«Me gusta el look de Albert Rivera y me gusta él»

La reina de corazones abrió ayer las puertas de su glamourosa casa de Puerta del Hierro al programa de la Cadena Ser Hoy por hoy, en el que alentada por el anonimato de estar en las ondas se le escapó algún que otro secretillo de alcoba con Mario Vargas Llosa y alguna confesión de lo más inconfesable, como sus inclinaciones políticas. Y es que a menos de diez días para las elecciones generales y con la irrupción de los nuevos partidos, Isabel Preysler entre el coleta y el naranjito lo tiene claro: «Me quedo con Albert Rivera, sin duda. Me gusta el look y me gusta él. Va más conmigo que Pablo Iglesias. Aunque estamos muy cerca y cada vez que leo o escucho algo cambio de voto. Mario también me ha dicho que no lo tiene claro»», se sinceró.

La que pusiera la sonrisa a los bombones Ferrero Rocher también hablo de la presión mediática que ha generado su relación con el Nobel, para el que solo tuvo buenas palabras. «El pobrecillo no está acostumbrado pero lo lleva divinamente», concedió. «Cuando empezamos, Mario decía que el revuelo iba a durar solo los seis primeros días y mira, ya llevamos seis meses y aún no se ha calmado», confesaba revelando el punto de inicio de l noviazgo.

En lo que no se ponen de acuerdo es en los horarios de dormir, lo que les ha dado algún que otro problemilla. «Miguel no era de acostarse pronto pero Mario sí (risas) y ahí estamos luchando para encontrar el punto medio». Y es que Isabel es una mujer nocturna: «Durante el día no tengo ni un minuto para mí. A partir de las doce todo el mundo se va a dormir y son mis horas: si quiero poner música la pongo y si quiero ver una película la veo...», explicó.

La filipina aprovechó también para pedir un poco de respeto a su vida personal, ya que como contó tiene la sensación de que le falta libertad. «Cuando hago una cosa de trabajo yo encantada de que me pregunten y lo que haga falta, pero cuando hago mi vida normal me gustar ser una persona normal de la calle, no me gusta llamar la atención», sentenció.