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Al comisario principal de la Policía Local de Oviedo, Javier Lozano, le faltó ayer un adjetivo que sirviese para explicar las condiciones en que sus hombres encontraron el lunes a los tres menores rescatados del chalé de la zona rural donde habían permanecido encerrados junto a sus padres desde diciembre de 2021. El final de la historia, eso sí, ha sido todo lo feliz que puede ser en un caso de estas características, del que no existen precedentes en la capital asturiana. Los progenitores, un hombre alemán de 53 años y su mujer, estadounidense aunque también con pasaporte germano, de 48, ingresaron este miércoles en prisión provisional, comunicada y sin fianza acusados de sendos delitos de violencia doméstica con maltrato psicológico habitual y abandono de menores.
La investigación en curso, de la que se está encargando la Guardia Civil tras recibir el caso de sus homólogos municipales, determinará si también se les puede imputar el de detención ilegal.
La magistrada-jueza del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo –en funciones de guardia, aunque pasará a Instrucción 2–, María Begoña Fernández, libró un auto sobre las 17.30 horas de ayer decretando la medida de privación, tal y como había solicitado previamente la Fiscalía del Principado de Asturias, al entender que existe riesgo de fuga y para asegurar la protección de los niños, cuya patria potestad y guardia y custodia ha sido retirada fulminantemente a los padres, y que ya están al cuidado de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar en un centro de menores del Principado.
El caso es inédito. Sólo la no escolarización de menores lo es, al menos durante los últimos años, en la capital asturiana. Así lo recordó el comisario principal durante una rueda de prensa celebrada por la mañana en el Ayuntamiento, en la que estuvo acompañado por el concejal de Seguridad Ciudadana, José Ramón Prado. Lozano resumió la dantesca escena que los efectivos hallaron dentro de la vivienda, repleta de basuras, los medicamentos que acumulaban los padres y mascarillas, entre otras cosas, como «una situación de insalubridad a todas luces que podría poner en riesgo la salud e integridad de los menores». Tienen entre 8 y 10 años.
Un «ambiente patógeno», agregó Prado. Los pequeños dormían en cunas a pesar de su edad y la «acumulación de basura era evidente». La familia, que llevaba en reclusión extrema en el chalet desde la sexta ola de la pandemia del coronavirus, también almacenaba grandes cantidades de medicamentos, lo que llamó la atención de los uniformados.
La investigación se inició en el mismo instante en que el servicio municipal de Familia e Infancia dio traslado a Seguridad Ciudadana, el pasado 14 de abril, de la denuncia de una vecina del pueblo advirtiendo que en esa casa podría haber menores sin escolarizar. El comisario agradeció la colaboración ciudadana como garante de «la convivencia en Oviedo» y destacó que ese mismo día se inició «una vigilancia discreta» del domicilio.
Los agentes, «durante varias jornadas», comenzaron a recopilar testimonios de vecinos, datos y «una serie de indicios que nos llevan a la firme convicción de que en esa vivienda hay menores sin escolarizar». En ese sentido, en el chalet, alquilado por la familia en octubre de 2021, sólo estaba empadronado el padre, desde febrero de 2022. Además, en las casi dos semanas que duraron las tareas de vigilancia no se observó ningún tipo de actividad de la familia fuera de las puertas de la vivienda. Los vecinos tampoco recordaban que la hubiese habido en los últimos años.
Sí vieron los agentes cómo recibían la compra del supermercado, demasiado voluminosa para la única persona censada en el chalet, pero nada más. Todo ello culminó con un operativo que se puso en marcha el pasado lunes a las 9.30 horas de la mañana con una reunión en el edificio de Seguridad Ciudadana de Rubín. A las 11.15 llegaron al chalé y a las 14.45 lo abandonaron con los dos padres detenidos.
Por el medio, el apagón de la electricidad y las comunicaciones dejó a los efectivos «a oscuras», aunque «teníamos una hoja de ruta y sistemas de comunicaciones autónomas que fueron utilizados de forma eficaz; tuvimos que esperar unas horas para acceder a las bases de datos, pero nos adaptamos a la situación», resumió el comisario.
Los agentes entraron a la vivienda con el consentimiento del padre, «que accede desde el primer momento», y realizaron una primera inspección ocular del espacio, donde encontraron a los tres menores y también a su madre. En la comitiva, personal de la Consejería de Derechos Sociales y una intérprete. La traductora pudo comunicarse con los progenitores y dirigir también unas palabras a los niños, que utilizan el inglés.
«Si el objetivo era que estos menores volvieran a tener vida en comunidad, creemos que se ha alcanzado; no juzgamos ni prejuzgamos, pero podemos pensar que hemos hecho nuestro trabajo», sentenció el comisario principal de la Policía Local de Oviedo en los últimos compases de la rueda de prensa.
Con el objetivo de proteger a los menores, la máxima del operativo, la detención de los padres se llevó a cabo con todas las cautelas. Primero, los tres hermanos fueron trasladados al HUCA de manera discreta para la realización de la primera valoración médica, donde los acompañó la madre. Luego, los pequeños fueron puestos a disposición de la Consejería de Bienestar, que los alojó de inmediato en un centro de menores. El padre fue detenido en ese momento. «Cuando dejan de tener contacto con los menores es cuando se detiene a la madre», sin contacto visual.
Luego, los progenitores fueron puestos a disposición de la Guardia Civil, que es quien se ha encargado del posterior registro del domicilio, este martes, del resto de diligencias de investigación y, por otra parte, de poner a disposición judicial, este miércoles, a los detenidos. Llegaron entre las 11.20 y las 11.25 horas en sendos coches por las cocheras del Palacio de Justicia, cada uno con un abogado. Salieron justo siete horas después, también por las cocheras, en un furgón rumbo a la cárcel. Ninguno de los dos letrados de la defensa, ambos del turno de oficio, quisieron hacer declaraciones a los medios de comunicación tras la comparecencia de los padres.
Entre los diferentes aspectos sobre los que aún deberá ahondar la investigación de la Benemérita, el comisario deslizó, desde el terreno de la elucubración, las posibles causas que han llevado a los padres a recluirse en Oviedo durante tanto tiempo. «A todos nos ha afectado el síndrome Covid y lo que ha devenido de la pandemia, y podemos hacer esas elucubraciones sobre qué ha llevado a una familia a vivir encerrada tanto tiempo». Le llamó especialmente la atención la acumulación de medicamentos del matrimonio y que, a la llegada de los agentes, pusieron hasta tres mascarillas a los pequeños antes de dejarles pasar. La madre también llevaba puesta una mascarilla este miércoles en sede judicial.
En la elaboración de esta información han colaborado Paz de Alvear y Rafael Francés.
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