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Emilio Garcíablanco. J. Pañeda

Fallece a los 97 años Emilio Garcíablanco, histórico hostelero gijonés, piragüista y socio número 1 del Grupo

«Se va una etapa de Gijón. Él y su hermano Mario fueron los precursores de la movida de los 60 y 70 en la ciudad y también los primeros socorristas de San Lorenzo cuando aún no había Salvamento», destaca Lisardo Argüelles

Jana Suárez

Gijón

Martes, 23 de septiembre 2025, 17:42

Iba a cumplir 98 años en noviembre, pero no pudo ser. Gijón despide este martes a Emilio Garcíablanco del Val. «Se reunirá con su hermano, Mario, su gran compañero al que llevaba más de 20 años añorando», relata su sobrino nieto Fernando Couto a EL COMERCIO. Para la familia «se nos va nuestro patriarca, nuestro pilar. Pero nos quedan muchos recuerdos pues fue un buque insignia de la noche gijonesa, de la hostelería. Un carismático empresario que además era el socio número 1 del Grupo porque él y su hermano eran unos piragüistas maravillosos. Siempre había piraguas en las cocheras de su casa. Siempre amigos del Grupo que se mezclaban con los famosos que acudían a actuar a sus locales, y siempre mucho cariño y devoción por Gijón. Muchos empresarios y hosteleros activos hoy, como Ricardo Álvarez, ex presidente de Otea o Iván de la Plata, CEO de Fenicia trabajaron para él en el Oasis. Su pérdida es incalculable porque se cierra una etapa increíble de esta villa marinera y todo el mundo le tenía muchísimo cariño», expresa el exconcejal Couto.

La figura de Emilio no se puede entender sin la de su hermano Mario que murió muy joven, hacen más de 20 años. Ellos fueron los precursores del Parque del Piles que fue durante 40 años la pista de baile de referencia y sala de conciertos para generaciones de gijoneses. Su origen y evolución están ligados a estos dos empresarios y deportistas de éxito, los hermanos Mario (fallecido hace más de 20 años) y Emilio Garcíablanco del Val, que ha fallecido, este martes a las 14.30 horas, en el Hospital Universitario de Cabueñes. Ellos fueron los que en la década de los cincuenta cogieron las riendas de El Madrigal, un restaurante y merendero donde se celebraban bailes y reuniones familiares a escasos metros de la arena de la playa. En plena Ería del Piles.

El Madrigal, tras pasar una etapa como cabaret, cambió de nombre y se convirtió en El Parque del Piles en junio de 1966. En verano, las amplias terrazas, con una capacidad para más de 4.000 personas, estaban siempre llenas. Tan de moda se puso que del Grupo Covadonga empezó a celebrar allí en los años sesenta y setenta, tras el cierre de la sala Acapulco, sus multitudinarias verbenas. Carrizo y sus Boys era una de las orquestas más populares en sus inicios. Y los Yutang y Los Surcos, dos de los grupos de Gijón que tocaban más habitualmente.

Por la sala de fiestas, donde el empresario tenía también su vivienda en primera línea de playa, pasaron los artistas más aclamados del momento en constante rivalidad con El Jardín. Raphael, Adamo, Manolo Escobar, Julio Iglesias, Joan Manuel Serrat, Juan Pardo, Camilo Sesto, Carmen Sevilla, Lola Flores, Rita Pavone, José Luis Perales, Danny Daniel, Nino Bravo, Armando Manzanero, Los Tres Sudamericanos... La lista es casi interminable «Y todos los podías encontrar en casa de Emilio después de actuar. Todos le tenían un cariño tremendo», comenta Lisardo Argüelles, presidente de la Asociación de Veteranos del Grupo. «Recuerdo a Emilio como a un grupista entregado, un deportista nato. Él y su hermano, siempre con sus piraguas fueron los guardianas de la playa de San Lorenzo y rescataron y ayudaron a muchos nadadores.

