Noche de cantautores para calentar al Auditorio

Noche de cantautores. Para enamoradizos y concienzados sociales. Para quien se siente cómodo guarecido entre acordes menores y cálidas guitarras. La tarde estaba para eso. Desapacible afuera, dentro del Auditorio una hoguera. «Con la que ha caído esta tarde como para estar hoy en la Losa», comparó Juesas agradeciendo el esfuerzo del Consistorio para sacar adelante la cita mateína.

El ovetense calentó al público desde el primer acorde, lo meció y lo llevó a su terreno con 'Desastre Natural', 'Cinco canciones de siempre y 'Años 80'. Supo a poco. Hasta tuvo que improvisar por Coque Malla para alargar el único bis que se permitió.

Con todo el papel vendido, da hasta cosa ver al público en pie cuando la única muestra de afecto con el prójimo sobre el escenario que permite la distancia social son los aplausos. El cantante ovetense se confesó fanático de Suárez, leyó una nota manuscrita en la que el gallego le deseó suerte al comienzo de su andadura en la música y lo dejó todo dispuesto para el maestro.

Andrés Suárez es cosa seria. Otro nivel. Actitud y poso. Presencia sobre el escenario. Sin mucho protocolo se colgó la guitarra y preparó un 'loop' con la pedalera para liberar la magia de sus letras. En volandas hasta el final, hay un punto de amargura y crudeza en su música que explota a la perfección.

Abrió con 'Icía', tema dedicado a su ahijada y continuó mezclando temas de su último trabajo como 'No diré', 'Calella' o 'Despiértame', una de las últimas, con clásicos de su repertorio en 'Todavía puedo oírte'.

Con el de ayer, y el concierto de Carlos Nuñez programado para hoy, el ciclo mateíno llega a su fin. En total han sido quince días de actuaciones desde que León Benavente estrenara la programación el pasado día 11. El año que viene será distinto. Esperemos.