Restaurante L' Angleiru
Junto al pitu, la vaca o el cabritu, ahora nos dan cocodrilo, cebra, avestruz o canguro. La aldea surge más global que nunca
No hace mucho, cuando la pindia carretera del Angliru comenzaba a cubrirse con hojas y castañas y el alto espinazo del Monsacro mostraba neveros tempranos, el Restaurante L'Angleiru se nos reveló como parada, fonda, refugio peregrino, cocina virtuosa y rincón propicio para recuperar confianzas tras conquistar la cima a golpe de pedal.
Restaurante L' Angleiru
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Dirección: Carretera Vegas de San Esteban de Morcín, Km 1. Morcín.
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Teléfono: 985 78 30 96.
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Propietarios y gerentes: Liliana Gómez y David Martín.
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Fogones y parrilla: Germán Hernández y Rodrigo Carrasco.
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Web: www.angleiru.com
Ahora, Liliana y David, responsables de convertir las ruinas precedentes en este edificio moderno y complejo sin dejarse desanimar por los familiares y amigos de Argame (poco convencidos de las posibilidades de un lugar que rodean bosques, barrancos y soledades) idearon, planearon, obraron y triunfaron. ¿Motivos? Variados. Por ejemplo las setas cuando tocan, que el padre de Liliana fue un adelantado en enseñarnos sus suculencias en el restaurante propio. Y también los potes, el vacuno, el lechazo, el cochinillo, el bacalao o la merluza. Y yendo todo, nunca mejor dicho, a pedir de boca, los anfitriones, emprendedores de oficio, acaban de abrir un nuevo proyecto que se integra, de manera completamente independiente en la casa madre, un dentro y aparte poseedor de otra puerta, otra sala, otro ambiente y otras sugerencias. ¿Su nombre? Congo, exótico y misterioso, evocador de Tarzán, 'Las minas del rey Salomón', 'El corazón de las tinieblas' o el infame Leopoldo II. Por portero, un gorila que impone y exige foto; por lírica, bellezas africanas; por fondo, rayas de cebra, y por asiento, mesas separadas donde celebrar acuerdos mercantiles o románticos.
Osobuco de avestruz con su compango
Ingredientes: 1 kg. de osobuco de avestruz, 1 kg. de cebolla, 4 dientes de ajo, 250 gr. de pimiento rojo, 250 gr. de pimiento verde, 150 gr. de zanahoria, ½ litro de vino tinto, 3 litros de fondo de ternera, 1 rama de tomillo y romero, 2 hojas de laurel. Para el puré: 1 kilo de boniato, 100 gramos de mantequilla, pimienta, canela, sal. Para el ragout: 50 gramos de mantequilla, 300 gramos de chalotas, 2 manzanas reinetas, 2 ramas de tomillo, 300 ml. de fondo de carne.
1. Maceramos doce horas el osobuco con el vino, el tomillo, el romero y el laurel. 2. Salpimentamos y enharinamos la carne por ambos lados, y marcamos en una cazuela grande con el oliva bien caliente. 3. Ya sellados van a un plato. 4. En la cazuela, aprovechando aceite y jugos, hacemos el sofrito de verduras: cortamos los ajos por la mitad, los doramos, y añadimos el resto de vegetales en cuadrados;que sofría un cuarto de hora a fuego medio. 5. Hecho el pochado, añadimos el vino tinto y que reduzca. 6. Añadimos entonces el fondo de ternera y el osobuco a fuego lento alrededor de cuatro horas (estará listo cuando la carne se separe fácilmente del hueso). 7. Retiramos la carne, colamos el caldo y reducimos hasta obtener una salsa bien potente de sabor y color donde dejamos el osobuco cinco minutos a fuego lento. Reservamos. 8. Sazonamos el boniato con sal, pimienta y una pizca de canela antes de envolverlo en papel aluminio. 9. Lo asamos al horno durante cuarenta min. a 180º antes de triturarlo con mantequilla y rectificar de sal. Reservamos. 10. Para el ragout pochamos suave la chalota en juliana con la mantequilla siete minutos. 11 Añadimos las manzanas peladas y cortadas en gajos:que pochen otros siete minutos. 12. Añadimos el tomillo y el fondo, que reduzca hasta obtener un guiso muy meloso. Presentación: Emplatamos con proporción y armonía.
Y en cuanto a las sugerencias congoleñas, atrévase a degustar y disfrutar –y aquí viene la personalidad única y diferenciada que Liliana y David han buscado– salpicón de cocodrilo, tartar de buey, gyoza de avestruz, croquetas de canguro, panipuri de cebra y toda carne inusual pero gourmet traida de granjas y comercio estrictamente controlados.
Así que podemos degustar las sabanas dominadas por las nieves del Kilimanjaro desde el valle dominado por las nieves del Monsacro… ¡Qué tiempos!