La 'manada' basará su defensa en que las relaciones con las menores fueron consentidas
Los cuatro jóvenes denunciados por las dos chicas por una presunta agresión sexual con violencia en El Antiguo declararán en septiembre
A. ARCE
oviedo.
Viernes, 21 de agosto 2020, 00:53
Los cuatro jóvenes denunciados por violar presuntamente en 'manada' a dos menores de edad tuteladas por el Principado en un piso de la calle Jesús de El Antiguo no van a hablar antes de tiempo. Al menos esa será su estrategia, confirmaron fuentes del caso a este diario, durante el largo y delicado proceso judicial que se avecina. Todos ellos articularán sus defensas una vez las dos chicas, de 16 y 17 años, hayan ratificado la denuncia en el Juzgado de Instrucción número 4 de Oviedo durante el próximo mes de septiembre.
«Primero debemos saber de qué nos denuncian y que se esclarezcan los detalles», aseguró el letrado de uno de los jóvenes, Fernando de Barutell. Eso sí, basarán sus testimonios en que las relaciones fueron «consentidas desde el primer minuto».
Lo cierto es que en este caso y en el de 'La Manada' original de los Sanfermines de 2016, las similitudes abundan. «Con 'La Manada' nunca se discutió si había existido o no práctica sexual sino que la mujer hubiese aceptado o no realizarla, y puede que esto acabe igual», manifestó a este diario.
Tras un botellón
Las menores de edad, residentes en una fundación privada, denunciaron en la madrugada del pasado 8 de agosto haber sido víctimas de una agresión sexual múltiple y violenta. Tras una tarde de botellón con A. B. N. (un dominicano apodado 'La Soga'); J. D. C., colombiano de 21 años; S. A. B. A. ('El Moro'), argelino de 20; y L. N. N. ('Nico'), rumano de 18, acudieron al domicilio del primero y pasaron allí dos horas. En su relato inicial detallaron el momento en que uno colocó una zapatilla de deporte en la boca de una de ellas para que no gritase y cómo agarraron del cuello a la otra para inmovilizarla.
Desde aquella noche, ambas reciben «tratamiento psicológico», están «destrozadas física y psicológicamente, y con miedo», a que su caso adquiera los niveles de repercusión pública que hizo funestamente famoso al de la víctima de Pamplona hace ya cuatro años.