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Santi Calvo, a la derecha, junto al avilesino Guillermo Uruñuela, que también jugó en el Talavera y en la cantera del Real Avilés. LVA
Primera RFEF

Santi Calvo, leyenda del Real Avilés y del Talavera, lo tiene claro: «El Avilés es el equipo de mi vida»

El exportero blanquiazul militó en el próximo rival de los avilesinos siete años, los dos últimos como entrenador

Alberto Santos

Avilés

Jueves, 16 de octubre 2025

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Santi Calvo jugó 216 partidos en sus dos etapas en el Real Avilés Industrial (1993-1995 y 1997-2000), 207 de liga, 5 de Copa del Rey y 4 de Copa Federación, con un total de 266 goles encajados. Es el portero con más partidos de la época moderna del club, desde 1983, seguido por Davo con 182 y Vilches, que suma 124. Con esa presentación, a la que se añaden intangibles como una personalidad y un carisma arrolladores bajo las porterías del Muro de Zaro y del Suárez Puerta, no hace falta concluir que es una leyenda.

Aunque pasó por la cantera del Barcelona, jugó en el Valladolid de Primera, subió al Celta a la élite, o a Las Palmas a Segunda, Santi Calvo lo tiene claro: «El Real Avilés es el equipo de mi vida». Su carisma le llevó a tener una peña en la ciudad y, a pesar del paréntesis para jugar en la Unión Deportiva Las Palmas, cuando regresó a la villa avilesina no dudó que era su lugar en el mundo del fútbol.

«Es cierto que cada año había ofertas, pero ya había vivido experiencias en Valladolid, Celta... En aquella época la Segunda B era importante y decidí jugar en el Real Avilés, donde tuve la suerte de poder jugar prácticamente siempre», recuerda Calvo desde Las Palmas, donde se ha afincado como analista y comentarista deportivo. Su vida en Canarias es estable desde hace una década, aunque con un matiz de color blanquiazul: «Sólo saldría de la isla si me llamara el Real Avilés, para lo que sea, entrenar, estar allí..., es la única oferta que escucharía».

«Sólo me plantearía salir de la isla por volver al Real Avilés, para lo que sea, entrenar, estar allí... Es la única oferta que escucharía»

El destino, y la Primera RFEF, han hecho que el Real Avilés Industrial reciba este domingo (16 horas, Suárez Puerta) al Talavera, equipo en el que se retiró Santi Calvo con 37 años y donde inició su carrera como primer entrenador entre 2006 y 2008. Había llegado a la ciudad manchega en el año 2001, antes de acabar la temporada en el Caudal de Mieres, donde se había ido con José Luis Quirós, extécnico del Real Avilés.

El cancerbero jugó cinco años en el Talavera y se retiró para tomar posteriormente las riendas del equipo como entrenador en Segunda B, una en el grupo primero, cuando quedó muy cerca del 'play-off' de ascenso a Segunda División. Precisamente el equipo manchego se cruzaría previamente en el camino de Santi Calvo, al no superar el Real Avilés la primera eliminatoria de la promoción de permanencia en Segunda B en la temporada 1999-2000, lo que llevó a una agónica final con descenso incluido ante el Novelda.

Calvo, en el centro con gafas, en su época en el Real Avilés, en el que también fue entrenador en La Toba.

Pero no fue ese el 'encontronazo' más sonado de Calvo con el que luego sería su equipo. Años atrás se había vivido en el Muro de Zaro un partido de alta tensión entre el Real Avilés y el Talavera con el 'play-off' de ascenso a Segunda en juego. En una salida del portero blanquiazul dentro del área el balón hizo un bote alto, salió con una pierna elevada para protegerse y el jugador rival puso la mano en la cara. Penalti y expulsión. «Luego le di bien en la salida del túnel con un cabezazo por teatrero», bromea Santi Calvo sobre aquel partido, a la vez que lamenta que «ese año con Quirós teníamos buen equipo y nos podíamos haber metido para subir a Segunda División».

Pero el portero del Real Avilés también había sufrido a la afición del Talavera antes de enrolarse en sus filas en la promoción de descenso. «Me acuerdo que empecé con la gorra y la dejé al lado, y los ultras me decían ponte la gorra, y era que la habían quemado. Luego, en la segunda parte en Talavera hubo un apagón, se quedó todo a oscuras y empezaron todos a cantar: ahora que no nos ve, a matarlo, a por él, Eran otros tiempos», recuerda en tono de broma.

No parecía un buen currículum para fichar después por el Talavera, pero Santi Calvo fue recibido con los brazos abiertos: «Cuando tuve aquella movida del cabezazo al delantero también le di un bofetón al masajista. Imagina el cachondeo, porque ese masajista todavía estaba allí y nos hicimos íntimos amigos, íbamos a cenar y todo. Era otra época. Todo se quedaba en el campo».

«Mi llegada a Talavera fue curiosa por lo que había pasado antes con aquel penalti y la agresión después en el vestuario del Muro de Zaro»

Calvo se sintió en Talavera «muy bien, fui los últimos partidos de aquella temporada, el equipo estaba para salvarse, una buena ciudad... Uno tiene más experiencia, hay mucho ambiente de fútbol. Luego fueron ellos los que me dieron la oportunidad poder entrenar en Segunda B, y dependíamos de nosotros para jugar el 'play-off', estaba el Pontevedra, que quedó primero, luego el Rayo, el Racing de Ferrol y nosotros. Hubiese sido un logro importante».

También recuerda del club manchego que «era en el histórico de la antigua Segunda B de los primeros, jugó un 'play-off 'a Segunda División con Gregorio Manzano en el banquillo. Tenía una media de 3.000 espectadores, y cuando yo entrenaba en las últimas jornadas no bajábamos de 5.000 o 6.000. Es una ciudad y muy futbolera, muy similar a Avilés. Si la cosa va bien, van todos».

En los años desde que se fue de Avilés, el exportero blanquiazul no ha perdido el contacto con el equipo y la ciudad de una u otra forma. Bien con excompañeros, como «Fermín, Luis Castro, Irazusta, Javi, David, Nacho Castro..., tenemos un grupo de 'whatsapp', el 'flaco', Luis, que trabajó conmigo en La Toba y me llama y me va poniendo al día, o Hugo Reguero, que lo tuve en alevín e infantil...».

En cuanto al actual Talavera, analiza que «lo vi el otro día contra el Pontevedra, me gustó, juega muy bien al fútbol, pero lo vi un poco frágil en las áreas, en la propia le faltó contundencia y tampoco generó mucho peligro para el fútbol que hace. Todo lo contrario que el Avilés lo poco que he visto, con mucha pegada, poderío físico, balón parado, situaciones de área, sobre todo a nivel ofensivo, lo veo muy fuerte».

Los primeros años después de dejar el Real Avilés Santi Calvo seguía visitando la ciudad. «Tuve durante un tiempo el último piso que compré en Los Campos, cuando tenía días libres subía a Avilés, iba a La Chalana a comer...», recuerda. En el plano deportivo, añade que «hubo una época que lo estuve siguiendo, iba bastante a Galicia, conocí a Baeza e hice amistad con Luis Simón. Este año he visto los resúmenos, que van bien, que encajan goles y al final siempre ganan».

El cancerbero valora la estabilidad que ha conseguido el club: «Me alegro muchísimo que haya resurgido y como mínimo está donde tiene que estar. A ver si hay suerte, porque trabajo me consta que lo hay, y puede dar el salto a fútbol profesional», concluye no sin antes recordar cómo coreaba la afición sus paradas. «Santi Calvo, oé, oé».

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