Luis Cazorla: «En ciertas parcelas estamos asistiendo a verdaderas mutaciones constitucionales»
El presidente de la Real Academia de Jurisprudencia, Luis Cazorla, aborda «la zozobrante situación del Estado de Derecho»
'La zozobrante situación de nuestro Estado de Derecho'. Este fue el título escogido por Luis Cazorla, presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, para su discurso de apertura del curso académico de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia, celebrado en el Colegio de Abogados, donde firmó en el libro de honor.
Luis Cazorla –también presidente del Instituto de España y Consejero de Estado– comenzó su discurso señalando, desde una profunda emoción, su vinculación a Oviedo, tierra a la que llegó como abogado del Estado con tan sólo 24 años, en enero de 1975. Sin vínculos previos con la región, eligió Asturias «atraído por su prestigiosa Universidad, su notable vida cultural y deportiva, su riqueza histórica y la atractiva naturaleza». Esta decisión, fruto de un «estricto juicio de razón», marcó el inicio de una trayectoria que, como él mismo confesó, le ha dejado una «huella honda».
Durante sus casi dos años en Oviedo, forjó su independencia y criterio propio, desechó oportunidades políticas en los albores de la transición, pulió su vocación intelectual preparando las oposiciones a letrado de las Cortes Generales, y tuvo el privilegio de interactuar con figuras de la talla de Elías Díaz y de Alfredo Prieto Valiente. Además, adquirió una gran experiencia defendiendo al Estado ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia de Oviedo, bajo la presidencia «del extraordinario magistrado Eduardo Gota Losada», y cruzando «armas jurídicas» con brillantes abogados como Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos.
«Comprenderán que, ocupando hoy esta muy sobresaliente tribuna, corra por mis venas una desatada emoción y sienta un agradecimiento inmenso», expresó manifestando su gratitud hacia su «querido y admirado compañero y amigo el descollante jurista Leopoldo Tolivar Alas, la admirable Academia Asturiana de Jurisprudencia y el importante Colegio de Abogados de Oviedo» por las atenciones recibidas.
A continuación, abordó los desafíos que enfrenta el Estado de Derecho. «El título de la conferencia pone de relieve que el Estado de Derecho de la Constitución de 1978, que lo construye, tiene ciertos problemas y genera zozobra», afirmó. «Lo digo con claridad: acudo a ustedes con una enorme preocupación, la del rampante desprecio al Derecho que va tomando cuerpo hoy en ciertos sectores de la sociedad y de nuestro Estado», afirmó.
Olas de desprecio «impulsadas por la marejada del populismo en su vertiente jurídica». Hoy en día, advirtió, «se está perdiendo el sentido de los límites no escritos». Y el debilitamiento de los límites tiene que ver con «el funcionamiento de nuestro sistema de partidos que ha evolucionado desafortunadamente hacia algo que empieza a recordar en ciertos aspectos a la dictadura del partido».
En este sentido, lamentó que con el transcurso de los años «no sólo se han roto ruidosamente los consensos entre los dos sectores políticos, sino que han surgido diferentes fuerzas políticas que quieren que la Constitución se tambalee. Estamos asistiendo a una de las mayores zozobras que abruman a nuestro Estado de Derecho. En ciertas parcelas asistimos a verdaderas mutaciones constitucionales o, incluso, de la manera más burda al simple arrumbamiento de lo que, por muy flexible que sea, impone la Constitución»,
A su juicio, las causas del deterioro de la función legislativa son el avance de las olas del populismo que van llegando al ejercicio de la función legislativa, el acelerado paso de la función legislativa a manos del Gobierno, la creciente falta de preparación y especialización técnica de los diputados y senadores, el deterioro del espíritu y del estilo parlamentarios o la abusiva utilización de la prórroga presupuestaria.