Segundo en el Sella

Fueron los primeros socorristas de Gijón, antes de disponer de Salvamento», afirma Argüelles que tristemente sabía de la enfermedad de Emilio. «Hasta antes del COVID, aún acudía al Dragón, discoteca que regentaba y estaba muy activo. Tras la pandemia empezó a empeorar, aún así yo hablaba con su mujer y su hijo cada cierto tiempo para saber de él. Era un tipo extraordinario», relata Argüelles. De hecho, los veteranos de Grupo homenajearon a Emilio, socio número 1 en la comida anual que llevaron a cabo en el mes de mayo y al que Garciablanco ya no pudo acudir. Otro grupista, Alberto Estrada recuerda un regalo especial que «Emilio no pudo recoger, pero lo hizo en su nombre su sobrino nieto, el exconcejal Fernando Couto. Se trata de una fotografía muy especial. Nuestro querido grupista Emilio junto a su compañero y hermano Mario aparece atravesando en K2 la meta del Descenso Internacional del Sella. Una increíble pareja que no logró el triunfo pero sí quedó en segunda posición en varias ediciones», rememora Estrada, quien además es presidente de la Asociación de Amigos Dionisio de la Huerta y agradece »el gran compromiso que Emilio mostró siempre con el Descenso Internacional del Sella y su dedicación al mundo del piragüismo«.

Oasis, Rocamar, Dragón...

Recuerda la familia Garcíablanco del Val como la casa donde se instaló en Gijón se llamaba María Luisa, y que se convirtió en El Madrigal. «Y aquella suerte de restaurante y merendero y bar de copas acabó siendo El Parque del Piles. Gijón nunca olvidará este lugar», incide la familia. Emilio y su hermano recorrieron miles de kilómetros de Europa para buscar artistas que llenaran escenarios y fueran capaces de convocar a las más de 4.000 personas que daban vida a la sala de fiestas. Siempre estaban juntos.

Primero fueron los madrigales y después los hermanos GarcíaBlanco. O los García-Blanco. O los Garciablanco. Daba igual. Todo el mundo sabía que bajo esa marca iban Mario y Emilio. Dos chicos deportistas y vividores «pero que nunca resultó fácil ver borrachos. Eran enamoradizos, divertidos y muy muy sanos», añade Argüelles quien apunta que «pasé muchas noches con ellos y realmente eran unos luchadores. Personas que se hicieron a sí mismos y construyeron el prier imperio hostelero gijonés». Restaurantes como La Boroña. Confiterías como Biarritz. Pubs como Oasis. Cabarets como El Horóscopo. Salas de fiestas como Rocamar. Pubs-discotecas como Playboy o discotecas solas como Dragón. «Emilio siempre conservó el espíritu burlón de su hermano El que conserva el espíritu burlón de su hermano y mucha coquetería», afirma otro familiar a este periódico.

El Grupo llora a su socio número 1

Un nombre el de Emilio que siempre permanecerá ligado a la historia del Real Grupo de Cultura Covadonga. Por eso, el presidente del Grupo, Joaquín Miranda ha enviado un comunicado recordando su persona y transmitiendo su pésame. «Desde que formalizó su alta el 1 de agosto de 1948, Emilio se convirtió en parte inseparable de la vida de este club. Durante más de siete décadas ha sido testigo y protagonista de nuestra evolución, ejemplo de compromiso, fidelidad y amor por esta casa. Emilio representaba como nadie ese espíritu de los primeros años del Grupo: la sencillez, la generosidad y la fuerza de quienes creyeron en un proyecto común para hacerlo grande. Con su presencia constante, su cariño y su lealtad, nos recordó siempre que el verdadero valor del Grupo está en las personas que lo forman. Él ha sido uno de los grandes promotores y defensores del que es nuestro mayor orgullo, nuestro espíritu grupista. En nombre de la Junta Directiva y de toda la familia grupista, quiero trasladar nuestro más sentido pésame a su familia y allegados. Hoy lloramos su pérdida, pero también celebramos su vida y el legado imborrable que deja, no solo para El Grupo, también para la historia del piragüismo y para su querida ciudad de Gijón. Que descanse en paz nuestro socio número 01, Emilio Garcíablanco, cuya memoria permanecerá siempre viva en el Grupo Covadonga», finaliza Miranda.

Se une a él Antonio Corripio, ex presidente de la entidad quien incide en que «el Grupo queda huérfano de quien fuera su socio número 1. Quiero trasladar todo mi respeto, cariño y afecto a su memoria y a toda su familia», finaliza Corripio.

Deja mujer, Araceli Sánchez, hijo Mario Luis Garcíablanco, un nieto y un bisnieto. Este miércoles tiene lugar la lectura de la palabra y la incineración de sus restos, a las 18 horas, en el Tanatorio de Cabueñes.

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