Rehabilitan un edificio del siglo XIX en el Oviedo Antiguo para convertirlo en pisos turísticos
Coya e Hijos mantendrá la fisonomía del inmueble, que tendrá seis viviendas y un restaurante en el bajo que ocupó el Bar Lito
Carlos Coya, vinculado a una empresa familiar a la que ya se ha incorporado la tercera generación, tiene muy claro que además de «diversificar» el ... negocio, quiere «invertir en la ciudad que me vio nacer, donde vivo y que me gusta». Del sector de la distribución de bebidas y productos alimenticios, Coya e Hijos saltó al mundo de los pisos turísticos.
Tras la reconversión, con este objetivo, de dos edificios en pleno Oviedo Antiguo –en la plaza del Riego y la calle Carpio–, ha comenzado la rehabilitación de otro inmueble en la calle Altamirano. «Complementará al de la plaza del Riego 3», explica. Este último tiene ocho apartamentos de una habitación, y el nuevo y colindante contará con «seis pisos de dos habitaciones». Una demanda –la de dos dormitorios– que venían observando por parte de los turistas que viajan en familia.
El inmueble de Altamirano data de 1890, de finales del siglo XIX, y tiene protección. «Hemos hecho un proyecto muy adecuado» a sus características, y mantendrán la fachada y la fisonomía del edificio, con un tejado a dos aguas, abundó.
El bajo, muy recordado por ser el escenario del popular Bar Lito –regentado por Óscar Julio Cuervo durante 60 años hasta su cierre en 2019–, se dedicará también a la hostelería. Las previsiones de Coya es que albergue un restaurante italiano con horno leña.
Llegar hasta aquí, cuando las obras en el interior del inmueble ya han comenzado a cargo de la constructora Pevida, no ha sido fácil, un camino «arduo»: «Es difícil restaurar edificios antiguos en el Oviedo Antiguo», advierte Coya. Los altos avales – «terroríficos»– o las exigencias, como las restricciones horarias para que accedan camiones al casco viejo de Oviedo, por ejemplo, dificultan una labor de por sí ya complicada: convertir un edificio con más de siglo y medio de existencia en un inmueble renovado, accesible, insonorizado y con todas las medidas contraincendios que se exigen hoy día, entre otras cuestiones, sin perder la esencia del mismo, «su fisonomía».

Según las primeras estimaciones, la obra se prolongará durante 12 meses. Una vez terminada, el 11 de Altamirano tendrá una nueva vida dedicada al turismo. Para entonces Coya e Hijos contará con tres edificios destinados a los pisos turísticos, una veintena de apartamientos, cuya gestión encarga a una empresa.
Aunque «muy orientados a Oviedo, generando sinergias, generando empleo» en la ciudad que vio nace a Carlos Coya, la empresa ya ha puesto su mirada en el casco antiguo de Avilés porque «dan muchas facilidades».
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