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La Asociación Acebache para el desarrollo de la tradición azabachera de Asturias se encuentra a las puertas de la disolución. De hecho, el peligro ... de que esta advertencia se materialice se encuentra a «no más de un año», advirtió su presidente, Pedro Villanueva.
La crisis actual en el sector por la «falta de una mina y relevo generacional« ha hecho mella en la entidad, con cada vez menos artesanos que trabajen este material, hasta llegar a mínimos históricos desde su fundación, en 1999, cuando se contaba con unos quince artesanos. A día de hoy, »son ocho socios, pero dos de ellos son honoríficos, no son artesanos«, el resto están »cerca de jubilar« o de dejar de trabajar con el azabache. La mayor prueba del declive, explicó el presidente, está en la participación en las Ferias Monográficas, la ruta de la que se nutre económicamente la asociación.
Hace años recordó, «se llegaba a doce artesanos, pero se ha ido bajando poco a poco», a medida que se reducía el material y se empezaba a trabajar con otros minerales. Finalmente, el año pasado se presentaron seis y este año «sólo irán cuatro».
«Estamos desapareciendo. Yo soy uno de los que acudirá y me jubilo a principios del año que viene junto a otro, así que acabarán siendo dos», lamentó Villanueva.
A raíz de esta situación, celebrarán una asamblea cuando termine las ferias del verano que, además, peligran en cuanto a «lo que se pondrá», pues parte de la financiación para organizarlas partía del bolsillo de la asociación.
Lo irónico, añadió, «es que la gente está concienciada con el tema», pero no hay avance. El reciente nombramiento de la tradición del azabache como Bien de Interés Cultural (BIC) «no sirve» para dar solución al problema real cuando existe el peligro de «desaparecer». A su criterio y al del resto de la asociación, la responsabilidad para intentar revertir la situación recae en manos del Principado, de la consejería asociada que puede actuar en lo esencial: abrir una mina, petición que se ha reivindicado «casi desde que nació la entidad».
«No hay nuevos artesanos porque no hay azabache y no hay mineral porque no tenemos una mina. Y la mina no la tenemos porque no se han hecho los deberes necesarios en la Administración», criticó Villanueva.
Los próximos años serán vitales para la «supervivencia» tanto del azabache como de toda la tradición que la acompaña, «y no se trata de una metáfora, es una realidad».
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