Partidos y sindicatos urgen medidas ante el malestar de la sanidad asturiana
El PSOE pone en valor el acuerdo sobre mejoras salariales y el PP critica a Barbón por «creer que con dinero iba a cerrar la boca a quienes se quejan»
La segunda manifestación de la sanidad pública asturiana, con más de 5.000 personas protestando en las calles de Gijón, ha dejado resaca. De las ... primeras en reaccionar, Pilar Fernández Pardo, médica de profesión y número 2 en la candidatura del PP a las próximas elecciones autonómicas y municipales: «Barbón sacó de la chistera 23 millones, creyendo que con dinero cerraba la boca a quienes se quejaban de su lamentable situación laboral. Pero los profesionales ni se compran ni se venden».
Los 23 millones provienen de un acuerdo firmado entre el Servicio de Salud del Principado (Sespa) y la mayoría de sindicatos sanitarios para mejorar las condiciones laborales de la plantilla. La Asociación de Trabajadores Asturianos de la Sanidad (ATAS), de la que partió esta movilización, insisten por activa y por pasiva en que «nosotros lo que pedimos son unas condiciones de trabajo dignas». Fernández Pardo interpreta su protesta como «una señal evidente de rechazo» al Gobierno regional y afea al presidente del Principado que «la provocación de llevar como número 2 a la gerente del Sespa, una de las responsables de este fracaso».
Ayer, la vicesecretaria general de la Federación Socialista Asturiana (FSA) expresaba «su máximo respeto a las reivindicaciones» de los trabajadores del Sespa y recordaba el acuerdo alcanzado hace diez días para mejorar su situación salarial. «Seguiremos trabajando con esa misma voluntad de diálogo y acuerdo», aseguró Gimena Llamedo, que se refirió, además, «a los gobiernos de otras comunidades en las que se opta por las privatizaciones y la descalificación a los manifestantes. Aquí los escuchamos con profundo respeto».
Sin embargo, para el diputado de Ciudadanos Luis Fanjul, la Consejería de Salud es como «la película de 'Los hermanos Marx en el Oeste': ¡Más madera!», es decir, «meten más dinero en una competición loca con otras comunidades cuando el problema es la mala gestión y organización». Esa «espiral de gasto» es, según Fanjul, «una patada hacia delante» que no resuelve al situación de fondo: «No se pueden tener 17 sistemas de salud diferentes ni que cada comunidad haga la guerra por su cuenta».
IU comparte que hay «un deterioro de la sanidad» y su candidato a la presidencia del Principado sostiene que «no lo van a frenar ni quienes la han gestionado hasta ahora ni los que tontean con las privatizaciones». Ovidio Zapico planteaba ayer «una revolución» del sistema sanitario asturiano, «empezando por la Atención Primaria». Y, en su opinión, quienes deben impulsar ese cambio radical «somos los que creemos firmemente en la necesidad de una sanidad pública, gratuita, universal y de calidad».
Defender la sanidad pública es el grito de guerra de quienes el sábado salieron a la calle en Gijón, además de reclamar unas condiciones laborales «más dignas» que permitan ofrecer a los pacientes una atención adecuada. También la candidata a la Alcaldía de Gijón, Olaya Suárez, reivindicaba ayer la sanidad pública como «pilar básico del Estado del Bienestar». Y advirtió: «La falta de profesionales responde a un intento de desmantelar el sistema público y forzar las privatizaciones, aunque ha quedado claro que la ciudadanía no lo va a permitir».
En la calle, la marea de sanitarios movilizada por ATAS señaló como responsables de esta situación al presidente del Principado, al consejero de Salud y a la gerente del Sespa. La portavoz de Vox en el Parlamento asturiano cargaba ayer contra ellos y les instaba directamente a «asumir sus responsabilidades por este desastre y dimitir». Sara Álvarez Rouco les culpa de «desoir a miles de sanitarios» y «de la pésima gestión que sufren los pacientes a diario».
El secretario general de Foro, Adrián Pumares, llegó a calificar la situación de «crítica» y también puso el foco sobre el presidente autonómico : «El malestar del sector demuestra que detrás de la palabrería de Barbón no hay nada más que una mala gestión. Tenemos demasiados pacientes en lista de espera y los profesionales están al límite. Hace falta una gran reforma del Servicio de Salud».
Una reflexión «seria»
En la manifestación del sábado no hubo siglas, porque ATAS insiste en que su motivación es «apolítica» y «asindical». Los trabajadores del Sespa crearon esta asociación, precisamente, porque no se sentían representados por los sindicatos sanitarios. «Firmar un acuerdo que no ha sido malo para los trabajadores no significa dar una carta en blanco al Sespa», puntualizó Felipe Piedra, en nombre de CSIF, una de las organizaciones sindicales que firmaron el acuerdo y que, aún así, «entiendo perfectamente a los manifestantes» y urge al Sespa a «sentarse a negociar mejoras organizativas».
El secretario general del Sindicato Médico (Simpa), que también apoyó el acuerdo, mostraba ayer «absoluto respeto» por los manifestantes, porque «mejorar la asistencia sanitaria que se presta al paciente siempre es una propuesta necesaria». Dicho esto, «nosotros, que representamos al 60% de los médicos, seguimos luchando por sus derechos en el ámbito negociador, sin descartar ninguna acción», señaló José Antonio Vidal. También Sicepa-USIPA se pronunció sobre una protesta que «trasmite el malestar generalizado de pacientes y trabajadores». El sindicato, único que no secundó el acuerdo retributivo, defendía ayer por boca de Fran Menéndez que «se haga una reflexión seria sobre la situación. Si es cierto que hay aumento de presupuesto y de plantilla, qué está pasando».
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