«En Asturias tenemos variedades de uvas autóctonas y se comercializan»

La doctora en Biología María del Carmen Martínez, natural de Carballo (Cangas del Narcea), es una de las principales expertas de España en el mundo del vino. No en vano, es investigadora científica, directora del Grupo de Viticultura y jefa de Departamento de Viticultura y Forestal en la Misión Biológica de Galicia, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Esta tarde pronunciará una charla, en Oviedo, sobre la oportunidad que supone el mundo del vino para el desarrollo económico del occidente asturiano.

-En los últimos años ha mejorado mucho la calidad del vino de Cangas. ¿Cómo ha sido esa evolución?

-En los 30 años que llevo trabajando en ello hemos recuperado antiguas variedades de uva desconocidas, que estaban sin describir, y también conseguimos que la zona de Cangas, que no figuraba entre las zonas vinícolas de España, ahora sí esté. Hemos descrito variedades autóctonas y las diferenciamos como únicas respecto de otros lugares del mundo. Pero también hay estudios sobre las enfermedades que atacan a la vid para hacer tratamientos fitosanitarios más eficaces, mejores para el medio ambiente y que supongan un menor gasto. Otras cuestiones en las que hemos trabajado son el aprovechamiento de los residuos y ahora estamos introduciendo la robótica en los viñedos.

-¿Cómo se puede introducir un robot en un viñedo?

-Es un proyecto nacional, en el que intervienen productores de Andalucía, Castilla y León, Galicia y uno de Asturias. Un equipo de investigación estudia todo lo que tiene que ver con el manejo de la planta y otro del Centro de Automática y Robótica del CSIC se dedica a los robots y drones, para facilitar ese manejo de las vides. Cuando se junta el mundo de la empresa con el de la ciencia se ve lo eficaz que resulta.

-Indicó que han descubierto variedades autóctonas de uva. ¿Cuáles son?

-Se trata de la albarín blanco, verdejo negro y carrasquín, que se están comercializando y próximamente lo serán como planta certificada, lo que ocurre en muy pocas zonas de España. La hipótesis más acertada de estas variedades autóctonas es que existían vides silvestres en los bosques, aún hoy las hay, y que hace cientos de años se fueron cruzando entre ellas. Después, el hombre fue seleccionando las que más le gustaban o las que se adaptaban mejor a la zona. Tenemos que sentirnos muy orgullosos.

-¿Qué tal es su calidad?

-Son de altísimo nivel. Por ejemplo, el albarín blanco es de las mejores variedades blancas del mundo por sus características aromáticas. Está muy adaptada a la montaña y al frío y tiene ciclos cortos, es decir, madura un poco antes que las demás. El verdejo negro también es muy bueno, pero se puede disparar de maduración porque está muy adaptada a las zonas de alta montaña. Por eso, en la zona de Cangas es donde dan el máximo de calidad y los mejores vinos.

-¿Tiene el vino de Cangas suficiente apoyo?

-La gente tiene que plantar vides y atreverse a iniciar explotaciones, pero apoyándose unos en otros. Yo vi renacer la cultura del vino en Galicia, con el albariño y otros, y fue muy importante que se apoyaran los productores, que se crearan nuevas bodegas, porque hay sitio para todos. En Cangas le veo mucho futuro. Hasta la década de 1960 hubo una gran tradición vitivinícola que se fue perdiendo por la industrialización y la minería, pero estoy segura de que se recuperará.

-Al ser uvas para zonas altas, ¿se podrían dar en otros lugares de Asturias?

-El corazón de la zona vitivinícola asturiana es Cangas del Narcea, Ibias y Pesoz. En otras zonas las vides darán uvas, pero es muy importante la climatología. El suroccidente tiene más horas de sol que el resto y en su vegetación hay brezo, madroños e higueras, que existen de forma natural en climas mediterráneos. En otros lugares habría que hacer pruebas.

-Es curioso que en Asturias se sepa mucho de la sidra y la manzana, pero poco de la uva y el vino...

-No es incompatible la sidra con el vino, hay espacio y momentos para todos y nos tenemos que apoyar entre todos.