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«Okupación masiva y drogas»: la situación que denuncian los vecinos de este barrio de Oviedo tras morir un joven de 22 años
Aseguran que los problemas se han agravado durante estos meses tras la llegada de personas que frecuentaban el viejo HUCA y exigen derribar las viviendas abandonadas de la zona
El sonido de un claxon anuncia la llegada de una furgoneta blanca al exterior del viejo Bar Quilo, en el 58 de la calle Rayo, en Oviedo. Un joven se baja rápidamente del vehículo y accede a lo que era la terraza exterior del chigre, conocido años atrás por ofrecer «buena comida, buena sidra, buena compañía y grandes momentos». Al menos así lo anunciaba un cartel del que no queda ni rastro; lleva ya unos años cerrado. El chaval inspecciona el lugar y lo abandona instantes después, calle abajo, junto al conductor del furgón, sin apartar la vista de los pocos que pasan por allí. Dentro, tras una puerta verde por la que se accedía a un antiguo almacén, sobre unos colchones colocados en el suelo, la tienda de campaña en la que el miércoles fue encontrado el cadáver de un joven vecino de la zona, muerto tras sufrir, presuntamente, una sobredosis. Tenía 22 años. A su alrededor, basura acumulada, colillas, envoltorios de medicamentos, varias fundas de plástico de jeringuillas, bolsas y una maleta con unas pocas prendas de ropa. La Policía Nacional no halló indicios de violencia.
«Era un chavalín muy joven. Hacia los vecinos no tenía mal comportamiento; no era el típico sinvergüenza, se llamaba Danilo. Arrastraba este problema con las drogas», recordó una mujer de La Tenderina que lo conocía. El funeral se celebró este viernes por la tarde en el tanatorio El Salvador.
Una desgracia que, según los vecinos, pone de manifiesto la situación de degradación agravada y el aumento de sucesos relacionados con el tráfico y el consumo de drogas –robos, atracos y peleas–, y con la okupación de viviendas abandonadas que se ha estado notando en El Rayo a lo largo de los últimos meses. Allí, decenas de inmuebles se encuentran a la espera de un derribo que no llega y con la esperanza de los residentes de que aquello se convierta en el Parque del Este con el que aún no cuenta Oviedo.
«Aquí se proyectó un plan urbanístico especulativo que no salió adelante y que nos dejó abandonados, rodeados de viviendas que deberían derribarse y que ahora están todas okupadas: la sensación es de inseguridad», denunció Suso Cañas, portavoz de la plataforma creada para reivindicar la construcción del Parque del Este. «Ya nos reunimos con Nacho Cuesta (concejal de Infraestructuras) hace un año y nos prometió que se iban a comprar terrenos a la Sareb, a derribar casas y la cesión anticipada de parcelas para el parque; al final, nada», criticó. «(Alfredo) Canteli dice de vez en cuando que hay que hacer algo, pero no lo hacen; se invierte en comprar el Calatrava y en quitar la fuentona de Gabino, pero aquí nada».
Muy cerca de allí sí se ha llevado a cabo la importante obra de rehabilitación del Palacio de los Deportes, que ha costado más de 26 millones de euros al Ayuntamiento. Una actuación, continuó Cañas, «que está muy bien»; no obstante, «lo que necesita el barrio es un plan estructural de mejora a medio plazo que revitalice esto y que sirva para terminar con la desigualdad. La cuestión del Rayo no es económica, es de voluntad política», agregó con vehemencia. También comentó que el problema de la droga se agrava por la presencia de puntos negros de venta cercanos. «Hay un bar en el que se trafica y que todos conocemos».
Por su parte, el alcalde de barrio de La Tenderina, Chema Sanjurjo, advirtió que la situación se ha deteriorado a raíz de la llegada, aventuró, de personas que hasta hace meses frecuentaban lugares como el viejo HUCA o las naves abandonadas de Almacenes Industriales. «El ambiente ya se ve: okupación masiva de las casas y efecto llamada, porque unos avisan a otros, y esto ya pasó en otros barrios de Oviedo. Entran por todos los sitios, antes no había este movimiento de gente», aseveró.
«Ven un techo y se meten», añadió la vecina Pilar Alonso, aún muy afectada por el fallecimiento del joven de 22 años, al que conocía. «Estamos viendo lo que hay y el Ayuntamiento está pasando olímpicamente de la situación», afirmó. Se trata de una zona que hasta hace dos o tres décadas estaba repleta de viviendas unifamiliares y de una vida más similar a la de un pueblo grande que a la de la ciudad. Ahora, la degradación y la marginación no dejan de extenderse.
Las reacciones de los partidos políticos
El asunto también corrió como la pólvora de puertas para adentro del Consistorio, aunque solo se pronunciaron al respecto los tres partidos de la oposición. Así, Marisa Ponga, edil del PSOE, aprovechó para solicitar al equipo de gobierno local el refuerzo de los programas de atención a la juventud. «La situación de deterioro urbanístico de la zona no nos debe impedir poner el foco en lo que de verdad importa: las personas que, como este joven, necesitan el apoyo de la sociedad», defendió. «Lo que hace falta son programas para prevenir los problemas de salud mental, combatir las adicciones y el trabajo de educadores en la calle», reivindicó.
La concejala Cristina Pontón (IU-Convocatoria por Oviedo) resaltó la «inacción institucional» en el distrito este «tras años de advertencias vecinales» y aseguró que el fallecimiento del joven «se trata de una tragedia evitable». «Estamos ante un ejemplo claro de abandono institucional; lo que hoy lamentamos no es solo una pérdida irreparable, sino la consecuencia directa de no haber actuado a tiempo», abundó, para criticar a renglón seguido que «lo que está ocurriendo en Rayo Mercadín no es un hecho aislado, sino una muestra de cómo algunos barrios quedan fuera de la agenda política».
Por su parte, Sonsoles Peralta (Vox) puso una vez más el foco sobre la okupación. Recordó que hace un mes presentó una iniciativa para crear un registro municipal de viviendas okupadas –fue rechazado por el Consistorio–. «El fenómeno de la okupación se ha normalizado; los propietarios y vecinos están desesperados y se sienten abandonados por la Administración municipal», concluyó.
«Llevo dos años viviendo aquí y no hago daño a nadie»
'Eli' tiene 43 años y okupa desde hace dos en una de las viviendas de la calle Rayo. «Cuando vine aquí, pasaba de todo; yo no estoy tan mal, tampoco es que esté bien, pero peor es dormir en la calle», admitió. «Tenemos luz y agua», valora, aunque repitió en varias ocasiones que lo que quiere es estar «en una vivienda digna». «Yo llevo dos años aquí y no hago daño a nadie; hay mucha gente viviendo así como yo para arriba».
Se refería a los inmuebles ubicados más cerca del antiguo Bar Quilo. Sobre la tragedia del joven señala que los asuntos relacionados con la droga son más que habituales. «Por aquí», confirmó al tiempo que señalaba con el dedo un camino frente a la vivienda, «pasan todos los días; yo estoy a mi vida, pero sé que se meten ahí y se drogan», matizó.
No es la única. En la calle Rayo hay un reguero de viviendas tapiadas –en muchas de ellas los okupas han reventado los accesos para poder entrar– y habitadas de forma ilegal. También se acumulan las basuras y hay varios vertederos ilegales. «Las van a tirar, yo tuve un juicio, pero como no hago daño a nadie...», reiteró 'Eli', y concluyó asegurando que «pronto me marcharé de aquí».