El Piles... ¿sin parque?

Aún así bello, «río de égloga que escogen los enamorados para sus idilios», el Piles no nos daba precisamente «fama por su iracundia», por lo que justo sería «que lo explotemos por su poética mansedumbre. Nuestro río ha nacido para embellecer un parque, y como besa márgenes llanas y bellas, que sus obras de encauzamiento tengan las galas de unos sitios amenos y apacibles que sean a modo de pulmones de la ciudad». En opinión de EL COMERCIO, la vega del Piles era idónea para el esparcimiento urbano. «El río le dará variedad y movimiento, y serpenteando las aguas por entre los jardines, ofreciendo lagos, estanques, pequeños puentes y orillas deleitosas, quedará el Piles instalado conforme a su naturaleza blanda y lírica».

En resumen y en román paladino: que el encauzamiento ahora aprobado por el consistorio de nada serviría si no servía para construir al lado de nuestro soberano río un parque, «el sueño de aquel gran gijonés a quien ahora se recuerda tanto y que tantas veces fue ingratamente condenado al silencio. Don Rufo Rendueles, al iniciar las obras de encauzamiento del Piles, solo pensaba en que eso fuera la base de un ideal espléndido». ¿Qué mejor homenaje, más allá de nombrar calles, que hacer realidad, por fin, lo que Rendueles soñara? Un parque serviría, rematamos, para que Gijón «presumiera con justicia de ciudad moderna». ¡Poco quedaba!

Noticia Relacionada

MÁS DE 140 AÑOS DE HISTORIA

Suscríbete en EL COMERCIO on+ para descargar las páginas de la edición impresa en formato PDF