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Ladis García, presidenta del Teléfono de la Esperanza en Asturias. mario rojas

Ladis García... Presidenta del Teléfono de la Esperanza

«Cada año las llamadas van a más y nunca sabes lo que esto puede ayudar»

Ladis García explica que desde que entró como voluntaria «me gusta muchísimo el trabajo que hacemos, sobre todo escuchar a la agente»

Domingo, 5 de octubre 2025, 19:14

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Ladis García, presidenta del Teléfono de la Esperanza en Asturias, detalla los cincuenta años de la organización –celebrados este sábado con un acto en el Auditorio Príncipe Felipe–, destacando un aumento constante de las llamadas, especialmente por soledad, y una base de setenta y ocho voluntarios en la región.

–¿Cuándo entró en el Teléfono de la Esperanza?

–En el 2011, así que llevo catorce años al teléfono, primero como voluntaria y ahora como presidenta. Hay gente más antigua, pero de media se quedan ocho años por diversas circunstancias bien sean personales o por trabajo e incompatibilidades. Nosotros establecemos turnos pese a ser voluntarios y a veces no se puede compaginar todo. Todos los años entra gente, todos los años damos formación para ir reponiendo y eso nos alegra que siempre tengamos relevo, en mayor o menor medida. Siempre le digo a los nuevos, para que no haya sorpresas, que esto no es fácil. Ahora en octubre empezamos un curso nuevo. Así vamos arreglándonos, sustituyéndonos unos a otros. Lo que me gusta y alegra es que siempre hay gente, siempre. Se van, pero vienen otros.

–¿Cumplen cincuenta años?

–Es motivo de orgullo. Se creó en el año 1975 y luego hace once años se hizo la organización de Gijón. No tenemos muchos datos de antaño ni cuántos voluntarios eran ni el volumen de llamadas, pero suponemos que siempre fueron en aumento como ahora.

–¿Cuántos voluntarios hay?

–De Oviedo concretamente no tenemos una cifra separada porque nuestra contabilidad de voluntarios se realiza a nivel de toda Asturias. En este momento somos 78 voluntarios activos. El año pasado, por ejemplo, habíamos llegado a tener alrededor de 88. Este descenso nos preocupa, ya que cada voluntario es una pieza fundamental en nuestro engranaje.

–Y en estos cincuenta años, ¿han ido creciendo estas llamadas?

–Siempre hemos ido a más. La gente conoce el Teléfono de la Esperanza y llama, aunque siempre es bueno darle visibilidad y que lo usen porque nunca sabes cuánto te puede ayudar hasta que no llamas.

–¿Qué es lo que más le motiva a seguir al frente de esta importante labor?

–Mi motivación es que siempre he estado muy a gusto aquí, me siento realmente conectada con la esencia del Teléfono de la Esperanza. Desde que entré como voluntaria me gusta muchísimo el trabajo que hacemos, sobre todo la oportunidad de escuchar a la gente, de ser un apoyo para quienes lo necesitan. El hecho de ser presidenta, la verdad, fue algo que surgió porque me lo pidieron, y también, siendo honestos, no es un cargo por el que la gente se pelee dadas las responsabilidades que implica. Así que, en cierto modo, asumí el reto y me lancé a esta aventura con el compromiso de dar lo mejor de mí. Actualmente, solo puedo estar dos mandatos en el cargo, ya que se cambiaron los estatutos de la organización para fomentar la rotación de liderazgos. Antes el equipo que me precedió estuvo veinticinco años al frente. A mí ya me han elegido dos veces, sumando cuatro años, y ahora mismo llevo otro medio año. Al finalizar este periodo no podré seguir en la presidencia, así que la búsqueda de relevos es una tarea que nos ocupa y nos preocupa activamente. Es fundamental asegurar la continuidad y la frescura de la dirección.

–¿Qué proyectos o planes de futuro tienen a corto y medio plazo?

–En principio un poco seguir con lo mismo. Tampoco tenemos capacidad de mucho más. Con mantener lo que tenemos pues ya está bien. Y quizá aumentar el chat que tenemos para jóvenes que nos escriben, porque ahora solo lo tenemos activo dos veces por semana las tardes. Pero bueno, me siento orgullosa de lo que hacemos.

–¿Qué tipo de apoyo o colaboración os gustaría recibir de las instituciones públicas?

–Nosotros tenemos apoyo económicamente tanto de ayuntamientos como de empresas privadas, que son las que más dan. Para hacer esta labor se necesita dinero aunque seamos voluntarios. Hay que pagar la sede, las campañas de divulgación... así que la necesidad económica siempre está ahí.

–¿Qué le diría a alguien que está dudando en llamar?

–Aquí no juzgamos, no grabamos las llamadas, todas son anónimas e incluso para el voluntario del cual no proporcionamos ningún tipo de dato que le pueda comprometer. Además de las llamadas tenemos talleres a los que viene todo tipo de gente y pueden ser de mucha ayuda, tanto como una llamada.

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