de las óperas más redondas y bellas del genio verdiano.

La acción narra el asesinato en 1792 del rey Gustavo III de Suecia, déspota ilustrado enemistado con la nobleza a causa de sus reformas, a manos de un gentilhombre de la corte. Una historia que posee muchos de los ingredientes favoritos del público: amores prohibidos, parajes terroríficos, venganzas, muertes violentas y personajes oscuros y marginales como la bruja Ulrica.

Olo que es lo mismo: la primera ópera de la madurez de Verdi y posiblemente una de las más logradas del compositor. Y, de hecho, el escritor Gabriele D'Annuzio dijo de este melodrama en tres actos que era la más operística de todas las óperas.

Pero es que, además, en esta producción de la Ópera de Budapest –de donde acaban de llegar tres tráilers de doce metros de longitud cargados con los diseños y la escenografía– «no han escatimado en gastos».

Hasta el punto que, según explica el director de vestuario, se pasó varias semanas «eligiendo distintos tipos de cuero que servirían para calzar a cada uno de los personajes», los cientos de cristales y lentejuelas cosidos con mimo a decenas de máscaras y tocados que portarán cuarenta y seis integrantes del Coro de la Ópera de Oviedo dirigidos por Elena Mitrevska y dieciséis figurantes o los tejidos, en los que mandan los brocados y las sedas de gran valor como la llamada «seda duquesa, con la que se confeccionan muchos trajes de novia». Calidades «bastante infrecuentes» en las óperas que se representan hoy en día que está seguro que harán «las delicias del público asturiano».

Inspirado en las creaciones del gran modisto Christian Dior, Palella ha trabajado en tres fases:«Primero, a través de fotografías. Más tarde, con los colores, siempre con telas de diferentes tonalidades al lado. Y, finalmente, plasmando todo eso en la etapa de dibujo». Bocetos que este hombre «antitecnológico» realiza siempre a mano, de la acuarela a la pintura acrílica. Un desenlace «al que hay que llegar ya muy seguro, porque no permite tantos errores como el ordenador».

Así, concibiendo cada traje como una auténtica escultura (su formación inicial) de grandes volúmenes e imponentes colas, fue dando forma a un baile de máscaras que estará repleto de calaveras y que «en Italia no se suele representar mucho porque resulta demasiado caro».

Yel resultado es «muy poético y onírico», porque, además, un ángel negro –alegoría de la muerte– y otro blanco, con su magníficas plumas de tul, harán de hilo conductor de un viaje «entre el sueño y la realidad, en el que muchas veces el espectador no sabrá en qué lado se sitúa».

Si a todo eso le sumamos a la OSPA dirigida por otro paisano, el maestro Gianluca Marcianò, y«un reparto de lujo» con nombres como el del muy querido José Bros, el gran cantante verdiano Juan Jesús Rodríguez, la promesa ya convertida en realidad Judit Kutasi o Anna Pirozzi, «que en Italia es una verdadera estrella», Giuseppe Palella, que iba para tenor, siente ganas «de llorar con tanto brillo». Lo dicho:«Más es más».

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