Álvaro Viña, capitán del Lealtad: «Lo que hizo este equipo nadie lo esperaba»

Después de vivir la emoción y la alegría del ascenso, aunque sin la oportunidad de tomar parte activa, el propio Álvaro Viña conversa con EL COMERCIO acerca de cómo el club ha ido avanzando semana tras semana pese a no contar con el favoritismo en ninguna ronda. Además, casualmente, Viña cayó lesionado justo antes de que el carrusel de auténticas finales se le avecinase al Lealtad. «Cuando caigo lesionado en Roces yo sabía que iba a estar varias semanas fuera. Yo confiaba en el equipo, obviamente, pero lo que acabaron haciendo creo que nadie lo esperaba, porque nunca éramos los favoritos», comenta Álvaro.

Tras cuatro años en la Villa, siendo este el tercer 'play off' que disputa el delantero, ha conseguido por fin su primer ascenso a una categoría nacional, aunque sin poder vestirse de corto en el día decisivo. «Cuando estás fuera se sufre el doble, porque no puedes entrar y participar en el partido. Pero cuando pita el árbitro el final solo pude sentir orgullo por lo que mis compañeros lograron estas semanas», afirma el capitán.

El vestuario del Lealtad es una auténtica piña tal y como confirma el propio Álvaro: «Empezamos siendo un equipo con muchas caras nuevas, mucha gente que no nos conocíamos. Y cuando va pasando el tiempo y más que compañeros terminan siendo tus amigos, creo que eso habla muy bien del ambiente y la conexión que tenemos». Ese fue el espíritu que les ha llevado a ser invencibles ante todas las situaciones adversas. «Cuando vienen mal dadas y momentos jodidos, ahí se ve quién lo da todo por la camiseta», recalca Viña.

Además de para sus compañeros, Álvaro no escatima en halagos para su entrenador: «Luis Arturo nos devolvió la confianza, el hambre de ganar, la confianza en nosotros mismos, la presión, el no tener miedo a fallar… Nos convirtió en un equipo que para ganarlo tienes que matarlo, y eso es lo que le hemos devuelto en forma de ascenso», elogia el delantero.

Sin duda, uno de los factores que han tenido un peso importante en el ascenso y seguirá siendo determinante en Segunda RFEF es la comunión con la grada y la gente de la Villa. Algo que ha comenzado a florecer este año y se espera que haya sido la raíz de una relación duradera.

«Lo que consiguieron hacer los 'Black Boys' y la demás gente del concejo es algo que no creo que se repita en Tercera. Te hacen jugar con un hombre más, te dan ánimos cuando lo necesitas, y eso siempre se agradece», asevera.

Al final, tras concluir el encuentro, no solo se produjo la invasión de campo donde poder compartir la alegría entre jugadores, familiares y aficionados, sino que la fiesta se trasladó fuera de Les Caleyes. «Ese momento fue increíble. Llegamos al Ayuntamiento y fue una explosión de júbilo. La gente asomada a los balcones, todo el mundo implicado con cánticos… La verdad que todo fue muy bién, aunque no esperábamos menos con todo lo que sufrimos para conseguirlo», comenta entre risas.

Al final, todo el esfuerzo mereció la pena, y el Lealtad se ganó por derecho propio su primera participación en Segunda RFEF, siendo el primer conjunto asturiano que logra el ascenso por esta vía desde la reestructuración de las categorías. Una temporada que difícilmente se podrá repetir en cuanto a proeza y heroicidad, y que ya tiene una página de oro en los libros de historia del fútbol asturiano.