Sentida despedida a Benigno Acebal: «Le hubiera encantado leer todas las muestras de cariño que le estáis dedicando»

El funeral de Benigno Acebal, 'Nino', para sus amigos y familiares, fue un encuentro para honrar la figura de este hombre, referente del pequeño comercio de Gijón y que estuvo más de 40 años al frente de la Carnicería Benigno, situada primero en Ceares, y después en la calle Casimiro Velasco.

«El amor hacia vuestro padre se hace patente en que la iglesa se queda pequeña para tanto amor que la gente le quiere dar», enunciaba el párroco mientras entraba el ataúd a la basílica.

«Era un trabajador incansable, siempre estaba pensando en como innovar y dar un giro a su negocio. Atendía con la misma amabilidad tanto a alguien que le compraba una chuleta como si hacía de proveedor de un establecimiento. Te saludaba allí donde te veía y siempre te preguntaba por tu día a día», recordaba la excaldesa Paz Fernández Felgueroso, que emocionaba abrazaba a sus familiares «yo no soy solo clienta, también soy amiga de la familia. Son todos muy queridos en Gijón entero. En el centro donde tenían en el negocio, pero también en Baldornón, de donde era Nino y en Lavandera, ya que también estaba mucho allí», culminaba Felgueroso.

También había presentes muchos amigos esquiadores que recordaban como «Nino era un apasionado de este deporte, pero nunca perdía una hora de trabajo. Volvía de San Isidro casi siempre durmiendo de lo cansado que estaba pero no dejaba jamás de ir si podría y de hacer bromas sin parar».

«Su sonrisa era inigualable. Hasta el final nunca perdió la sonrisa, y eso que el último mes ya estaba más malín, pero nunca dejó pasar el momento de hacer un chiste», comentaba uno de sus sobrinos.

«A él le hubiera encantado leer todas las muestras de cariño que le estáis dedicando. Siempre miraba los periódicos cuando fallecía alguna persona referente de la ciudad. Conocía a todo el mundo y le 'prestaba' recordar anécdotas o momentos vividos. Recibir tanto apoyo y ver cómo la gente se está volcando en acompañarnos nos ayuda y consuela porque sabemos que esta despedida llena de familiares, amigos y media ciudad le hubiera gustado mucho», relata su hijo Pablo Acebal.

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