«Hay gente valiosa en el club que no se sabe que está ahí»

-Le sucedió con su defensa del consejo...

-Es que yo siempre he estado expuesto a críticas, pero criticar es lo fácil. Sentarse a resolver los problemas que surgen es más complejo. Yo lo que quise decir con el tema de los impuestos no tenía nada que ver con un juicio sobre la economía de cada uno. Simplemente aludía a que no era lo mismo gestionar la economía de un individuo que la de una empresa que paga cuatro o cinco millones al año en impuestos.

-Siempre dio la cara por los trabajadores del club que están fuera de los focos. ¿Era algo personal para usted?

-En este negocio a veces solo se piensa en quienes marcan goles o en quienes los atajan, pero es mucho más. Se olvidan de los que cada día hacen que eso pueda darse. El césped ha sido una pesadilla, por ejemplo. Ha habido que trabajar mucho bajo la amenaza de que nos obligasen a jugar en otro campo. Costó multas y trabajo luchar contra la falta de sol, la localización y la cantidad de agua que hay por debajo. Administración, utilleros, jardineros, seguridad, mantenimiento... Para mí en lo personal son tan importantes como los jugadores.

-¿Se queda con algún nombre?

-Tengo cuatro. Vicky, por supuesto, que es el mejor activo que hay trabajando en el club, y también Laura González-Manjoya, con su gente. Es muy trabajadora y capaz, tiene muy buenas ideas y las campañas que ha sacado adelante han sido sobresalientes y a coste muy bajo. En la pandemia, por ejemplo, tratamos de hacer algo conjunto con el Sporting para beneficio de toda la región. Ellos no tenían capacidad para hacer lo que estábamos moviendo nosotros por nuestra gente, así que nos prestamos a hacer su parte en rojo. Mucha gente dijo que faltaba profesionalidad y yo me opongo a eso. Éramos muy profesionales. Muy pocos, cierto, pero con todo al día y profesionales. Hay gente muy valiosa en el Oviedo que nadie sabe que está ahí.

-La pandemia fue todo un reto.

-Le doy dos nombres más: David (Mata) y Javier Álvarez. Con ellos hicimos la campaña que devolvía el dinero tras ella. Cuando se planteó algunos dijeron que era mala, una chapuza. Solo Arnau la completó con ideas. Luego fue premiada como una de las mejores de esa etapa tan cruda que nos dejó el coronavirus.