
Oviedo y el oviedismo se rinden a Santi Cazorla
Alfredo Canteli es abucheado por la afición azul pese a proponer que la Plaza América pase a denominarse Santi Cazorla
En uno de los balcones del Ayuntamiento de Oviedo, Carlos Muñoz miraba la multitud que se había dado cita para celebrar el ascenso a Primera División del Real Oviedo. Hace 37 años él había estado en ese mismo sitio y aunque el volumen de gente era similar, no le costó reconocer la diferencia: «La ciudad está más volcada». Lo dijo quien hizo la ruta en un autobús que era aclamado por una afición absolutamente enloquecida con el ascenso del equipo.
Cuando los jugadores asomaron por la plaza del Ayuntamiento el estallido fue total. Todo el mundo quería aclamar a los nuevos héroes, a los que por fin robaron el protagonismo a los de la temporada 1987-88, a los que los libros de historia azul ya les tiene reservado un espacio con letras de oro en el contar azul.
Una vez en el salón de plenos, los jugadores fueron ocupando los balcones. Santi Cazorla, no podía ser de otra manera, acaparó los elogios y el cariño. El capitán tenía el apoyo del oviedismo hace mucho, pero ahora tiene el máximo respeto. Su aportación sobre el césped fue más que notable y su continuidad es una obsesión que está más cerca de cristalizar que de diluirse.
Cuando el 'Mago' tomó el micrófono, la plaza enloqueció. Él fue el encargado de dar las gracias a una afición inquebrantable por su apoyo, de compartir un éxito esperado durante 24 años e incluso le tocó el papel de pacificador, cuando no le tocaba ese papel.
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Llegaba el momento de que el alcalde se dirigiese a los asistentes y la pitada fue tan atronadora que declinó el primer intento. Cazorla salió en su rescate y le pidió a la gente que le dejase intervenir. Aunque con ciertas reticencias, quedó claro quién tenía la ascendencia sobre el público.
Alfredo Canteli sabía que era un invitado no deseado en la fiesta e hizo lo mejor que podía hacer. Una intervención corta y con un mensaje imposible de ser criticado por nadie: «Voy a proponer que la Plaza de América lleve el nombre de Santi Cazorla». Imposible resistirse a eso. El estruendo en la plaza fue la mejor votación y parece claro que la unanimidad a esa idea es absoluta. Será complicado que alguien trate de oponerse a una iniciativa que está llamada a recordar una fecha que tardará en olvidarse a la ciudad. Pasó en 1988 y 37 años después dejó claro que el Oviedo es patrimonio de la ciudad y que los que quisieron acabar con él cometieron un error grave que también fue recordado ayer. Ahora, la página está pasada y el futuro está abierto para los que quieran sumar.
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