Estados Unidos insiste en el desarme de Hamás o «si no, se le forzará»
Marco Rubio, de visita en Israel, descarta la participación de la UNRWA en el plan de paz y duda sobre la Autoridad Palestina
La relación de Estados Unidos e Israel pasa por un momento delicado. El presidente de la superpotencia americana, Donald Trump, es el principal aliado del ... país hebreo, y en su Parlamento logró la semana pasada una ovación casi unánime, con halagos tanto del primer ministro, Benjamín Netanyahu, como del líder de la oposición, Yair Lapid. «Es el mejor presidente de Estados Unidos para Israel», han reiterado incluso los miembros de la ultraderecha que apuntalan al gobierno del Likud en el poder y que agradecen los esfuerzos de Trump para lograr la paz en Gaza.
Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca también quiere promover un acercamiento a los países árabes de Oriente Medio, y su meta más ambiciosa es lograr que Arabia Saudí e Israel normalicen sus relaciones diplomáticas dentro de los Acuerdos de Abraham. Y ese es un hueso duro de roer. Se demostró el miércoles con la aprobación en la Knéset de una moción que impulsa la anexión de Cisjordania, una línea roja para el mundo musulmán y para el propio Trump, que ya ha amenazado con retirar todo su apoyo a Tel Aviv si prospera esa legislación a la que el Likud de Netanyahu se opone.
El tema ha enfurecido a muchos y se ha convertido en una de las piedras angulares de las visitas del vicepresidente JD Vance y del secretario de Estado, Marco Rubio, a suelo israelí. El primero afirmó el jueves que es una decisión «estúpida», y el segundo reiteró este viernes que es contraproducente y «puede poner en peligro el plan de paz, porque países que ahora están involucrados en el proceso dejarían de estarlo». En cualquier caso, Rubio se mostró confiado en que «no va a suceder» y atribuyó la propuesta a «elementos que buscaban humillar a Netanyahu».
Eso sí, consciente de las críticas que están provocando las declaraciones al respecto de la anexión por parte de mandatarios estadounidenses, a los que algunos acusan de intervencionismo, el secretario de Estado se distanció de cualquier injerencia. «No me voy a meter en la política israelí. Estamos centrados en la paz y la prosperidad».
La prioridad ahora es que la tregua no descarrile y que se avance hacia la segunda fase de la hoja de ruta ideada por Trump. A ese respecto, Rubio fue este viernes tajante. «Israel ha cumplido con su promesa. Hamás debe desarmarse y devolver los cuerpos de los rehenes fallecidos». Según fuentes israelíes, el grupo islamista podría acceder a entre 10 y 13 cadáveres más, aunque su recuperación puede resultar complicada debido a la destrucción que ha sufrido Gaza.
«No hay un plan b para Gaza. Este es el único plan. Y todos los países que lo firmaron coincidieron en que Hamás no puede gobernar ni participar en el gobierno del futuro de Gaza», afirmó Rubio en el Centro de Coordinación Civil y Militar, donde reiteró la amenaza de Washington al grupo islamista: «Si Hamás rechaza la desmilitarización de la Franja, tendrá que ser forzada».
Lo que no detalló es cómo se le forzaría, ni si Israel necesita el permiso de Estados Unidos para reiniciar sus operaciones militares. «Lo que queremos es ayudar a crear las condiciones para que la gente de Gaza no tenga que vivir bajo el terror de Hamás y, de hecho, que tenga empleo, cree negocios y se labre un futuro mejor», apostilló, concluyendo que «hay razones para un optimismo saludable, aunque este no será un camino lineal, sino que tendrá altibajos».
Críticas a la UNRWA
El discurso de Rubio subió de tono cuando el político mencionó a la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, a la que Estados Unidos niega cualquier papel en el proceso de paz en Gaza. «No va a participar porque es una subsidiaria de Hamás», afirmó tajante. «La ONU está aquí representada. Estamos viendo el trabajo que hace el Programa Mundial de Alimentos, y en total hay entre 8 y 12 grupos humanitarios sobre el terreno. Estamos dispuestos a trabajar con ellos, pero no con UNRWA», sentenció.
Rubio también aseguró que tampoco está confirmada la participación de dos actores protagonistas: la Autoridad Palestina y Turquía, a los que Tel Aviv no ve con buenos ojos. Las tropas turcas están descartadas, y la AP es aún una incógnita. «Hemos expresado nuestra preocupación por la Autoridad Palestina en su situación actual y, sin duda, sobre la necesidad de una reforma. En cuanto al papel que desempeñará en el futuro de Gaza, aún está por determinar, si es que llega a desempeñar algún papel. No lo sabemos», comentó Rubio.
Tampoco se sabe quienes acompañarán a Estados Unidos en el gobierno internacional de transición que Trump denomina 'la Junta de la Paz'. «Todavía no hemos determinado quiénes la integrarán, pero es evidente que tendrán que participar en ella países con los que Israel se sienta cómodo. Muchos han solicitado estar», explicó, sin dar más datos sobre los candidatos a pesar de la insistencia de los periodistas.
Lo que sí se sabe es quién dirigirá la rama civil del centro de coordinación que Rubio visitó este viernes y que supervisa el cumplimiento del alto el fuego: Steven Fagin, que conoce bien la región porque es embajador en Yemen desde 2022. Anteriormente, el diplomático estuvo destinado en Irak y fue también director del Departamento de Estado para Asuntos Iraníes. Sin duda, este será el mayor reto de su carrera.
Los grupos palestinos acuerdan entregar el poder a los tecnócratas
Entre las razones que Marco Rubio aduce para sustentar su «saludable optimismo» está el anunció que este viernes hizo Hamás para informar de que «las diferentes facciones palestinas aceptan que un comité independiente de tecnócratas gobierne la Gaza de posguerra».
Durante una reunión celebrada en El Cairo, los grupos acordaron que el comité «gestionará los asuntos de la vida cotidiana y los servicios básicos en cooperación con los hermanos árabes y las instituciones internacionales».
Además dieron su visto bueno a la formación de una «comisión internacional» para supervisar la financiación de la reconstrucción de Gaza, «afirmando al mismo tiempo la unidad del sistema político palestino y la independencia de la decisión nacional»..
Las facciones también acordaron una estrategia para «revitalizar la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como único representante legítimo del pueblo palestino».
Por otro lado, las delegaciones de Hamás y el movimiento rival Fatah se reunieron el jueves en El Cairo para abordar el posconflicto en Gaza, según informó una fuente cercana a las negociaciones.
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