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«Lo que está pasando en los colegios no se puede consentir». Y por eso, porque «es urgente tomar medidas», decenas de personas se concentraron ... al mediodía de este lunes frente a la Consejería de Educación de Asturias para reclamar mayor contundencia contra el acoso escolar. Fue una protesta que trascendió lo autonómico, al canalizar una reivindicación compartida por todas las familias que han pasado o están pasando en España por el calvario del 'bullying': «Se necesita una ley estatal de acoso escolar, del mismo modo que está legislado el acoso laboral o la violencia de género».
Es la única forma, consideran los manifestantes, de «dar verdadera visibilidad e importancia a un problema que es muy grave». Tan grave, que «muchas veces mata». Como es el caso de Daniela, que el pasado mes de octubre se suicidaba en Oviedo a los 16 años, después de tener que soportar en el instituto durante meses y meses el hostigamiento de su exnovio, que dio lugar, además, a humillaciones y amenazas por parte de algunos compañeros de clase. El exnovio fue condenado. A los compañeros que le hicieron la vida imposible ni se les abrió expediente.
«No se protegió a mi hija ni se activaron los protocolos adecuadamente», clama Sandra Miranda, madre de Daniela, que sostenía con su otra hija, Paula, una gran pancarta en la que podía leerse: 'Por una ley integral de acoso. El acoso escolar deja secuelas de por vida. El acoso escolar mata'. Pero, como ella misma insistía en puntualizar, «no estamos aquí sólo por Daniela», cuya foto iluminaba la lona con una sonrisa que «ya no va a volver». De hecho, en la concentración convocada en la plaza de España, en Oviedo, se mostraron las fotos de muchos de los niños y adolescentes que se han suicidado como consecuencia del acoso escolar.
Es el caso de Claudia, otra asturiana, de cuya muerte se cumplían ayer justo dos años. Su madre se puso en contacto con los promotores de la concentración para mostrar su apoyo, aunque «es una fecha dura y no se vio capaz de estar aquí». También es el caso de Kira: su padre, José Manuel López, presidente de Trencats (Asociación contra las Violencias en la Escuela), viajó desde Barcelona para arropar esta acción reivindicativa, que forma parte de las muchas iniciativas que su organización está llevando a cabo para hacerse oír en el Congreso de los Diputados. O de Lucía, una niña autista de 12 años, que «ya no pudo más». Su madre, Laura Fernández, voló desde Tenerife para sumarse a la concentración: «Es que esto tiene que parar».
Ella ha decidido emprender medidas legales, buscando la forma de que «los culpables no salgan impunes», pero también para pedir cuentas al colegio de la niña. También Sandra está explorando la vía judicial, convencida de que «a Daniela no la protegieron», ni su centro educativo ni la administración. La misma sensación que tiene José Manuel con su Kira, por la que rompió a llorar en pleno discurso reivindicativo: «Por lo que estamos pasando, no se lo deseamos a nadie. A nuestros hijos ya no nos los van a devolver, pero sí podemos impedir que otros se nos vayan».
La abogada de Trencats le acompañó en el viaje a Oviedo, pero no pudo participar en la breve reunión que José Manuel López y Sandra Miranda mantuvieron con la consejera de Educación, Lydia Espina. «No la dejaron», recriminaban tras el encuentro, que se produjo «más por presión que por otra cosa». En cualquier caso, lo que quisieron trasladar a la máxima responsable de Educación en Asturias es que «nosotros venimos aquí con la mano tendida, para buscar soluciones». Y la primera y fundamental es que «haya una ley específica que considere el acoso escolar como delito y unifique la forma de actuar, sin un protocolo por cada comunidad autónoma».
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