Ver 10 fotos
Borja Jiménez, ante su nueva etapa en el Sporting de Gijón: «Nuestro objetivo tiene que ser ascender, pero si nos lo marcamos ahora es un error»
El abulense abre la puerta a fichar en enero, invoca un Sporting con «rigor, valentía, agresividad, ágil y vertical» y promete que «vamos a ser competitivos todos los días del año»
«Nuestro objetivo tiene que ser ascender, entiendo que a largo plazo tiene que serlo, pero si nos lo marcamos ahora es un error», subrayó este mediodía Borja Jiménez, quien se presentó con una extensa rueda de prensa y con varios puntos en los que quiso machacar durante toda su intervención a modo de carta de presentación. Entre ellos, la búsqueda de un equipo con el que se identifique El Molinón y sus nuevos jugadores, y que, seguramente, no tendrá nada que ver con el modelo de juego que implantó en Leganés. También pidió paciencia: «En el fútbol es muy difícil dar la vuelta a una situación. No tenemos una varita mágica para enganchar una racha, ojalá». Eso sí, el abulense prometió que sus equipos siempre han terminado siendo «competitivos».
Vestido de riguroso negro, con zapatillas deportivas, acompañado por David Guerra, el nuevo entrenador del Real Sporting de Gijón entró a la sala de prensa de El Molinón a las 12.34 horas y la abandonó casi una hora después. Entre el público estaban Israel Villaseñor, Joaquín, los hombres de confianza del técnico -Álex Martínez y David de Dios- y también sus asesores.
Jiménez arrancó con palabras de agradecimiento: «Quiero agradecer la confianza que depositáis en mí, en mi cuerpo técnico, para revertir una situación que está siendo complicada. Este club ha sido para nosotros un referente desde que éramos pequeños por lo que significa el Sporting y la ciudad». Luego, describió el reto como «apasionante» y reconoció que dentro de este calificativo estaba el hecho de «poder sentarme en el banquillo que lo hizo Manolo (Preciado) en su momento».
La figura del inolvidable técnico cántabro fue una de sus referencias -«si tengo que poner nombre a uno de mis referentes es él», dijo- durante una generosa intervención, en la que hizo varios guiños, sin mencionar mucho la palabra, al ascenso: «Habrá un momento en el que estaremos en disposición, estoy convencido, de cumplir ese sueño que buscamos». A partir de ahí esbozó, con un trazo superficial, el Sporting que quiere, siempre, eso sí, celoso con los detalles y las profundidades. «Hemos llegado para trabajar y que la gente se identifique con ese equipo aguerrido, valiente y que cuando vengas a El Molinón como rival, como me pasó, sientas ese miedo».
También se empeñó durante la rueda de prensa en recuperar el favor de El Molinón. «La confianza de la gente es lo primero que tenemos que recuperar, esa confianza, y será lo primero que hagamos el domingo. Desde hoy nos ponemos a trabajar con el objetivo de dar la vuelta a la situación y empezar por ganar al Racing».
Durante varios momentos de su presentación, el entrenador abulense, de 40 años, buscó la complicidad de El Molinón. «El mensaje al aficionado es de un poco más de paciencia, que sé que la han tenido, pero desde el primer día vamos a demostrar ser un Sporting reconocible y que quiere, con independencia de que haya días que ganemos o no», prometió.
Preguntado por su decisión de aceptar el ofrecimiento del Sporting, que le brindará un proyecto hasta 2027, el técnico explicó que «lo que busco es poder entrenar a clubes grandes, como el Sporting». A renglón seguido aseguró que «en la primera llamada no pedí nada, solo escuché, quería saber hacia dónde querían llevar el proyecto». «Me transmitieron esa confianza que tienen en devolver al Sporting a su sitio», detalló, persuadido por la «energía» con la que se lo plantearon. En todo caso, ahondó, habrá que ir paso a paso: «He sido muy franco y les he dicho que tenía que ser un proyecto para dar pasos y salir de esta situación».
Referirse al Sporting, señaló, «me eriza la piel». «Fue muy importante lo que vivimos aquí como cuerpo técnico visitante, ese Molinón gritando, te sientes entrenador en clubes así de grandes, con esta repercusión de medios, 23.000 abonados», señaló, dejando uno de los muchos titulares que brindó, generoso, durante la jornada: «Ya no es tanto esperar por un Primera, quiero entrenar a clubes muy grandes y el Sporting lo es. Desde el primer momento tuve muy claro que este era mi sitio. Tenía la necesidad y ganas de entrar aquí».
Fue cariñoso con Asier Garitano, al que deseó lo mejor, con mucho tacto a la hora de referirse a los porqués de la crisis de resultados del Real Sporting de Gijón. «Tenemos que analizar desde dentro, no sabemos la realidad de lo que está ocurriendo», dijo. «Hay que observar y preguntar a los jugadores», caviló. Hacia ellos fue su siguiente mensaje: «Tienen un nivel para hacer las cosas mejor y son los primeros que asumen esa responsabilidad».
Al mercado de invierno le abrió las puertas de par en par en busca de posibles correcciones que pueda detectar esos meses. «Sí, seguro que sí. No es algo en lo que nos hemos centrado. El club quiere continuar con su apuesta de devolver al Sporting a Primera», contestó. «Si detectamos carencias o existencias de un posible cambio de modelo y se necesitan otros perfiles, nos han transmitido que puede haber cambios si lo necesitamos», continuó. De todas formas, contrapuso, «tenemos que valorar desde cero, hay jugadores con una trayectoria, con margen de mejora y hasta diciembre quedan dos meses importantes para nosotros y que necesitamos para estabilizarnos».
