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Han sido semanas complicadas. Miles de docentes de la enseñanza pública asturiana han hecho un gran esfuerzo. Han secundado una huelga indefinida y han estado ... presentes en todas y cada una de las movilizaciones que se han planteado, desde concentraciones a las puertas de los centros hasta manifestaciones en Oviedo y encierros, pasando por horas interminables de espera a las puertas del Easmu, donde tenían lugar las negociaciones entre el Gobierno y los sindicatos. Han permanecido con ánimo y mucho ruido para hacerse oír.
El ambiente que se ha ido generando en las aulas, en las calles, en las redes sociales, fue aumentando el ánimo y el grito de «¡Ni un paso atrás!» se hizo más y más fuerte. Y con ello, crecieron las expectativas. Y la lista de peticiones se hacía más grande, llegaban de todos los colectivos de la enseñanza, de todos los ciclos, de todas las especialidades. Muchos años de demandas no atendidas se convertían, por medio de la fuerza que tenía la movilización, en la esperanza de que se podían lograr grandes cosas.
Y se han conseguido 45 millones de euros de inversión en la enseñanza pública de Asturias a través de algunas medidas más o menos inmediatas y otras 'en diferido', como lamentan algunos. Un largo listado de avances a aplicar desde ahora y hasta 2028 que supondrán, admitieron ayer algunos sindicatos, algo histórico. Pero para muchos no es suficiente.
La huelga indefinida ha finalizado con un preacuerdo en el que se han ganado muchas cosas pero también se han perdido. Para empezar, mucho dinero, el que han dejado de ganar los docentes que han secundado el paro. Se ha perdido también cierta confianza del profesorado, al menos de un sector, con los propios sindicatos. Y todo hace indicar que se ha vuelto a perder la unidad sindical.
Anoche mismo, cuando la mayoría aún estaba leyendo los puntos del preacuerdo, los hay que ya se pusieron en marcha en su contra. Si algo ha demostrado esta movilización docente es que, como viene ocurriendo en política y en todos los sectores desde hace años, no hace falta una estructura oficial, un partido, un sindicato, para montar una protesta, un movimiento. Lo han hecho los profesores a través de un grupo de Telegram y varios perfiles en Instagram: se han organizado y lo siguen haciendo. Es más, a última hora de la tarde de ayer había quien pedía a gritos, a las puertas del Easmu a la gente que se desafiliara, mientras en las redes sociales crecía el descontento, se cargaba contra el Gobierno y las fuerzas sindicales e incluso se compartían caricaturas que dibujan a los sindicatos como títeres de Adrián Barbón. Decía Borja Llorente que desde el principio de este conflicto hay quien tiene «otros intereses». Solo había que escuchar las consignas para comprobar que la petición de dimisión del presidente ha estado ahí.
Sea como fuere, ese movimiento al margen de los sindicatos ha logrado ya, en menos de 24 horas, 5.000 en contra del acuerdo (hay que tener en cuenta que puede firmar todo el mundo, no solo docentes). «Si crees que no debe firmarse el preacuerdo educativo alcanzado hoy entre la administración y los sindicatos, firma esta petición», dice de forma clara y concisa la campaña que ha puesto en marcha Desirée Martínez Rodríguez. Es directora del colegio público Matemático Pedrayes, una de las 85 directores que presentaron su dimisión ante el conflicto.
Martínez publicó un vídeo en el que se decía «estafada, engañada, ninguneada» y pidió la movilización de quienes pensaran como ella. Abrió una recogida de firmas en change.org y, como queda dicho, supera ya las 5.000 firmas.
Dicen los portavoces sindicales que lo que está ocurriendo es «lo normal» y que hay «otros intereses», como reconocía ayer Borja Llorente. Confían en cualquier caso que la presión baje en unos días. Ayer, algunos de los portavoces coincidían en el análisis de que cuando se analicen a fondo los acuerdos y, sobre todo, se empiecen a aplicar, las cosas se verán de otra manera.
Lo que ya se ve veía venir es la desunión sindical, después de que CSIF dejara claro que no le gustaba el acuerdo. Esta misma tarde han celebrado una asamblea con afiliados y no afiliados para explicar los pormenores de la negociación. Los primeros han podido votar y la decisión ha sido clara: el 68% ha dicho que no quieren ratificar el acuerdo. Así que la unión sindical ha durado apenas unos días. CSIF no estará presente en la mesa de seguimiento de este acuerdo pero sí tiene representación en otros foros de negociación. Está por ver si a la vuelta de las vacaciones del verano plantean nuevas movilizaciones.
Los que sí tienen claro que firmarán el acuerdo son el resto de organizaciones, que también han celebrado encuentros con sus afiliados. Ya lo ha hecho UGT, que ha logrado un apoyo del 87% a favor del acuerdo; ANPE ha obtenido el voto favorable del Consejo Sindical y el Comité Ejecutivo por unanimidad y el 78,3% de los afiliados ratificó la decisión; CC OO obtuvo el 90% de apoyos en una asamblea virtual con más de 400 participantes y medio centenar de intervenciones, y SUATEA concitó el mismo apoyo: un 90% de votos a favor de ratificar el acuerdo en la asamblea que presenciaron ayer mismo en Oviedo, tras la reunión de negociación.
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