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Los vecinos de Cabueñes están hartos de denunciar el calamitoso estado en el que se encuentra su emblemática fuente, lavadero y abrevadero de Isabel II ... , un conjunto etnográfico de gran valor, memoria colectiva de una forma de vida ya extinta, sin que sus quejas reciban «respuesta alguna» del Ayuntamiento. Se trata, arguyen, de un bien patrimonial de la ciudadanía. «Por esta razón resulta incomprensible la inacción e impasividad ante el vandalismo y el escaso mantenimiento y conservación de este magnífico lavadero. Es lamentable ver la fuente de Isabel II así de deteriorada», critica el presidente de la asociación Fontevilla, Carlos Velázquez, mostrando su impotencia al comprobar cómo se va dañando sin que nadie tome medidas. «De haberlo cogido a tiempo, lo que se podría haber solucionado con una mínima inversión ha pasado a requerir de una intervención integral más cuantiosa y compleja. No será porque no lo hemos advertido una y otra vez», añade.
«Hace unos 25 años, el Ayuntamiento invirtió una cantidad importante, reconstruyó el tejado, incorporando además una estructura de estupenda madera, y como ocurre tantas veces no ha sido revisada adecuandamente en una sola ocasión», detalla. En este sentido, Velázquez añade «esto parece un mal endémico, no se entiende que se gaste dinero público para después no realizar la correspondiente conservación».
Al vandalismo que incluyen no solo los centenares de grafitis sobre muros y paredes de la fuente Isabel II, sino también restos de botellones esparcidos por el suelo, como ilustra la imagen de este fin de semana, y el deterioro natural propio del lugar.
Según ha podido comprobar EL COMERCIO, sobre buena parte del tejado descansan las ramas de un robusto roble, del que se desprende de manera continua material orgánico, lo que acaba conformando una alfombra de humus que propicia el crecimiento de vegetación sobre las tejas. «Bastaría con una poda al año como se realiza en el resto de la ciudad bastaría», explica Velázquez.
La humedad y la sombra que el arroyo y los árboles ofrecen a la zona convirtiéndolo en un oasis en el que disfrutar los días más soleados, suponen a la vez el mayor enemigo para la conservación de la madera, por esta razón gran parte de la carpintería está carcomida al punto de que a través de ella se puede ver el cielo. «Una vez que se origina un agujero su tamaño aumenta rápidamente. Como no se pongan manos a la obra, la única solución será tirarlo abajo y levantarlo de nuevo». El conjunto de la fuente de Isabel II fue construido en 1867 a cargo del celebrado arquitecto Juan Miguel de la Guardia. Centro neurálgico de la comunidad hasta bien entrados los años 60, hoy supone una extraordinaria área recreativa equipada con mesas, bancos y parrillas en un enclave de gran riqueza vegetal, cuyas papeleras también son objetivo de los jabalís. «Son muy listos y han aprendido a volcar las papeleras para sacar su contenido dejando el suelo lleno de basura».
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