La iglesia de San Lorenzo de Gijón celebra los 1.800 años del mártir
Los actos dan comienzo el martes 31 con una eucaristía en la que se recibe la reliquia del santo. Esta es la historia que lo vincula a Gijón
La parroquia de San Lorenzo de Gijón cierra 2024 con 'la apertura' del aniversario del nacimiento hace 1.800 años –el 6 de diciembre ... de 225 (d. de C.) en la ciudad de Huesca, en plena Hispania, bajo el dominio romano del emperador Valerio– del entonces llamado Laurentius, hijo de Orencio y Paciencia de Huesca. Tras ejercer de diácono católico en Roma, Laurentius fue quemado en una parrilla por su dedicación a los pobres y negar la entrega de los tesoros de la Iglesia a los romanos, un 10 de agosto del año 258 con solo 32 años.
Con la serie de actos tanto religiosos como culturales e históricos que la parroquia de San Lorenzo le dedicará en 2025 –empiezan el día 31 con una eucaristía– no faltará la omnipresencia del joven mártir en la historia de Gijón, algo que viene de tiempos inmemoriales –ya saben aquello de que «al Sol le llaman Lorenzo y a la Luna Catalina»–. Es precisamente el Cabo de San Lorenzo por donde nos sale el sol nuestro de cada día, y la tradición llegada a nuestros días nos dejó la historia de la primera ermita que los pescadores le construyeron a un ermitaño que habitaba un lugar llamado 'La Tortugona'.
Actos previstos
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Apertura Eucaristía con recepción de la reliquia el día 31 a las 11 horas.
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Peregrinación a Roma Del 28 de febrero al 4 de marzo.
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Tres charlas Marzo, agosto y diciembre.
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Concurso Pinta a San Lorenzo y exposición Premios el 25 de mayo. Exhibe en julio.
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'Lorenzo, la ardiente caridad' Libro. 9 de agosto.
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Fiesta de San Lorenzo 10 de agosto. Eucaristía y canto.
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Peregrinación a Huesca 10, 11 y 12 de octubre.
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Clausura 31 diciembre.
Con posterioridad se construiría una nueva capilla costeada por Petronila Menéndez Extenaga-Valdés y bendecida por el obispo de Oviedo, Benito Sanz Fores (1868/1881). Pasaría a la historia como San Lorenzo de Mar, celebrando su fiesta el tan señalado 10 de agosto de cada año.
No obstante, cuando lo que ahora es la playa de San Lorenzo todavía conservaba el nombre de Arenal de San Pedro, en el siglo XVII, por iniciativa de Lucrecia Argüelles, Señora de Celles, y con el apoyo de su esposo Gonzalo García Jove, se construye anexa a la Torre de dicha familia, en lo que ahora es el inicio de la calle Cabrales, una capilla con sillares de arenisca, en cuya portada un arco de media punta la acredita con una inscripción de 1668, también dedicada a San Lorenzo, que pronto fue 'bautizada' como la capilla de San Lorenzo de Tierra para distinguirla de la anterior ya existente de 'San Lorenzo de Mar', no obstante estar la de los García Jove, prácticamente incrustada sobre el arenal que pasó a llamarse de San Lorenzo, y bañada por la mar en multitud de ocasiones.
Religioso, social y cultural
Si nos introducimos en la historia de la villa y puerto de Gijón, salta a la vista que la capilla de San Lorenzo de Tierra, dado su ubicación en lo que antaño era de lo más céntrico de la villa, tuvo notable relevancia tanto en el aspecto religioso como en lo social y cultural con actos y efemérides familiares del más variado tipo. Por el historiador Rufino Álvarez Meana, que fue colaborador de EL COMERCIO, sabemos que hace siglos albergó la institución llamada 'La Escuela de Cristo' y en el siglo XVIII defendían el dogma de la Inmaculada Concepción proclamado por el Papa Pío IX en 1854. Llegado el 10 de agosto de 1954, el canónigo magistral de Oviedo, Francisco Aguirre, celebraba la última misa en esta capilla ayudado por el coadjutor de San José, José María Rivera.
Y llegamos a mediados del siglo XIX cuando el Arenal de San Lorenzo todavía era casi tan grande que el resto de Gijón, con sus balnearios, muro de paseo y la urbanización que iba poblando lo que ahora conocemos como el barrio de La Arena, plaza de San Miguel, Los Campos, etcétera y la población demandaba más servicios religiosos, por lo que se hace una división de la villa para delimitar la influencia de otras dos parroquias que llevarían los nombres de San José y San Lorenzo, esta ultima por razones obvias de situarse en la zona oriental de una ciudad en plena eclosión industrial y urbana.
Nada más lejos que intentar relatar aquí la historia de la iglesia de San Lorenzo, tan bien escrita por el historiador Agustín Guzmán, pero sí dejar constancia de que tras nada fáciles negociaciones con el obispado de Oviedo, llegado 1894 la Corporación municipal acuerda la concesión de los terrenos que ocupan las cuadras y otras dependencias municipales para la construcción del templo de San Lorenzo, aunque un año antes por haber autorizado el obispo, Fray Ramón Martínez Vigil, la creación de ambas parroquias, con fecha 1 de noviembre de 1893, las cuatro campanas de San Pedro redoblaban anunciando la buena nueva. Los primeros servicios de San Lorenzo se celebraron en la capilla de Nuestra Señora de Begoña, hasta la inauguración del nuevo templo, obra del arquitecto Luis Bellido, que fue consagrado el 9 de agosto para inaugurarse oficialmente el día siguiente de 1901, también festividad de San Lorenzo.
Son notorios los percances de la Guerra Civil que sufrieron el templo y la capilla, esta última incluso fue destruida por temporales y maniobras militares con cañonazos desde el Cabo de San Lorenzo, por lo que estamos ante la cuarta capilla, que llegado otro 10 de agosto un regalo de nueva imagen de la Virgen, pasó a llamarse la capilla e imagen de la Virgen de La Providencia, ahora lugar de peregrinación muy gijonesa, donde no faltan fieles casi a diario y muchos sportinguistas, que cada año acuden a pedir con fe inquebrantable el ascenso.
Una joya y una playa
No sería justo concluir sin dejar constancia de la reconstrucción y mantenimiento de las dos capillas de 'Tierra y Mar' y del templo, donde sobresale el filántropo Dionisio Cifuentes con notable aporte económico y de imágenes. El Rotary Club ha sido un pilar en la rehabilitación de la capilla, ahora en el colegio de San Lorenzo. Mas quizá nada más relevante que 'la joya' de esta ciudad que no es otra que la playa, sigue conservando el nombre de San Lorenzo, algo que debería tenerse presente en la celebración del 1.800 aniversario del nacimiento de Laurentius diácono y mártir.
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