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La Princesa de Asturias recibe la ovación del Campoamor tras concluir su primer discurso arropada por sus padres, su hermana y el presidente del Principado. ÁLEX PIÑA

Premios Princesa | Un debut sobresaliente

El estreno de Leonor en los Premios Princesa abre una nueva etapa en los galardones. Un paso adelante que reafirma su compromiso con Asturias y con España | Los asturianos que vivieron en primera persona la visita de Leonor relatan su ilusión ante la nueva era de los Premios

ANA RANERA

Lunes, 21 de octubre 2019, 02:56

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Tres días para la Historia. Los Reyes y sus hijas, doña Leonor y la infanta Sofía, han concluido su viaje por la región con motivo de los Premios Princesa de Asturias 2019 y su paso por el Principado quedará, para siempre, en el recuerdo de muchos. Y es que, con su debut sobresaliente, Leonor ha conseguido sembrar la ilusión entre quienes siempre habían soñado con verlos de cerca, sentir sus palabras y escuchar el primer discurso de la Princesa de Asturias en el Campoamor.

El periplo astur de la Familia Real comenzó el jueves, a las 17 horas, con su llegada a la Catedral de Oviedo, donde centenares de personas se habían congregado para recibirlos. Los nervios invadían la plaza y las consultas al reloj se sucedían esperando a que las agujas marcaran, de una vez por todas, las cinco de la tarde y vieran aparecer los coches en los que viajaban.

Ana Fernández, Fernanda Diego y Tere 'Chigrín' llevaban tiempo esperando en primer fila para conseguir llevarse un saludo o, incluso, si se terciaba y los nervios no les jugaban una mala pasada, una fotografía. Estas tres amigas de Grado consiguieron sus ansiados cuatro saludos y estaban exultantes. «Nos hacía mucha ilusión. Hemos podido decirle a Leonor lo guapa que está», contaban con la risa nerviosa de quienes han logrado su objetivo.

La misma euforia expresaba Begoña Gutiérrez, que procura no perderse los recibimientos a la Familia Real cada octubre, aunque este año su ilusión era aún mayor, pues las hijas de los Reyes también estarían presentes. «Es el primer año que los veo tan de cerca. Doña Leticia y Sofía me saludaron», relataba alabando su humildad. Dentro de la Catedral, la Familia Real visitó la Capilla del Rey Casto, el retablo mayor, se hicieron una fotografía con la Cruz de la Victoria y en la Cámara Santa vieron el Santo Sudario, donde don Felipe pidió que se lo explicaran a sus hijas.

En la Catedral, los cuatro dejaron sus rúbricas y, a la salida, continuaron los saludos a todos los oriundos y visitantes que se congregaban en las inmediaciones. Cinco colegios habían llevado a sus alumnos de 5º y 6º de Primaria, entre ellos el centro escolar La Gesta, donde la Reina había estudiado y, al verlos, le explicó a Leonor: «este fue mi cole». Y, acto seguido, le dijo a uno de sus alumnos, Leopoldo Escobedo: «Me emociona mucho que estéis aquí».

Esa misma emoción la sintió este grupo de estudiantes que terminaron el jueves sin dar crédito a las palabras que habían compartido con doña Letizia. Antes de irse, el Coro de la Fundación entonó el himno de Asturias y la Princesa de Asturias le dijo a los cantantes: «Me ha gustado mucho. Lo habéis hecho muy bien».

Desde allí, la Familia Real se trasladó al Reconquista antes de acudir al Concierto de los Premios Princesa. A las puertas del hotel había muchos asturianos también esperando. Como Clara Robles y Miguel Ángel Fernández, que era la primera vez que vivían esta experiencia. «Nunca lo habíamos visto. Nos ha llamado la atención el ambiente», contaban.

Allí mismo, también esperaba, con la voz entrecortada, María Rosa Pastor. Ella nunca se pierde las citas en torno a los Premios. «Ha sido tremendamente emocionante, fueron saludando a todo el mundo y les pude decir lo guapos que estaban. Sobre todo, Leonor, que está viviendo un momento histórico y, para ser su debut, lo está haciendo muy bien. Es un encanto. Además, el Coro de la Fundación, que actuó cuando salieron de la Catedral, «estuvo espectacular».

Un día lleno de emociones que concluyó cuando los Reyes acudieron sin sus hijas al concierto para cenar después en Trascorrales.

Ya el viernes tuvo lugar la jornada más intensa de los Premios. Por la mañana, celebraron las audiencias con los galardonados y con los miembros de la Fundación y, a las 18.30 horas, como es tradición, se celebró la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias. Desde las nueve de la mañana, en los alrededores del Teatro Campoamor, se fue congregando el público para coger el mejor sisito y ver a su llegada a la Familia Real.

