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La ola de incendios de este mes quemó más terreno que todos lo fuegos del año pasado

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Los bomberos revisan el terreno en Biescas (Valdés). D. S. F.

La ola de incendios de este mes en Asturias quemó más terreno que todos los fuegos del año pasado

Los esfuerzos de los equipos de emergencia y la lluvia reducen el número de siniestros y rebajan el nivel de la alerta

MARCO MENÉNDEZ / DAVID SUÁREZ FUENTE

GIJÓN / LUARCA.

Jueves, 7 de marzo 2019, 03:33

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Los 380 incendios en 39 concejos contabilizados desde el pasado jueves han calcinado más terreno que todos los registrados en 2018. Así de contundente fue ayer el consejero de Presidencia y Participación Ciudadana, Guillermo Martínez, quien apuntó que, aunque todavía no han terminado las labores de perimetración, los de estos días quemaron «mucho más» que en todo el año pasado, que fue uno de los mejores de la serie histórica, cuando resultaron arrasadas 2.054 hectáreas.

El número de focos se fue reduciendo gracias, tanto al duro trabajo de los equipos de emergencia, que llegaron a concentrar más de 400 efectivos, como a la llegada de las esperadas lluvias. Esto hizo que a las 10.15 horas el consejero decretara el paso a la situación 1 del Plan Especial de Incendios Forestales (Infopa), lo que implicaba la retirada de los medios ajenos al Principado, como los de la Unidad Militar de Emergencias y del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. A las 14.31 horas solo quedaban siete incendios, por lo que se pasó directamente a la situación de alerta, activada hasta el 30 de abril. A última hora quedaba algún incendio en fase de control que se esperaba extinguir en el plazo de pocas horas.

Pero durante la mañana, aún a la espera de las lluvias más copiosas, se registraron fuertes vientos de componente sur, lo que ayudó a reavivar algunos de los focos que se daban por controlados y a generar otros incendios nuevos. Así ocurrió, por ejemplo, en Loreñe (Colunga), La Collada de Andrín (Llanes), la Concha de Artedo (Cudillero) y Biescas (Valdés).

Este último llegó a reactivarse hasta en tres focos. El fuego se originó en Faedo y llegó hasta el río en Castañedo, donde en la mañana de ayer se había encendido otro fuego. Estuvieron pendientes de su evolución bomberos del parque de Valdés y una cooperativa forestal, y quedó controlado por la tarde. Las llamas, que quedaron a unos 500 metros de las casas, afectaron a monte bajo, pino y eucalipto. Los vecinos aseguran que «fue provocado», aunque no se explican el motivo ya que «los pastos aquí no son buenos», explicaba Ricardo Garaot, quien había perdido tres montes que «estaban para cortar». Por su parte, Manuela Rodríguez aseguró que el fuego «me quita hasta las ganas de comer», y no podía evitar estar pendiente de su evolución.

En cuanto al de la Concha de Artedo, el fuego llegó muy cerca de las casas de la urbanización del Foxo y afectó a una zona de eucaliptos. Las llamas calcinaron un tendido eléctrico y para evitar que llegaran a las viviendas los vecinos enfriaron la zona con sus mangueras mientras los bomberos de Valdés, Pravia y La Morgal extinguieron el fuego. «Metía miedo, explosionaba con la resina del eucalipto», detallaba Berta Fernández.

Entre tanto, varios equipos multidisciplinares de las unidades de Policía Judicial y Seguridad Ciudadana de las comandancias de la Guardia Civil de Oviedo y Gijón, lideradas por el Seprona, están desarrollando una intensa investigación para determinar el origen de los incendios, que creen son intencionados. Paralelamente trabajan las Brigadas de Investigación del Principado (Bripas).

«Nos ponemos a llorar»

Precisamente, la política forestal en materia de prevención de incendios fue ayer duramente criticada por el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies. Álvarez reconoció que los efectivos de emergencias «han hemos una labor extraordinaria», pero apuntó que «me van a permitir que haga una reflexión: los incendios se apagan cuando llueve y todos sabemos que la política forestal en nuestro país deja mucho de desear». Y sentenció que «todos nos ponemos a llorar cuando se queman los bosques y no nos paramos a pensar que hay que tenerlos en unas condiciones que permitan apagar los incendios y conservarlos, así como usar los recursos naturales que generan».

Por su lado, la Coordinadora Ecologista criticó que las Bripas están «completamente limitadas», pues «solo tienen cinco investigadores de los ocho que debería tener, porque no se cubren las plazas de los tres que faltan desde hace años».

Además, indica que «vamos a reclamar la prohibición del pastoreo en las zonas quemadas, volver a los acotamientos».

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