El accidente del 'Xaquín'
Tras perder las amarras, un vapor quedó inmovilizado, obstruyendo la entrada a los muelles de la zona de Fomento
La noticia llegó en forma de rumor, después del mediodía, a la redacción de EL COMERCIO: un vapor, se comentaba en la calle, había perdido ... las amarras en uno de los muelles locales, «quedando en situación peligrosa por la marejada reinante». No era este otro más que el vapor 'Xaquín', de la matrícula de Gijón, «que estaba atracado al muelle Oeste de Fomento, por donde había embarcado 630 toneladas de carbón para Pasajes, y a la consignación de don R. Rúa». El percance llegaba en el peor de los momentos, con la marejada arreciando en la costa y los buques surtos en el puerto reforzando sus amarras, «por orden de los prácticos», para no sucumbir a la fuerza del oleaje.
Al 'Xaquín' no le funcionó. A eso de las doce menos cuarto de la mañana, al buque «le falló uno de los cables de popa», y la tripulación intentó sustituirlo por otro, sin éxito. «Rápidamente fueron rompiendo las demás amarras, hasta quedar el buque al garete, atravesándose, por efecto del oleaje, cerca de la boca de Fomento, y yendo a embestir de proa contra el muelle Oeste, metiendo por la mura las uñas del ancla de estribor, que tenía apeada, abriéndose entonces una vía de agua, que fue la que provocó que el buque se hundiera de proa». Fue entonces cuando el barco chocó, de popa, con la Punta de los Conejos.
Propiedad «de los señores don Constantino Felgueroso, don Pedro Silva, don Tomás Botas de las Alas Pumariño y don Luis Fernández Recalde», el 'Xaquín' había sido construido en Astilleros Riera, «y botado al agua el 10 de octubre de 1919», comenzando a navegar el 21 de febrero de 1920. Fue su trayectoria, por tanto, de dos años, porque también en febrero fue cuando su más de media tonelada de tonelaje se quedó paralizada en las aguas del Cantábrico. «Según el parte formulado ante la Comandancia de Marina por el práctico», informó EL COMERCIO, «el 'Xaquín' se hallaba entonces en el fondo llano, para intentar en la pleamar de anoche llevarle la popa hacia el Sur, y avanzar en esa dirección todo lo más posible». Mientras tanto, la resaca seguía azotando su enorme cuerpo de metal.
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