Nicolás Menéndez, a sus once años, soñaba con pedirles una foto. «Llevo viniendo desde los cinco años. Me hace mucha ilusión que venga Leonor», decía bajo la atenta mirada de su madre, Amparo García.

Montse Friera, Julia Pode y Andrea Mon eran tres generaciones compartiendo la espera por la Familia Real. Julia, de siete años, contaba con ilusión que había conocido a los Reyes. «El Rey me cogió el moflete y Sofía me dio la mano», explicaba. Elvira Hevia es otra de las asiduas. «Me hace mucha ilusión. Encima, este año viene Leonor».

María Ángeles González llegó desde Málaga porque quería estar presente en un día histórico. «Vine también hace dos años. Me gusta no solo lo que implica, sino también el ambiente que se crea». Rocío Huerta es chilena y estaba impactada con el despliegue que se había generado en Oviedo. «Nunca había visto a la realeza y me hizo ilusión. No quise perdérmelo».

En medio de la expectación internacional, antes de las seis de la tarde, ya fueron desfilando por el centro de la ciudad los invitados engalanados para la ocasión y, a y media, llegó el turno de la Familia Real, lo que provocó que los que allí esperaban prorrumpieran en vítores y aplausos. Lo mismo que sucedió al concluir la ceremonia, cuando, además, el público ya había escuchado el primer discurso de Leonor y la emoción los embargaba.

Quedaba ya solo un día para disfrutar de la visita real, pero esta vez el escenario no sería Oviedo, sino que le tocaría a Asiegu, Pueblo Ejemplar, recibirlos.

Esta pequeña localidad cabraliega se convirtió en el centro neurálgico del Oriente asturiano y allí, con una lluvia que no daba tregua y con los gaiteros refugiándose del orbayu, centenares de personas esperaban a la Familia Real.

La Quesería La Pandiella era la primera parada que harían y era allí donde aguardaban bajo los paraguas los vecinos de la aldea. La familia de Pablo Llano estuvo dos horas esperando y los niños aprovecharon el rato de demora para ir practicando los saludos. Adrián Díaz se puso nervioso, pero luego reconoció que le había hecho mucha ilusión. «Me saludaron los cuatro y me preguntaron que qué tal estaba», contó.

Tras la visita a La Pandiella, su dueño, José Miguel Mier, calificaba el encuentro como un momento «inmejorable». «Nos estuvieron preguntando cómo se hacían los quesos y las niñas fueron encantadoras». El brillo en los ojos delataba la emoción que Mier había sentido con esta visita, aunque él, uno de los artífices de este Pueblo Ejemplar, no pudo disfrutar tanto como le hubiera gustado del día. «Tengo que irme corriendo a una boda a Infiesto. Es una pena no poder vivir al máximo este día», apuntaba.

Pepe Mier se había puesto sus mejores galas para el día y estaba tremendamente ilusionado al ver sus caleyas repletas de visitantes que admiraban el trabajo que habían llevado a cabo los vecinos para convertir a esta localidad en un referente en la gestión del medio rural. «Esto va a dar un empujón a los negocios de Asiegu. En este pueblo hay muchos emprendedores y esto lo está viendo toda España». Aunque a Pepe le quedará la pena de que no hubieran podido disfrutar del entorno por culpa del mal tiempo. En esto coincidía Esperanza Gancedo. «Me gustaría presumir del lugar bárbaro en el que se encuentra Asiegu porque creo que cada persona que lo vea se va a quedar prendada», contaba.

Nieves Soberón llevaba aguantando bajo la lluvia desde las diez de la mañana, pero merecía la pena empaparse para saludar a la Familia Real y vivir esa experiencia.

Los Reyes y sus hijas recorrieron Asiegu, conocieron a sus vecinos, disfrutaron del corri corri dentro de la iglesia, hablaron don Felipe y Leonor, por primera vez en un Pueblo Ejemplar, para todos los allí presentes y se deleitaron con la gastronomía asturiana en una comida con los vecinos del pueblo. La lluvia impidió la visita al mirador de Pedro Udaondo, pero el mal tiempo no consiguió aguarles la fiesta y la jornada resultó inolvidable para todos los cabraliegos, que vieron materializada su 'aldea pensada'.

Acabó así la visita de la Familia Real al Principado, una visita que ha servido para reivindicar la apuesta de la Fundación por divulgar el talento y la cultura y por acercar estos valores a la región. Para reivindicar que hay lugares cuyos habitantes se empeñan en convertirlos en emblemas, en referentes, en ejemplos, y, sobre todo, para reivindicar a las personas que deciden, cada uno con sus acciones, dejar en el mundo, con sus pasos efímeros, una huella imborrable. Se abre una nueva etapa en la historia de los galardones que reafirma el compromiso de la Corona con Asturias y con España y son muchos los que están deseando que llegue el próximo octubre: «Ya tenemos muchas ganas de que vuelva».

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