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También se practica La Caridad visitándola. Centro discreto y armonioso de las magias costeras occidentales, elegirla fin de etapa jacobea y proveedora de sustento es decisión acertada: hasta el nombre invita.
Además el Pozo de Güelita, además de pozo y varias güelinas, tiene historia. Empecemos por el pozo. ¿Qué asturiano canoso no recuerda lo atractivo que era asomarse al brocal y averiguar, piedra mediante, la profundidad por la distancia del ruido y el rielado de las ondas? Aquí sigue el nominativo, a un lado de la barra, y su principal utilidad durante muchos años fue refrescar los blancos y rosados gallegos y leoneses ( y algún que otro asturiano sidra incluida) que la raya occidental produce y consume. La idea fue de su primer propietario, Ismael Menéndez 'Melo', que adquirió el local tras dejar por accidente el astillero de Navia. Con su esposa Mari Cruz Moreira logró, pintas, chatos y botellinas acompañadas de tapas caseras y ricas (además de un vermú solera propio) popularidad y fama. Después, transcurridos los años y llegada la jubilación, lo tomaron Laureano y Pelayo, padre e hijo y avilesinos inquietos, que con Daniel Docampo por socio poseen supermercados: «El distribuir a restaurantes nos hizo apetecer dirigirlos también», explica Pelayo.
Dirección: Calle Pelayo, 6 - La Caridad
Teléfono: 984 51 40 05
Gerentes: Pelayo y Laureano José Rodríguez.
Encargada: Isabel Armada.
Ayudantes: Marta Cortizo y Nina da Silva.
Acristalado, profundo, con amplio patio posterior reconvertido en fresca terraza, usa unas carnes de rubia gallega madurada que, tras su corte preciso, debemos hacerlas sobre la piedra o estufa acompañante apenas vuelta y vuelta de lo tiernas que se las ve. Y una hamburguesa de este mismo vacuno acreditado llamada Doble Smash Burger que ya quisieran lograrla los de Chicago, Florida o Kentucky. Y (redoble) el Mejor Cachopo de Asturias 2023, condecoración principal. Y en destaque vayan las largas brochetas de pulpo con pimientinos, cebollas y otras gracias, el arroz con calamares en su tinta, las sardinas fritas de siempre, el mero en salsa, el salpicón de pescado, el picadillo, los platos de cuchara esenciales de la asturianidad y otras especialidades que Ana María Gudín, cocinera recientemente jubilada, preparó con nota e incorporó a la carta.
Pequeña, cuidada, acogedora, armoniosa de galería y corredores, quien busque espiritualmente La Caridad, que empieza por uno mismo, váyase a El Franco, y quien busque La Paz, la encontrará en Bolivia.
Para 4 comensales: 1. Descongelado el pulpo, ponemos una pota llena de agua al fuego. 2. En cuanto comience a hervir agregamos la cebolla entera, pero pelada y, seguidamente, hundimos y sacamos al pulpo tres veces (los tres sustos) entre reanudaciones de cocción. 3. La última lo dejamos semicubierto por el agua hirviente sobre tres cuartos de hora. 4. Apartamos la pota y le dejamos un leve descanso mientras preparamos la tabla y el cuchillo de cortar. 5. Cortado en sus típicas rodajas, las espolvoreamos con sal gruesa, pimentón picante y dulce, y el AOVE según gusto. 6. Colocamos los trozos en una brocheta amplia alternando las rodajas con trozos de este queso. 7. Damos a las brochetas un golpe de plancha que aporte crujiente. 8. Y a saborearlo.
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