Secuenciar el genoma para establecer rutas de transmisión y variantes de propagación
José Antonio Boga y Marta Elena Álvarez, Área de Microbiología del HUCA y del ISPA | El análisis de esas secuencias y su comparativa con las obtenidas en otros países «permitirá comprender la dinámica viral y ciertas características epidemiológicas»
El Instituto de Biomedicina de Valencia-CSIC, y más concretamente el grupo del doctor Iñaki Comas, lidera el denominado 'proyecto Seqcovid', en el que participan más de 40 centros, principalmente hospitales de España, entre los que se encuentra el HUCA. Financiado por el Instituto de Salud Carlos III, su objetivo es secuenciar el genoma completo de virus (30.000 bases, los coronavirus presentan el mayor genoma viral de ARN descrito) presentes en más de diez mil muestras (300-400 de ellas en el HUCA). El análisis de esas secuencias y su comparativa con las obtenidas en otros países «permitirá comprender la dinámica viral y ciertas características epidemiológicas», señala José Antonio Boga, que junto a Marta Elena Álvarez, ambos del área de Microbiología del HUCA y del ISPA, encabezan el trabajo en Asturias.
Sus primeros pasos en la secuenciación de genomas virales completos los dieron antes del presente proyecto y de la mano de Eliecer Coto y Juan Gómez, del Servicio de Genética del HUCA. «Enseguida comprendimos la importancia de estos estudios complementarios al diagnóstico. Además nos hemos centrado en secuenciar fragmentos de interés como la región codificante de la proteína S, el componente de algunas de las vacunas que se están desarrollando», apunta Boga.
¿Qué aplicaciones tendrá esta investigación? Varias. «Establecer las rutas de transmisión del virus, evaluar el efecto de posibles medidas de contención, identificar variantes de propagación rápida y/o más virulentas, lo que es importante para el correcto manejo de los pacientes», enumera. Añade José Antonio Boga que, una vez que exista una vacuna, es importante saber «si el virus circulante es similar al incorporado» en ella. Ya que si este coronavirus «ha venido para quedarse, podría ocurrir como en la gripe, en la que los virus A y B pueden mutar de un año a otro lo que obliga a cambiar la vacuna frecuentemente y tener que realizar inmunizaciones anuales». Por ello, un escenario que ve factible implica campañas de vacunación anuales de gripe y COVID-19 y «una red de vigilancia pasa ver qué vacuna incorporar al año siguiente. Veremos qué más sorpresas nos depara».
Para Boga esta pandemia ha supuesto un gran desafío para la sección de Virología y el servicio de Microbiología en general ante el «enorme reto» que ha supuesto analizar más de 1.500 muestras diarias. Pero también la oportunidad de demostrar «que todos estos años se ha trabajado en la dirección correcta para incorporar al servicio de la sanidad asturiana la tecnología y el saber hacer necesarios para enfrentarnos a este reto». Y para afianzar y potenciar la investigación científica, el investigador reclama «una mayor inversión en recursos humanos y mejora en las condiciones laborales del personal investigador. La pérdida en capital humano es una tragedia».