Arcelor califica de «desastre» el resultado de la subasta eléctrica y la patronal siderúrgica habla de «tragedia» para el sector

ArcelorMittal considera que el resultado de la subasta del servicio de interrumpilidad eléctrica ha sido «un desastre». Así lo han apuntado fuentes del gigante siderúrgico, cuyas plantas asturianas dan empleo a más de 5.000 personas. Arcelor se va de vacío de la subasta de interrumpibilidad. La multinacional siderúrgica no ha conseguido hacerse con ninguno de los paquetes por los que pujaba. Un revés que afecta las plantas integradas en el Clúster Asturias, donde se integran las factorías de Gijón y Avilés, así como las de Etxebarri (Vizcaya) y Lesaka (Navarra).

Por su parte, la patronal siderúrgica Unesid considera que el resultado de las subastas para el primer semestre de 2020, celebradas esta semana, es «una tragedia» para el sector y «condena» las inversiones y el empleo. A través de un comunicado, asegura que la «reducción brutal» de la retribución del servicio de interrumpibilidad causará «un enorme daño económico, aún mayor del esperado» a la industria siderúrgica. La patronal critica la reducción de la potencia subastada, del 60 %, y la desaparición de los bloques de mayor tamaño (40 megavatios).

Unesid ha vuelto a reclamar precios «predecibles» y «competitivos» para la energía eléctrica «en línea» con los vigentes en otros países europeos. Los fabricantes alertan de que, con la actual diferencia de precios respecto a sus competidores, «el sector y sus empleos no podrán sobrevivir a largo plazo».

Según Unesid, el resultado de las subastas no solo perjudica al sector siderúrgico sino también a la sostenibilidad del sistema eléctrico porque, con el aumento de la generación de origen renovable, son necesarios mecanismos de respaldo para garantizar el suministro. Sin interrumpibilidad, subraya la patronal, «el único respaldo viene de fuentes de generación emisoras de CO2»

La gran industria ya esperaba un importante recorte en la subasta que se está celebrando desde el martes, pero no tan enorme como los resultados que empiezan a trascender y que apuntan a un descenso del 95% en la remuneración con respecto a la de este 2019, que a su vez no llega ni a la mitad de lo que se pagaba en 2017.

La convocatoria ya supuso un serio varapalo para las compañías electrointensivas que suelen suministrar este servicio y que auguraban una reducción importante de la retribución que reciben por él. La subasta para el primer semestre de 2020 partía con solo 1.000 MW en liza, frente a los 2.340 de la anterior, una reducción de casi el 60% con la que calculaban que la retribución pudiera caer por debajo de los 50 millones de euros. Sin embargo, los primeros resultados son muy inferiores.