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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
Vídeo proyectado al inicio de la entrevista de Rosa María Calaf a las representantes de Camfed, Fiona Mvhinga y Lucy Lake. MARIETA
Premio Princesa a la Cooperación Internacional

Camfed confía en escolarizar en África a cinco millones de niñas el próximo lustro

Lucy Lake y Fiona Mvhinga relatan a Rosa María Calaf el efecto multiplicador y el poder transformador de invertir en educación

CRISTINA DEL RÍO

AVILÉS.

Jueves, 21 de octubre 2021, 02:02

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Las familias del África subsahariana no matriculan a sus hijas en la escuela porque no pueden permitírselo y, puestos a escoger, eligen a los varones «que son los que se van a quedar en casa y piensan que a las niñas siempre las pueden casar». Las comunidades de la mayoría de los países del África subsahariana son «conscientes del poder transformador» de la educación, según relató ayer en el Teatro Palacio Valdés de Avilés, Fiona Mvhinga, pero la pobreza actúa como freno. Por eso, iniciativas como Camfed ('Campaign for Education', Campaña por la Educación), Premio Princesa a la Cooperación Internacional, marcan la diferencia. Gracias a su trabajo con las comunidades locales y los gobiernos han logrado que muchas niñas como Fiona hayan podido escapar de una vida de mera supervivencia.

Lucy Lake y Fiona Mvhinga son ahora dos de las representantes de una organización sobre la que ayer hablaron largo y tendido con la periodista Rosa María Calaf. Camfed tiene previsto escolarizar a cinco millones de niñas en los próximos cinco años en el África subsahariana. La educación no cuesta lo mismo en todos los países, pero Lucy Lake estimó que la media puede rondar los 150 dólares al año. «Nosotros no construimos colegios, solo actuamos en lugares donde ya hay (...). Cuesta distinto en función del país porque el precio va más allá del coste de la matrícula, es también el uniforme escolar, garantizar que puedan comer y la asistencia sanitaria. Son unos 150 dólares de media al año para secundaria. Yo diría que es muy rentable porque las jóvenes que han sido escolarizadas también consiguen financiación para las próximas generaciones».

De ello dio fe Fiona, la primera mujer de su familia en estudiar en la Universidad y convertirse en abogada. «Estoy muy orgullosa porque he podido apoyar la educación de mis hermanos. Es el efecto multiplicador. De media, una de nosotras ayuda a otras tres», indicó. A preguntas de Calaf confesó que nunca hubiera podido soñar con lo que ha conseguido porque «cuando sufres de pobreza, estás pensando en la supervivencia del día a día. No puedes pensar en ser abogada. Solo puedes soñar cuando todo va bien» y sabe que, de no haberse cruzado con Camfed, su destino habría sido el de muchas niñas de su comunidad «que han tenido que casarse a una edad muy temprana, a los trece años». «La educación aporta esperanza, te da el poder para poder soñar y planificar el futuro», resumió.

Lucy Lake manifestó que esta silenciosa revolución solo puede ir a más porque las tradiciones ancestrales y la cultura «no es algo estático, cambia constantemente. No podemos dar por sentado que las sociedades no evolucionen».

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