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Carmen López García, con su perra Selva. ALEX PIÑA
Ha aprendido a surfear las malas olas de la vida

Ha aprendido a surfear las malas olas de la vida

Con carácter. Campeona del mundo de surf adaptado, nació con un glaucoma que la dejó ciega y tuvo que soportar de un terrible 'mobbing' durante la adolescencia. Ahora ya casada disfruta de sus perros y se prepara para el acceso a la Universidad para estudiar Pedagogía

Domingo, 2 de marzo 2025, 01:00

Decía Arturo Pérez Reverte que en las guerras es donde se ve lo peor del ser humano. Seguramente tenga razón pero Carmen López García lo vivió en su colegio, en su día a día, con un 'mobbing' salvaje que le llevó hasta recibir una paliza que «me dejó tres meses fuera con el riñón tocado y me metió en un pozo muy hondo que me llevó a intentar terminar».

Pero no terminó y aguantó. Pese a todo aún se pregunta cual fue su pecado. Y la respuesta es: ninguno. Sólo la maldad de las personas (compañeros de clase y profesores) que no supieron y no quisieron entender que ser ciega no es malo, es sólo un problema y que detrás de esos ojos que no ven desde los ocho años hay una persona con una enorme capacidad de superación.

De niña con lazo azul.
Surfeando con maestría.
Con uno de sus perros y con los rizos al viento.

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Maltratos, vejaciones y palizas a parte, si es que se pueden poner a parte, Carmen López García (Oviedo, 1997) es una joven surfista campeona del mundo, de Europa y de España a la que le gusta madrugar y preparar el desayuno mientras su esposo Víctor, con el que se casó el pasado mes de agosto, saca a los perros. Uno de ellos es el guía que tiene desde hace dos años, Selva, un labrador negro.

Hija de Paco, que trabaja en el servicio de limpieza municipal, y Marian, su gran apoyo, nació con un glaucoma que le permitió «ver colores y formas difusas» hasta los ocho años cuando que se quedó ciega. Ahora prepara su acceso a la Universidad para mayores de 25 años para estudiar Pedagogía por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Todo el periodo del colegio se resume desgraciadamente en horribles momentos vividos.

Ha hecho patinaje artístico, equitación y gimnasia rítmica pero en 2012 se cruzó el surf en su vida «cuando era voluntaria de la Asociación 'Patos salvajes' y a los niños ya mi nos propusieron surfear. Yo iba a ayudar y me metí en el agua con ellos. Me enganché porque surfeando vi que todas las piezas encajaban como debían. Ahí no era diferente a cualquier otro surfista y nadie se fijaba en si veía bien o no».

Tenaz, decidida y con mucho carácter estuvo tres años dando clases de surf y disfrutando hasta que su profesor se tuvo que ir y «no encontré a nadie que le diera clases a una persona ciega, fue un pequeño golpe de realidad». Decidió parar hasta que en 2018 «me llamó un compañero para participar en una jornadas de surf adaptado. Fui un viernes y volví a casa el domingo ya federada. Ya van siete años». A partir de ahí fue ganando y ganando con un curriculum interminable.

Carmen López entrena, estudia, saca a los perros, va al gimnasio y se va a la cama «donde caigo agotada».

Le gusta mucho leer, «ahora estoy con la biografía de Lucrecia Borgia», y la música se ha transformado en una constante en su vida diaria.- «me gusta mucho Romeo Santos», (al parecer un cantante latino de bachata, una explicación para aquellos a los que se le ha pasado el arroz» y Estopa «que fue el concierto en el que más he disfrutado en mi vida».

Aunque los malos momentos han dejado secuelas, Carmen López surfea con estilo las olas de la vida

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