Herramientas para «ver lo invisible» en los alimentos
Asincar. Su Centro Tecnológico ensaya las aplicaciones de la imagen hiperespectral y del infrarrojo cercano en el análisis de productos agroalimentarios sin alterarlos
El análisis de los productos agroalimentarios incorpora nuevas herramientas que no solo resultan más efectivas sino que simplifican los procedimientos y acortan los tiempos. Herramientas ... como la imagen hiperespectral (HSI) y el espectómetro de infrarrojo cercano (NIR), que aprovechan la interacción de la luz con la materia para extraer información detallada sobre la composición química y las propiedades físicas de una muestra, ya sea líquida (la miel) o sólida (una faba, un Kiwi o un chorizo, por ejemplo).
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En el departamento de Digitalización del Centro Tecnológico Agroalimentario de Asincar, ubicado en Noreña, se ensayan las posibles aplicaciones de unos equipos sensóricos, fijos y portátiles, que permiten «ver» lo que, de otra manera, resultaría «invisible al ojo humano», explica el técnico de I+D+i Martín Hervello. Todo, «en cuestión de segundos» en lugar de en días, como podía ocurrir hasta ahora. Y, al tratarse de tecnologías no invasivas, sin alterar ni destruir en ningún momento la muestra que se está analizando, añade el director de laboratorio, Pelayo González. Ahí radica otra de sus ventajas.
El manejo de estos equipos es muy sencillo. Tan solo requiere de una calibración previa. Y«funcionan mejor cuanto más homogénea es la muestra». De no tener esa homogeneidad, «hay que hacer más repeticiones».
Asincar ya ha trabajado con varios socios en la aplicación de estas tecnologías. Por ejemplo en un proyecto que tenía como fin determinar la vida útil de piezas de pollo. Y se está aplicando ahora en la determinación del porcentaje de grasa magro y en la detección de tejidos y cuerpos extraños en materia cárnica. También para predecir los grados brix de los kiwis; esto es, la concentración de azúcares solubles que presentan y, por tanto, su nivel de madurez. Y para determinar una situación de estrés hídrico en las plantas, bien por un exceso de riego o por todo lo contrario.
Detectar fraudes
Más allá de garantizar la calidad y seguridad de los productos agroalimentarios, la utilización de la imagen hiperespectral y del espectómetro de infrarrojo cercano abren además nuevas vías para la trazabilidad de los productos agroalimentarios y para la lucha contra el fraude. Así, mediante el uso de la luz infarroja en el análisis de la miel «se pueden detectar tanto adulteraciones como las variedades botánicas» que componen una determinada muestra, anota Noemí Quintanal. Ese es precisamente el objeto del denominado 'proyecto Watson', en el que trabaja Asincar y con el que se trata de garantizar la autenticidad de la Miel de Asturias con Indicación Geográfica Protegida (IGP).
Del mismo modo, se puede identificar el origen de las fabas y detectar posibles fraudes; esto es, que se venda como producto asturiano el que no lo es.
La de la industria 4.0, en la que se enmarca la transformación digital y sensórica avanzada, es una de las cuatro líneas de trabajo que se desarrollan en el Centro Tecnológico Agroalimentario de Asincar. Las otras tres, recuerda Juan Díaz García, gerente de Asincar, son las de desarrollo de nuevos productos y optimización de procesos, la de biotecnología y seguridad alimentaria y la de sostenibilidad o economía circular.
Un sensor para detectar de forma rápida y barata virus y bacterias
El objetivo es contar con un nuevo sensor de bajo coste capaz de detectar y cuantificar agentes químicos, bacterias y virus de manera rápida, simultánea y sencilla, ofreciendo niveles de sensibilidad y selectividad iguales o superiores a los que ofrecen las soluciones comerciales actuales. A ello se dedican los esfuerzos de las ocho entidades de cuatro países europeos –entre las que se encuentra el Centro Tecnológico Agroalimentario Asincar– que participan en el proyecto 'Photongate', financiado por la Comisión Europea y liderado por la Universidad de Valencia.
La principal contribución de Asincar a este proyecto es la de proporcionar el conocimiento experto en el sector agroalimentario, desarrollar los algoritmos para la determinación de patógenos y químicos en alimentos y liderar la validación final del sensor en su planta piloto. Uno de los principales campos de aplicación de este sensor será el de la seguridad alimentaria, «pudiendo detectar patógenos (L. monocytogenes) y contaminación química (histamina y metilmercurio) en alimentos», explica Armando Menéndez, 'project manager' en Asincar.
El proyecto 'Photongate', con un presupuesto que supera los 4,5 millones de euros, finalizará en abril 2026. El próximo 3 de julio, jueves, Asincar presentará sus avances en la reunión anual de seguimiento que se celebrará en Copenhague.
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