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La Fundación Libertad y Desarrollo llama al rescate de la política y la democracia en Oviedo
«Solo saldremos de las crisis que tenemos con buenos políticos, urge en España llamar a gente nueva», afirma Aznar
El mundo vive una crisis política de la que sólo podrá salir si las élites y los ciudadanos dan un paso al frente para defender ... las libertades y los contrapesos del sistema democrático, amenazados hoy por los populismos y los autoritarismos. Ese fue el diagnóstico sobre el que este jueves se debatió en el Teatro Campoamor, en el VI Encuentro Ciudadano, que organiza la Fundación Libertad y Desarrollo, organización liderada por el comunicador y empresario guatemalteco de raíces asturianas Dionisio Gutiérrez. Tiene sede en Miami y una capacidad de movilización notable. Hasta Oviedo atrajo como intervinientes a 26 líderes políticos y empresariales de primer nivel, entre los que se contaban los expresidentes José María Aznar (España, 1996-2004), Felipe Calderón (México, 2006-2012), Laura Chinchilla (Costa Rica, 2010-2014), Andrés Pastrana (Colombia, 1998-2002), Mauricio Macri (Argentina, 2015-2019), Luis Lacalle (Uruguay, 2020-2025) y Jamil Mahuad (Ecuador, 1998-2000). Todos compartían experiencia de gestión y ser figuras del espectro conservador y liberal.
«Una sociedad que permite que sus mejores talentos ignoren la cosa pública está condenada a ser gobernada por los peores», situó el presidente de la fundación. «No basta con decir que todo está mal, hay que soñar el futuro. Si no imaginamos un futuro iberoamericano, otros lo harán por nosotros; no necesitamos nostalgia, sino un nuevo ideal compartido», apeló.
Por ese marco entró Aznar, el compareciente más aplaudido por las 1.400 almas que llenaron el teatro y que comenzó presumiendo de raíces asturianas. El referente popular coincidió en que «la política está más denostada que nunca y, sin embargo, es más necesaria que nunca. Las crisis que tenemos son políticas y solo saldremos de ellas con buenos políticos». Por eso, a su juicio en España urge «hacer políticas diferentes llamando a gente nueva». Las características de la crisis que divisa en el país obedecen al «desgarramiento de la nación española y el centrifugado del Estado español, las dos cosas sitúan a España en una situación peligrosa». Detrás de ello ubicó a quienes han cuestionado la Transición, el mayor éxito que consideró en la historia del país. «Hay que recuperar la idea de la nación española como continuidad histórica de convivencia. España no necesita más nacionalismos, localismos ni tribalismos, sino ratificarnos en nuestra condición de españoles que quieren vivir juntos». El expresidente lamentó que hoy España esté ante «una sucesión de escándalos inaceptables, propia de los bajos fondos».
En lo nacional habría, sin embargo, deterioros compartidos con el resto del mundo. «Solo el 6,6% de la población mundial vive en democracias plenas», contextualizó el expresidente Pastrana. «El 65% está insatisfecho con los resultados de la democracia, y el 40% cree que puede funcionar sin partidos políticos, parlamentos ni oposición», agregó. «Cada vez hay más personas dispuestas a renunciar a derechos a cambio de supuestos beneficios a corto plazo» que ofrecerían líderes populistas y autoritarios, apuntó como gran riesgo.
Responsabilidad común
«Nuestra responsabilidad como expresidentes es no tener una estrategia bien definida, no tener nuestro campo, el de la libertad y la democracia organizado como sí lo está el campo del populismo y el autoritarismo en América Latina», abundó el expresidente Calderón. Según su discurso, «el grupo de Puebla y el Foro de Sao Paolo han logrado poner en el poder, por vías democráticas, a los peores autoritarismos que hemos visto en America Latina». En esa definición situó al nicaraguense Daniel Ortega, a Hugo Chávez y a Cuba. «Llegaron con el voto, como Hitler y Mussolini y mucho me temo que por ese camino vaya también México», lamentó. Calderón mostró su extrañeza por los retrocesos que se producen incluso en países como Chile, «el que más ha prosperado, gracias a los socialistas y los democristianos, y que tiene de los ingresos per cápita más altos del continente y revueltas en las calles». ¿Por qué? Según su análisis mucho tiene que ver con haber pasado de 'homo sapiens' a 'homo virtualis'. «Ahora lo que existe es lo que llega por el teléfono móvil, que me está dando una posverdad en la que se puede ensalzar a cualquier autócrata y se cree, porque viene en el móvil», dijo.
Macri amplió esa idea: «Tocas la pantalla y tienes música, películas, o una pareja para esta noche. Frente a eso la democracia no tiene nada que pueda darte tocando sólo una pantalla». El argentino entiende que estamos ante una «crisis de las expectativas».
Más optimismo destiló el último en unirse al grupo de los expresidentes, Luis Lacalle, que estaba al frente de Uruguay hasta marzo de 2025. «La tecnología es un cuchillo, puede servir para cortar y comer, o para matar», resituó. A su modo de ver, «las nuevas tecnologías nos hicieron a todos miembros de una misma comunidad, y eso exige una redefinición de la tolerancia». Dijo escuchar a algunos que en su casa no se habla ni de fútbol ni de política, «algo espantoso; si en el seno del amor no somos capaces de dialogar es que ahí empieza la destrucción de la ciudadanía».
Lacalle aconsejó a los organizadores huir de términos dramáticos, recomendó no hablar del «peligro» que vive la democracia sino de «cómo cuidarla mejor, porque con el término 'peligro' ya estamos definiendo que está en declive». Su mensaje a los líderes de hoy fue que «tengan coraje para estar en el centro, ahí no tienes a tu hinchada detrás, pero es desde donde puedes construir puentes». Un presidente, recalcó, debe serlo «también de los que no te han votado».
Laura Chinchilla, que fue la primera mujer al frente de Costa Rica, lamentó que la «industria electoral» de EEUU hubiera lanzado campañas de desinformación ilegales, y que hubieran dado la victoria al candidato. «Ganaron, y eso ha provocado que esas técnicas se hayan desparramado por todo el mundo». Lo hacen, según advirtió Jamil Mahuad, expresidente de Ecuador, con «China y otros países usando esas herramientas» para deteriorar sistemas democráticos.
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