Borrar

Derbi Oviedo - Sporting: dos aspirantes entre algodones en el derbi asturiano

Los dos equipos asturianos llegan al derbi con urgencias y con sus entrenadores cuestionados | El Real Oviedo no ha logrado la consistencia que reclama su técnico | El Sporting, con Baraja cuestionado, está lejos de la versión que se esperaba

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

OVIEDO/GIJÓN.

Lunes, 12 de noviembre 2018, 03:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El derbi no es ningún chiste. Para muchos aficionados es el partido más esperado de la temporada. Un consuelo, piensa algún sector. Un subidón, sostienen otros. En todo caso, no se trata del principio ni el final. El curso pasado, sonrió el oviedismo que terminó el partido del Carlos Tartiere, partido correspondiente a la segunda vuelta liguera, frotándose las manos por la victoria y por los ocho puntos de ventaja que tenía al término del partido de rivalidad. Sin embargo, el partido marcó un punto de inflexión para el Sporting que encadenó después once partidos sin conocer la derrota, sumando nueve victorias y dos empates. Para los azules comenzó, por el contrario, una cuesta abajo.

En la presente temporada, los dos equipos llegan en una situación muy pareja aunque la percepción externa indique lo contrario. El Sporting arrastra una crisis de resultados y juego que han puesto a Rubén Baraja en el disparadero, siendo incluso ratificado por el club. El empate agónico ante el Málaga le da una vida más que pondrá en juego en el Tartiere. Lejos del ambicioso objetivo marcado por la entidad, ver a los rojiblancos más cerca del descenso que de la parte alta de Segunda es la gota que ha colmado la paciencia de los aficionados, que han transmitido en varias ocasiones su rechazo a la gestión del técnico, muy discutido por la grada, durante el último mes.

La presión que siente Juan Antonio Anquela es diferente. A pesar de que los resultados azules no han sido lo buenos que los aficionados esperaban, se cuestiona de otro modo al entrenador jienense, al menos públicamente. Es cierto que se ha generado cierta frustración por algunos resultados, sobre todo, el dubitativo arranque en el Tartiere o los últimos resultados a domicilio, cayendo en el Wanda, ante el Rayo Majadahonda, o el sábado, goleado en Riazor.

En este escenario, nos encontramos con dos equipos resquebrajados por los malos resultados que, sin embargo, han sido digeridos de forma diferente por sus seguidores. Mientras el sportinguismo no perdona al equipo su mala imagen, sobre todo, en los partidos lejos de El Molinón, la afición azul se muestra, por el momento, más comprensiva a la hora de hacer balance de la trayectoria del conjunto oviedista. Lo que es evidente a estas alturas es que los dos entrenadores están cuestionados. Es indiscutible que los planteamientos de partida de ambos clubes son diferentes. El Sporting nunca ha ocultado que su aspiración es pelear por uno de los puestos de arriba y así se ha preconizado desde antes del inicio de la temporada. El Real Oviedo, por el contrario, evita siempre que puede cualquier planteamiento sobre la palabra ascenso y ata en corto las ambiciones, al menos, públicamente.

En todo caso, ambos caminan muy despacio para llegar a una meta que, después de transcurrir trece jornadas, parece lejana a día de hoy. La experiencia aconseja ser prudente y recordar que ningún equipo consiguió el objetivo en la primera vuelta. Como bien recuerdan los técnicos de ambos conjuntos, Rubén Baraja y Juan Antonio Anquela, la Segunda División «es muy larga».

No obstante, conviene también recordar que los aficionados carecen de paciencia para esperar un cambio de rumbo que se antoja decisivo para seguir vivos en la competición y no conformarse con metas menores. Es evidente, de acuerdo al potencial que presentan tanto el Real Oviedo como el Sporting, que pelear por mantener la distancia con el descenso no es un logro para exhibir orgulloso.

Un Oviedo de muchas caras

No es Juan Antonio Anquela hombra de discursos contradictorios. Se confiesa en el plano técnico un hombre conservador, poco partidario de los cambios, tanto a la hora de hablar de futbolistas como de sistemas de juego. Así ha logrado labrar una prolífica carrera, reconocida por sus compañeros de banquillo, que valoran siempre la regularidad con la que ha dotado a sus equipos.

Sin embargo, esta temporada no acaba de encontrar la línea de continuidad que pretende para su grupo. El equipo empezó la Liga con dudas como local y explotó sus cualidades a domicilio. Una tendencia que cambió con el paso de las jornadas, con un Oviedo fiable en el Tartiere y con demasiadas dudas como visitante.

Repite mucho Anquela la palabra competir. Solo así, sostiene el preparador, considera posible que su equipo crezca y sueñe con grandes logros. El Real Oviedo, en cambio, ha tenido muchos altibajos y ha sido infiel a los planteamientos de un técnico, consciente de que ha habido algunos encuentros en los que sus discípulos estuvieron lejos de conseguir un resultado positivo.

Más grave, si cabe, es el caso del Sporting. El conjunto rojiblanco acumula ¡siete meses! sin conseguir un triunfo fuera de casa. Una cifra exagerada para un equipo que se presupone en un aspirante a lo máximo en la división de plata. Por el camino, los gijoneses se han dejado un ascenso -perdido en el 'play off' ante el Valladolid la pasada campaña- y parte de sus opciones en el curso presente. Está aún a tiempo pero para conseguirlo se demanda unas mejores prestaciones como visitante. No puede ser un equipo endeble, incapaz en más de una ocasión ni tan siquiera de generar peligro en el área rival. Pasó en varias ocasiones y eso derivo en la crítica de una afición, tan cansada de los malos resultados como de la imagen que proyecta un bloque, confeccionado con miras mucho más altas. Algunos futbolistas están lejos de su mejor versión. Es sintomático que ninguno de los fichajes realizados esta temporada, algunos después de un importante desembolso, no hayan mostrado su potencial, ni tan siquiera en pequeñas dosis. Surgen los nombres como Lod, Djurdjevic, Cofie o Blackman y con ellos las dudas sobre su rendimiento.

El derbi es el partido en el que confluyen dos estados de ánimo diferentes. La depresión de unos y el inconformismo de otros. Dos dinámicas similares con distintas lecturas. El partido de rivalidad puede poner el contador a cero y ambos clubes lo saben. Un encuentro que puede servir como rampa de despegue para aquel que salga victorioso o el último paso hacia el precipicio para el derrotado.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios