Dibujantes de premio
Israel Álvarez e Igor Medio fueron galardonados con el premio El Llapiceru, organizado por Conceyu Bable
Ocho años de premios, ocho años de excelencia. Desde que Conceyu Bable creara, en el año 1989, el Concurso de Cómics El Llapiceru, la calidad ... de las obras había ido 'in crescendo'. Así lo afirmaba, hace cinco lustros, Lluis Antón González, presidente de la entidad organizadora. «Los dibujantes que se presentan están cada vez más preparados. Hay mucha gente que ha estudiado diseño o Bellas Artes». A la vista está, ya que aún hoy resuenan los nombres de los galardonados de aquella edición. En 1997 resultó vencedor Israel Álvarez, gijonés, con su obra 'Roxo', que «narra la historia de un hombre que en realidad es un cocodrilo (... ) y que está marcado por un destino rojo».
«Otro de los dibujantes premiados», contó EL COMERCIO, «es Igor Medio Tuya, que logró con 'Little memo: los brutales escanciadores', un accésit en este concurso». Ecos tristes resuenan hoy, a 25 años de la efeméride, alrededor del nombre de Igor Medio, muerto en accidente junto a Carlos Redondo, otro de los componentes del grupo Felpeyu, poco menos de una década después. Igor Medio contaba tan solo con 25 años cuando consiguió el accésit de 'El Llapiceru' y era uno de aquellos licenciados de Bellas Artes que contribuían a engrandecer el concurso según las palabras de González.
Hubo más: el primer premio, dotado con 100.000 pesetas, se acompañaba de dos accésits. El ganado por Medio, de 40.000 pesetas, y un segundo, de 35.000, recaído en Jorge Luis Ortis Suárez, «que presentó al concurso la obra 'Bromes tv'» pero no pudo estar presente en el acto de entrega. «Más de una veintena de trabajos se presentaron a este concurso que se creó en 1989», explicamos con motivo de aquella, su octava edición. De forma previa, un año antes, se había comenzado a editar la revista 'El Llapiceru'. «Esta publicación dedicada al cómic asturiano tiene un carácter semestral y una tirada de mil ejemplares». Una de esas iniciativas que dejaron marcada (con tinta indeleble más que con el carboncillo de un llapiceru) la cultura de aquel Gijón finisecular de la que aún nos sigue quedando, a pesar de las ausencias, tanto.
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