La paja en el ojo ajeno
Jesús ya lo dijo: «Aquel de ustedes que esté libre de pecado que tire la primera piedra». Lo recoge Juan en su Evangelio, cuando relata ... el episodio en el que los fariseos se presentan en el templo con una mujer acusada de adulterio, delito castigado con la lapidación. La cita viene a cuento tras la semana surrealista que se ha vivido en Asturias a cuenta de un sector crítico que pretendía tomar, cual mesías del socialismo, el trono de la FSA a la derecha del padre Pedro Sánchez, pero que a la hora de la verdad se demostró que todo era una trola más grande que las armas de destrucción masiva que Josemari Aznar nos dijo que tenía Sadam Husein.
La bola nos la hemos tragado todos, unos se zamparon más cacho que otros, seamos justos, pero cuando digo todos es todos. Hasta yo, reconozco, que pequé. Pero ellos, también. Empezando por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. El sainete de la supuesta moción de censura que impulsaban los hombres de Chencho, el fulano que se dedicó a llamar a los periodistas desde un móvil adscrito a Vodafone y acabado en 923 para decirles que estaban aquí por mandato divino de Ferraz para acabar con la tiranía barbonista, no tendría más recorrido mediático a no ser que la dirección federal del PSOE hubiera entrado de lleno en escena con su comunicado de apoyo a Adrián Barbón. O lo que es lo mismo, la ejecutiva federal socialista se tragó el bulo, también, con patatas, ensalada y sin agua.
Como al día siguiente, el jueves de Nuestra Señora, lo hicieron todas las agrupaciones locales del PSOE (o casi todas, la de Gijón, por ejemplo, no), salieron en tromba a cerrar filas entorno a su líder. También se comieron la trola, con chupito y todo. El viernes, después de destaparse la gran mentira, muchos consejeros saltaron a las redes sociales a dejar su impronta y señalar, como suele hacerse en este caso, al mensajero. Es decir, a la prensa. Háganselo mirar, por favor porque, como ya recoge Mateo en el Nuevo Testamento, «¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?».
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