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Al espacio en globo

Al espacio en globo

Una empresa española asesorada por el astronauta de la NASA Miguel López-Alegría presenta su proyecto comercial de poner satélites en órbita mediante un sistema que combina un aerostato con cohetes tradicionales

Borja Robert

Viernes, 6 de noviembre 2015, 15:47

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La empresa española Zero2Infinity quiere sumarse a la nueva carrera espacial, la que busca poner satélites pequeños en el espacio a precios reducidos, con un sistema que combina globos aerostáticos y cohetes casi tradicionales. Y aunque esperan empezar a ofrecer sus servicios en 2018, ya han presentado el proyecto en público acompañados del astronauta hispanoestadounidense Miguel López-Alegría, asesor de la compañía. Su tecnología, señalan, permitirá reducir el precio de los lanzamientos a la mitad y duplicar el volumen de los objetos que lleguen a la órbita baja de la Tierra.

Aunque el espacio no está tan lejos -el límite se suele poner en unos 100 kilómetros de altura-, llegar es caro y difícil. Sobre todo porque no solo hay que subir hasta ahí, sino hacerlo a la velocidad suficiente -unos 28.000 kilómetros por hora- para no caer de nuevo. Y, para lograrlo, los cohetes tienen que vencer tanto a la gravedad como a la atmósfera, una muralla de aire. Aun así, la densidad de esta se reduce mucho con la altitud -por eso muchos montañeros llevan botellas de oxígeno al Everest-. Zero2Infinity propone saltarse los 20 primeros kilómetros de la atmósfera, los más costosos en términos de combustible, con ayuda de un globo. Llevar un lanzador pequeño a la estratosfera y disparar desde ahí para colocar objetos de entre 100 y 150 kilos en órbita, los denominados microsatélites. Como no necesitan ser afilados para atravesar la atmósfera como un punzón porque la aceleración comienza cuando esta ya es muy tenue, aseguran que pueden llevar objetos con el mismo peso pero con menos restricciones de tamaño. "En el espacio, las superficies afectan a todo. Superficie de la antena para mejores comunicaciones, de una lente o un sensor para tomar imágenes, o de sistemas de eliminación de calor para poder hacer procesamiento informático. Cuanta más tengamos, mejor, esa es nuestra propuesta de valor", indica José Mariano López Urdiales, consejero delegado y fundador de Zero2Infinity.

En los últimos años, el avance de las nuevas tecnologías ha disparado el interés comercial y científico por el espacio. Las condiciones de vacío y microgravedad permiten realizar experimentos imposibles en la superficie, y además, cada vez son más las empresas que quieren tener su propia constelación de satélites de observación o telecomunicaciones. Facebook y Google, entre otras, ya han anunciado su intención de dar conexión a internet a todo el planeta desde el espacio. "El cuello de botella está en los lanzamientos", asegura López Urdiales. Hasta ahora, la mayoría de estos microsatélites se lanzan como complemento de las grandes misiones espaciales, en los huecos sobrantes. "Van en autoestop", bromea el fundador de la empresa. Pero, en cualquier caso, la demanda ya ha puesto a compañías de todo el mundo a buscar soluciones más baratas para colocar estos artefactos pequeños en órbita y dejar los grandes cohetes para las grandes misiones. En España existen al menos dos, Celestia Aerospace y Zero2Infinity, aunque ambas están todavía gestando sus proyectos y a la búsqueda de financiación.

Usar globos para llegar al espacio no es una idea nueva -Estados Unidos la probó en los años 50-, aunque todavía nadie la ha usado con éxito. Zero2Infinity, que ya lleva unos años trabajando en el proyecto, pretende lograrlo en menos de tres años. "El mercado es grandísimo", asegura el astronauta Miguel López-Alegria. "Estos satélites pequeños son una oportunidad enorme para lanzar una industria espacial comercial". En palabras de Dimistris Bountolos, responsable de operaciones de la compañía, su plan es industrializar la puesta en órbita y convertirla en algo tan corriente como que despegue un avión.

Los fundadores de la compañía han asegurado que ya tienen cartas de intención -un documento que avala que terceras empresas estarían interesadas en ser clientes si Zero2Infinity logra lo que promete- por valor de más de 250 millones de euros. Cada lanzamiento, explica el CEO, estiman que costaría unos 4 millones de euros para colocar un satélite de entre 100 y 150 kilos en una órbita lo suficientemente alta como para tener una vida útil de unos cinco años. Para ello están desarrollando un cohete en tres etapas de forma de donut que pretenden disparar, a algo más de 20 kilómetros de altitud, desde algún punto de las aguas de las Islas Canarias. "Es un lugar ideal tanto por la meteorología como por como por su situación", indica López Urdiales.

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