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El 27 de agosto de 2017 el Sporting de Gijón estrenaba temporada en El Molinón con Paco Herrera en el banquillo. Era una ... campaña amarga, la de la vuelta a una Segunda División de la que aún no ha podido salir, y en la que tocaba hacer muchos cambios. Ese día, el entrenador catalán sorprendió con uno. En el once titular se colaba el dorsal de un jugador del filial, reclutado para ponerse al lado de Sergio Álvarez en la sala de mandos del equipo. Había nacido para el sportinguismo Nacho Méndez (Luanco 30-3-98). El domingo, ocho temporadas después y con 217 partidos ya en su hoja de servicios, el mediocentro apunta a decir adiós al equipo de su vida, al que llegó siendo un niño y del que parece va a despedirse en plena madurez de su carrera profesional para tratar de alcanzar el sueño de jugar en Primera y en busca también de un mayor reconocimiento profesional.
La de Nacho Méndez es una carrera marcada por la precocidad, la de un chico que probó el atletismo pero al que el balón le tiraba demasiado. Tanto, que no hubo manera de que su madre, Natalia, le convenciese para seguir su pasión, decantándose por la de su padre, Fernando: el fútbol. Tras pasar por el TSK Roces, el mediocentro rojiblanco fue reclutado en Mareo. Y de ahí, etapa a etapa, hasta el profesionalismo. Eso sí, siempre con una seña de identidad que le define desde bien joven: la apuesta por lo colectivo por encima de lo individual.
Porque ya desde bien pequeño sus padres han querido inculcarle que el fútbol es un deporte de equipo. Como muestra, un botón. Su padre le apostaba un helado si era capaz de jugar todo un partido a un solo toque. Y más de uno se comió. «La idea era que entendiera que jugaba para otros y que el equipo estaba por encima de las individualidades», recordaba su progenitor en un reportaje con este periódico.
Esa idea venía acompañada por varias características más que le hacían aspirante a una carrera en el fútbol profesional. La primera, la personalidad, la capacidad para mostrarse siempre y dar soluciones en la continuidad del juego. Y la segunda, su manejo de muchos conceptos tácticos defensivos, ofensivos, de finalización y llegada.
Con todas estas herramientas se plantó Nacho Méndez en el primer equipo del Sporting para dejar huella. Con los partidos disputados hasta ahora ya es el cuadragésimo primer futbolista con más encuentros en la historia del club, por delante de mitos como Abelardo y Nacho Cases. Porque desde que el mediocentro alcanzó El Molinón, pocos han sido los entrenadores que no han contado con él. Con 20 años y Rubén Baraja, primero, y José Alberto después en el banquillo, Nacho Méndez firmó ya 36 partidos.
El único parón importante llegó el 30 de septiembre de 2022 en Tenerife, un frenazo en seco cuando su rodilla dijo basta que le dejó fuera durante toda la temporada. Miguel Ángel Ramírez le dio toda la confianza y el futbolista respondió firmando su mejor campaña como rojiblanco para ayudar al equipo a alcanzar el 'play off' y anotando goles importantes, como el que sirvió para ganar al Oviedo. En la presente campaña ha vuelto a ser imprescindible para Rubén Albés y Asier Garitano. La falta de acuerdo con el club y sus aspiraciones de jugar en Primera colocan ahora al Alavés como la entidad con más posibilidades de llevarse a un jugador que solo ha vestido los colores rojiblancos.
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