Benjamín G. Rosado: «Cuando mi mujer lo leyó me dijo: acabas de escribir un 'principito' pero para adultos»
«En esta obra la causalidad impone su ley, a veces al filo de lo inverosímil, pero sin dejar de resultar creíble en ningún momento»
Benajamín G. Rosado (Ávila, 1985) es especialista en música clásica y ha sido colaborador de distintos medios culturales, actualmente de La Lectura y de El ... Mundo. Acaba de sacar su primera novela 'El vuelo del hombre' con la que ha logrado el Premio Biblioteca Breve 2025 y asimismo un gran éxito, al igual que el protagonista de su obra. Hoy estará en la feria del libro de Gijón a las doce y media en la carpa Atalaya.
–¿Cómo y por qué nació la idea de 'El vuelo del hombre'?
–Leí la noticia en un periódico sobre un grupo de científicos de la Universidad de Oxford que había conseguido aislar un gen y demostrado su implicación en el canto de los pájaros y el lenguaje primitivo de los primeros humanos. Entonces trabajaba en una redacción, así que me di un año sabático para ordenar las ideas. Escribí el libro en el transcurso de un largo viaje.
–El título incide en uno de los mayores sueños del hombre: volar.
–El gen del lenguaje hizo prender la chispa de una novela que, sin meterse en cuestiones técnicas, recurre a esa hipótesis científica, la del lenguaje como robo evolutivo, para contar dos grandes historias de amor en las que la escritura se asimila con el vuelo. Todo el libro es una variación sobre un mismo tema: volar, elevarse, escapar de este mundo.
–Esta es una novela que se divide en dos. ¿Puede desvelar esta idea?
–En la primera parte del libro, el protagonista, Diego Marín escribe un libro, 'Ciudad café' cuyo enorme éxito le obliga a refugiarse en Nueva York. Allí, sin embargo, no consigue escribir una sola página de la segunda novela que todo el mundo espera. Entonces, diez años después de la publicación de su ópera prima, recibe una llamada de su antiguo editor que le pone sobre la pista de un accidente extraordinario que reproduce fielmente el final de su famosa novela. A partir de ahí, el libro es otro.
–Esta es su primera novela. A pesar de ello, ha logrado conseguir el premio Biblioteca Breve 2025. ¿Se esperaba lograr tal galardón?
–No entraba en mis planes ganar un premio, mucho menos el Biblioteca Breve y como debutante. Todo lo que puedo decir es que he visto cumplido mi sueño. Me siento orgulloso y agradecido por este reconocimiento, pero también algo abrumado e, incluso, intimidado por todo lo sucedido.
–Destino o azar, la novela cuenta la historia de un escritor que gana un importante premio literario. ¿Estaba manifestándolo?
–Más que una manifestación en forma de deseo fue una especie de anticipación al fracaso. Pensaba que mi libro, si es que llegaba a publicarse algún día, no tendría la más mínima repercusión. Así que me concedí un puñado de páginas para imaginar cómo sería ganar un gran premio con una primera novela. El feliz paralelismo que luego se produciría escapaba, por supuesto, a mi control.
–Las casualidades también están muy presentes en este libro. ¿Qué papel tienen?
–Más que la intriga o el suspense con que operan ciertos géneros literarios, la obra avanza a buen ritmo como una novela de aventuras que recurre a la curiosidad como motor narrativo por medio de una construcción en malla, de historias dentro de historias, donde, como dices, la causalidad impone su ley, a veces al filo de lo inverosímil, pero sin dejar de resultar creíble en ningún momento. Al menos ese ha sido mi mayor empeño.
–¿Cómo definiría la obra?
–Cuando acabé de escribir la obra pensé que el género al que mejor se adscribía era la novela bizantina de aventuras, con su protagonista superando una serie de pruebas hasta alcanzar el amor ideal. Y aquello me desconcertó un poco. Sin embargo, cuando terminó de leerla mi mujer, me dijo: ¿eres consciente de que has escrito un 'principito' para adultos? Creo que es una excelente definición.
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