Estas son las mejores croquetas de Asturias

Elegir es renunciar. Por eso, distinguir las mejores croquetas de Asturias resulta sumo complicado. Seleccionar a unas implica desterrar del Olimpo a las demás, muchas de ellas merecedoras de aplauso. Imposible lograr unanimidad en una tierra en el que los bocados crujientes colmados de bechamel son delicada especialidad que eleva barras y mesas.

A pesar de ello, y porque somos valientes, nos aventuramos con una selección de altura -que nos deja un regusto amargo pues excluye algunas de nuestras predilectas; un 'top ten' se nos queda corto- para festejar una fecha marcada en rojo en el calendario. El día 16 de enero se celebró el Día Internacional de la Croqueta y, para ti, es esta selección de templos 'croqueteros'. Quizás no estén todos los que son pero te garantizamos que son todos los que están.

En la última edición de Madrid Fusión, el portavoz del jurado del Campeonato a la Mejor Croqueta de Jamón confesó que, de entre las siete propuestas finalistas, dos habían sido las favoritas. Cualquiera de las dos, reconoció, podría ser ganadora. El gato al agua se lo llevó finalmente Juan Monteagudo, de Ababol, pero la de Natalia Menéndez, de Casa Chuchu (Turón, Mieres) tiene el mérito de ser la segunda mejor croqueta del país. La elabora con leche de las vacas de su padre y mantequilla artesana de Cudillero. Predomina el sabor láctico sobre el jamón.

También Ramona Menendez, de Casa Belarmino (Manzaneda, Gozón), se quedó a las mieles de la gloria. Alcanzó la final del certamen nacional y de nuevo su croqueta fue la segunda mejor posicionada. Si borda las de jamón, las de compango y, sobre todo, las de callos, son un auténtico espectáculo.

Cremosa, crujiente, sutil… No sobran los adjetivos para definir la espléndida croqueta que elabora Javier Farpón. El cocinero recogió el testigo de El Asador de Abel (Argüelles, Siero) y allí cocina ahora los crujientes bocados que hasta hace poco sorprendían en Mamorana (Lena). Fue finalista, también, en Madrid Fusión.

La fama de los arroces riosellanos de Bruno Lombán trasciende las fronteras del Principado. Protagonizan su oferta culinaria pero dejan espacio para otras especialidades, entre ellas unas sublimes croquetas de pitu de caleya. Finalista en el campeonato nacional en 2016 con una versión de jamón.

Diego Fernández fue es el único asturiano que ha ocupado el trono de las croquetas. Consiguióla corona en la primera edición del certamen y su casa en Tox (Navia) se convirtió en centro de peregrinaje. Con dos soles Repsol, su chispeante cocina goza de una evidente influencia asiática. La magia de sus croquetas discurre ajena a los influjos orientales del grueso de la carta y su menú degustación.

Esther y Nacho Manzano (tres estrellas Michelín) alumbran en su múltiples restaurantes - La Salgar, Gloria, Natura, NM…- unas de las mejores croquetas del país pero su aportación al universo croquetil es aún mayor. Han creado escuela. Los cocineros que se han formado con ellos son legión y de sus fogones salen ahora versiones sublimes. El milagro de los panes y los peces en versión asturiana. Entre sus discípulos, Ricardo Sotres (El Retiro de Pancar, en Llanes, una estrella Michelin), Diego Fernández, Javier Farpón, Julio Antonio Menéndez...

Un prodigio de equilibrio, técnica y precisión. Cremosa y ligera, crujiente y de rebozado fino y delicado. El clásico que desde hace años da la bienvenida, junto al bombón de Cabrales, a los visitantes de este restaurante con estrella Michelin de Arriondas se ha renovado, sustituyendo el jamón por salchichón ibérico 5J. Todo ello obra de Jose Antonio Campoviejo.

Sobre el Valle del Candín, Raíz 15 pone el alcance del comensal la belleza de un paisaje de bosques densos salteados por caseríos que trepan las laderas de Peña Mayor y sus estribaciones enfrentados a vestigios de la actividad minera conquistados por la naturaleza. En ese paraje, en lo que parece una sencilla casa de comidas, se sirve la croqueta perfecta. La elabora un discípulo de Nacho Manzano, Julio Antonio Menéndez, que también sirve unos tortos de restallu y un arroz con pitu de diez.

Si las has probado, seguro que el recuerdo permanece intacto en tu memoria. La potencia de sabor, la delicadeza de la bechamel ligera, el equilibrio y los contrastes… Las cremosísimas croquetas de picadillo, elaboradas con un bechamel ligera y envueltas un rebozado crujiente, acompañan al cocinero ovetense desde su etapa en Naguar.

Formado en la escuela de Hostelería de Llanes y, sobre todo, en los fogones de El Corral del Indianu, con el cocinero José Antonio Campoviejo, Pedro Noriega, cocinero y propietario del Castru El Gaitero, en Llanes, borda dos elaboraciones clásicas, la ensaladilla rusa -fue designada la mejor del país en 2022- y la croqueta, súper cremosa.

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