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Lázaro Alves. E.C.

Los mineros asturianos en Totalán: «Seguimos velando armas»

La intervención de la brigada tuvo que posponerse debido a las dificultades para la finalización del pozo

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Jueves, 24 de enero 2019

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Ya pasee uno por Mieres, Laviana, Aller o cualquier concejo de la cuenca minera escuchará lo mismo estos días: «Son nuestros héroes». Sus habitantes presumen de Chus, de Sergio o de Lázaro. Son sus vecinos, con los que han coincidido hace unas semanas en el bar o a los que dieron clase cuando eran pequeños. Ahora les ven por la televisión esperando a que llegue su momento decisivo, la excavación de la galería a través de la que llegarían a la zona donde se encuentra Julen. Los sucesivos retrasos no han minado su moral. «Seguimos velando armas, esperando a entrar en cuanto nos digan», explicaba Sergio Tuñón a última hora de la tarde de ayer.

Son trabajadores que están acostumbrados a pasar desapercibidos, alejándose del foco mediático en cuanto pueden. Siempre van juntos y rara vez atienden llamadas. Alguno de sus compañeros en la sede de El Fondón señalan que «nos cruzamos algún mensaje, pero muchas novedades las acabamos conociendo antes por la prensa». Esta fortaleza probablemente se forja a base de vivir situaciones límite. «Este mismo equipo participó en el accidente de la mina de Carbonar (Cangas de Narcea), donde estuvieron sin dormir y trabajando 16 horas al día durante el tiempo que tardó en extinguirse el incendio», recuerda el exdirector de la Brigada de Salvamento Minero Hunosa, Santiago Suárez.

Vídeo.

La realidad de estos días es bien distinta, de tensa calma. Aunque su intervención se ha venido posponiendo desde hace una semana, los ocho han decidido mantener el hábito de subir cada mañana a la zona de la excavación. De esa impostada rutina también han formado parte las decenas de vecinos de Totalán que se han acercado hasta el hotel para aplaudirles, besarles, invitarles a las consumiciones de la cafetería e incluso a pagarles la muda de ropa interior en una tienda cercana. El pueblo se ha volcado con los que ahora también consideran sus héroes.

De todos ellos, seguramente Maudilio Suárez no podrá 'pirar' a su vuelta. En el colegio San José de Sotrondio no le reconocieron al instante, pero «cuando leí que era él, no me extrañó. Era un niño muy solidario, le pega todo», recuerda su profesora de Lengua y Manualidades en EGB, Araceli García. «¡Es que ahora está muy cambiado, era muy menudín!», añade. La actual directora del centro, Covadonga Fernández, también saca pecho: «Son nuestros mineros, estamos orgullosos de ellos».

El cambio físico es lógico. No solo porque la elevada exigencia física del puesto de trabajo sino sus ocupaciones en el tiempo libre. «Lázaro (Alves) es un bestia de los deportes, principalmente la bici y la montaña, en cuanto tiene un hueco se escapa», apuntan desde su círculo cercano. Unas aptitudes similares que contribuyeron a que Santiago Suárez le seleccionara para la brigada hace más de una década. «Es un portento físico, buen profesional y una persona capaz de recibir mucha información», subraya.

Pero si algo tienen en común los ocho miembros de la brigada es su carácter: serios y tranquilos. Lo de hacer piña también parece que va en los genes y en el carácter que imprime el líder al equipo, Sergio Tuñón. De él aseguran que nació para ser jefe de la brigada. «Lo vive de forma increíble, defiende a muerte a su equipo y hace piña con todos ellos», añaden en su entorno.

Las próximas horas llegará el turno para los 'ocho de Hunosa' y su decisiva participación en el rescate del pequeño Julen.

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