El informe del Rey Pelayo revela que hay que demoler todo el forjado de la planta baja
Presenta una importante humedad, que fue la causante del deterioro, además de balsas de agua y restos de aguas fecales bajo los aseos
EUGENIA GARCÍA / IVÁN VILLAR
GIJÓN.
Sábado, 21 de enero 2023, 00:32
Humedades, balsas de agua y restos de aguas fecales formaron el «ambiente agresivo» propicio para que el forjado sanitario del colegio Rey Pelayo se ... viniera abajo. Al acceder al mismo, los técnicos encontraron viguetas rotas y con corrosión, armaduras oxidadas y con pérdida de sección, viguetas con el hormigón desprendido y lesiones similares no solo en el aula de Infantil afectada sino en toda la estructura de la planta baja.
La «gravedad del deterioro en el forjado pretensado» en varios tramos que muestran viguetas rotas y armaduras oxidadas y las «múltiples lesiones de corrosión de armaduras en vigas y pilares de hormigón armado» indican que «el fenómeno de corrosión se encuentra presente en la totalidad de la estructura de la planta baja, aunque en los forjados no muestre en todos los casos síntomas evidentes de su presencia». Por todo ello, los especialistas creen que la estructura que sustenta el edificio construido en 1968 no presenta «las mínimas garantías de seguridad» y que pueden producirse nuevos colapsos. Para garantizar la seguridad, concluyen, es imperioso «proceder bien al refuerzo o demolición completa de todos los forjados de la planta baja del inmueble», así como a reparar todas las vigas y pilares que presenten lesiones.
La humedad fue la causante del deterioro de los materiales que provocó el colapso espontáneo del forjado. Así se desprende del informe preliminar elaborado por la empresa Cadesa, al que ha tenido acceso EL COMERCIO. Según los técnicos, «el origen del colapso se debe a la rotura de las armaduras de varias viguetas por efecto de la corrosión, que tiene una de sus principales causas en la importante humedad existente en la cámara sanitaria a lo largo de muchos años al carecer de ventilación».
La ruptura fue «repentina, sin síntomas» ni aviso previo, por lo que se podrían producir nuevos colapsos
Gotas de agua
Tal era la humedad que incluso había gotas de agua en la cara inferior del forjado. «Una vez iniciado, el proceso de oxidación avanza poco a poco, produciendo con el paso del tiempo una degradación cada vez mayor de las armaduras de acero», a lo que tampoco ayudó su escaso diámetro, de 3 milímetros. Al reducirse su sección a causa de la oxidación, las armaduras se rompieron, provocando el colapso. Se produjo de forma «repentina», lo que denominan «rotura frágil», sin que previamente hubiera un aviso en forma de «síntomas o manifestación de lesiones fácilmente perceptibles».
Entre los restos del derrumbe, observaron múltiples armaduras de hierro con «bastante oxidación» y alguna de ellas «con una importante pérdida de sección». Varias de las cabezas de las viguetas, sobre todo en la zona de las ventanas, presentaban la rotura de todas o varias de sus armaduras tras esa pérdida de sección por oxidación. Incluso encontraron fragmentos sueltos de armaduras entre los escombros. Cabe destacar que en la zona del derrumbe tampoco había estructuras que ayudaran a distribuir la carga de forma más uniforme, como armaduras de reparto o en negativo.
Durante la inspección realizada al resto de forjados de la planta baja, los expertos comprobaron que había otras dos zonas de aulas contiguas a la que sufrió el derrumbe con viguetas rotas. En la zona de aulas próxima al patio, uno de los nervios del forjado está totalmente desprendido y en uno de los extremos de la vigueta «la totalidad de las armaduras han quedado seccionadas». Hay armaduras rotas y oxidadas que directamente cuelgan del forjado. La zona central bajo los aseos presenta «grandes balsas de agua por rotura de las tuberías de agua o calefacción, así como restos de aguas fecales por fugas o desbordamiento de las tuberías o arquetas» que ocasionan importantes manchas de oxidación a la estructura y uno de los pilares presenta degradación superficial como consecuencia de las filtraciones de aguas fecales de una arqueta.
Por otro lado, el Ayuntamiento dio ayer a conocer en la Comisión de Obras Públicas el informe de la inspección hecha en 2020 al Rey Pelayo y los informes realizados entre septiembre y octubre de 2022 a otros siete colegios: el Alfonso Camín, el Cabueñes, el Pumarín, el Federico García Lorca, el Honesto Batalón, el Miguel de Cervantes y el Pinzales. Todos ellos presentan deficiencias, principalmente en sus fachadas y ocasionadas por la humedad, y algunos tienen grietas, aunque solo se efectuaron catas en el Rey Pelayo, donde se concluyó que las lesiones detectadas «no se relacionan con un inadecuado comportamiento estructural a nivel de seguridad, sino solo de deformabilidad».
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