«Queremos ser un equipo que cada siete días lo dé todo y que los rivales que vengan aquí sepan que es imposible llevarse los tres puntos», prosiguió Borja Jiménez, que no entró en muchos detalles sobre la carta de presentación que se guarda para el domingo: «No lo sé, sobre esto hemos debatido estos días». Y deslizó que su Leganés no tendrá mucho que ver con su Sporting. «Tengo claro que lo que gusta en Gijón puede ser que no guste en Leganés. La plantilla que tiene el Sporting tiene pocas similitudes con la que tenía en Leganés», observó, generalizando sobre su visión: «Queremos ser un equipo agresivo, que se puede sentir cómodo para atacar y para defender, que es lo que ha sido el Sporting, queremos que puede ir por ahí». Aunque, matizó, «habrá contextos de partidos que se pueda ver algo más parecido a lo del Leganés». Pero, concluyó, «no es mi idea venir con un modelo preestablecido si los jugadores no casan con eso; necesitamos hacer cosas diferentes de las que veníamos haciendo nosotros (por sus equipos)».
La complejidad del momento, con el Sporting a un punto del descenso y lastrado por cinco derrotas consecutivas, en un ambiente de exigencia máxima, concedió que le motiva. «Si viera que esto no es un proyecto ambicioso, no hubiera venido. No estoy en el fútbol para venir a sitios donde la exigencia no es máxima», declaró. El entrenador abulense, no obstante, volvió a reiterar que «no creo en llegar a un sitio y hacer magia, nuestro objetivo es dar la vuelta a la situación, pero mirando al Racing y, luego, al Valladolid». Y a partir de ahí, concluyó, «tenemos que marcarnos el objetivo ambicioso de poder pelear por cosas grandes».
Borja Jiménez confesó más tarde una personalidad «ambiciosa, competitiva, no me gusta perder a nada y, además, lo digiero muy mal» y volvió sobre sus pasos para identificar su modelo de juego a través de dos premisas: «Hay que charlar con los jugadores y ver dónde se pueden sentir cómodos, construir a partir de qué Sporting le gusta a la afición y dónde están cómodos los jugadores».
Aunque no incidió mucho en ello, reconoció que «tenemos ya más información» sobre los problemas del Sporting. Incluso el plan para intentar ganar el domingo al Racing. «Lo tengo bastante claro. ¿Se lo voy a contar? Le diría que no porque es dar una pista al rival. No es que vaya a haber un cambio radical, pero esto lleva un proceso. No digo que sean seis semanas, porque soy realista y necesitamos ganar, hay que acortar esos plazos». Y describió nuevamente las características que quiere ver en su Sporting: «Rigor, valentía, agresividad, un equipo ágil y vertical. Vamos a empezar con dos o tres cositas para ir creciendo».
En lo único que se abrió a repetir de su etapa en el Leganés fue en un punto. «Una seña de identidad muy clara y que en mi trayectoria ha sido así: el equipo fue muy competitivo. Mis equipos han estado cumpliendo siempre objetivos o muy cerca de cumplirlos como el año pasado. Vamos a ser competitivos seguro, todos los días del año», prometió, explicando que su libreto ha ido madurando con las experiencias.
Mensaje de Marcelino
Más tarde confirmó la información de EL COMERCIO de que había hablado con Miguel Ángel Ramírez antes de aceptar la propuesta. También con Luis Piedrahita. Y con Marcelino, desveló, en una alocución en la que mencionó a Quini, Preciado y Luis Enrique, quien «va a estar pendiente de lo que hagamos». Y asumió esa «responsabilidad». De su charla con Marcelino, desveló entre risas, «me dijo que ganáramos y que iba a estar ahí detrás».
A nivel futbolístico, dejando claro que no quería hacer menciones del pasado porque Garitano le parecía un «magnífico entrenador» y él no había estado en el día a día, sí detectó que «el equipo está recibiendo goles y hay que reducir esa sangría». Se marcó también el objetivo de recuperar a los jugadores. «Es momento de que el futbolista debe asumir esa responsabilidad, hay que apretarle, pero también darle cariño», comentó. ¿Y cómo se le puede dar la vuelta a esta situación?, se le preguntó. «Esta tarde les voy a insistir en que hay que llevar al equipo a lo que ha sido siempre el Sporting: esa agresividad, un equipo valiente, asumir riesgos y que pasen muchas cosas durante el partido», redundó.
Y ahí, otra vez, señaló a El Molinón, buscando complicidad: «No estoy en virtud de pedir nada, pero vamos a necesitar a nuestra gente. He venido aquí como rival y El Molinón, cuando aprieta, da miedo literal. El estadio tiene que ganar muchos puntos, pero no podemos venir a El Molinón a que nos anime a nosotros, tenemos que hacer que nos anime». Sobre su cuerpo técnico señaló a Álex Martínez y David de Dios, presentes: «Creo que los cuerpos técnicos tienen que ser pequeñitos para que las decisiones sean sencillas».
Antes de concluir dio dos pinceladas sobre dos futbolistas. A Diego, como Garitano, lo vio «en las dos posiciones, lo puede hacer bien de lateral o de central dentro de la idea que tengas para atacar o defender». Y sobre César Gelabert también dejó incógnitas: «Lo vi en una versión muy buena en el Mirandés y puede hacerlo bien en cualquiera de las tres posiciones en las que jugaba allí. Ahora está brillando en la mediapunta y es uno de los determinantes, pero nos puede dar más. A los jugadores de talento hay que darles libertad para tomar decisiones de manera natural».