La nueva campaña de excavaciones en la Campa Torres busca cerrar el «guion cronológico» del yacimiento

El 'Proyecto Campa' continua. Desde ayer se trabaja en una nueva campaña de excavaciones en el yacimiento arqueológico, en concreto en la zona de La Llanada, con el objetivo de arrojar más luz sobre la secuencia histórica de este enclave y poder completar así el «guion cronológico» de un asentamiento que se remonta a los siglos III o IV antes de Cristo. «Nos interesa conocer la naturaleza de cada una de esas fases y ver cómo se plasma en el espacio», explica Rubén Montes, arqueólogo de la Fundación Municipal de Cultura.

A primera hora de la mañana, pertrechados con picos, palas, cepillos y cestos desembarcaban en la Campa Torres la quincena de alumnos y alumnas del grado de Historia de la Universidad de Oviedo que tutela el profesor del área de Prehistoria Fernando Rodríguez del Cueto; tres operarios del Ayuntamiento de Gijón; personal especializado del Instituto de Historia del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y voluntariado reclutado gracias al marco de colaboración establecido con la Asociación de Amigos de los Museos Arqueológicos de Gijón. Sobre el terreno, el trabajo de campo lo coordina el arqueólogo Orlando Morán con la supervisión de la directora de los museos arqueológicos de Gijón, Paloma García.

Por delante, dos semanas para llevar a cabo una excavación que se pretende que complete a la realizada el verano pasado. Aquella, la primera tras más de dos décadas sin actuaciones de este calado en la Campa Torres, tenía un fin más práctico que científico: instalar un sistema de drenaje que permitiera acabar con las inundaciones que se producían en La Llanada. Se abrieron zanjas de apenas dos metros de ancho para instalar las tuberías y la retirada de la tierra sacó entonces a la luz tesoros arqueológicos como un horno no metalúrgico de la Edad de Hierro –la estructura más antigua de toda la Campa– y cuatro pozos de época romana. Eso y multitud de fragmentos de cerámica 'terra sigillata' que están siendo objeto de estudio en laboratorio.

Es en un área adyacente, de unos sesenta metros cuadrados de superficie rectangular, donde se va a trabajar estos quince días, justo al lado de los restos de dos cabañas de planta circular, una estructura rectangular que se descubrió parcialmente el verano pasado y lo que parece ser la base de un vallado que protegería estas construcciones.

Rubén Montes se refiere a esa pequeña porción de terreno en la que se llevará a cabo esta nueva campaña arqueológica como una «zona caliente» en la que «sabemos que puede haber restos». La prospección geofísica que se llevó a cabo el verano pasado así lo apunta.

Y probablemente no haya que esperar mucho para que empiecen a salir los primeros vestigios. En concreto, los suelos de esas estructuras, que suelen encontrarse en estadíos «muy superficiales».

Con los materiales que vayan apareciendo a lo largo de esta nueva campaña y con su estudio y análisis posterior en el laboratorio se tratará de dar respuesta a «los nuevos interrogantes» que surgieron tras la campaña del verano pasado. Una campaña que también sirvió para aclarar otras cuestiones, como que las cabañas circulares del yacimiento que ya se conocían son de época romana y no de la Edad de Hierro, como hasta entonces se creía.

Para los estudiantes del grado de Historia Darío Rodríguez, Yaiza González, Carlota Gómez de Carvallo y Alicia Suárez esta es su segunda participación en una campaña de excavaciones en la Campa Torres. «El verano pasado, en mi primer contacto con la tierra encontré una moneda de bronce», comentaba ufano Diego Rodríguez, que tiene decidido que cuando concluya este último curso del grado se matriculará en el máster de Arqueología. Un año de Erasmus en Tesalónica, Grecia, ha acabado por convencerle. «Esta es una experiencia muy guapa y que merece mucho la pena», refrendaba a pie de excavación Yaiza González, quien durante este curso académico tuvo ocasión de trabajar en el laboratorio con material extraído de la Campa Torres.