
LA VOZ DE AVILÉS premia la excelencia de cuatro trayectorias con pasado, presente y futuro
El diario entregó sus XXII galardones a Asturmadi, el colegio San Cristóbal, Noelia Rodiles y Yolanda Mijares en el regreso a la Casa de Cultura
Emoción, sensibilidad, valores y orgullo, mucho orgullo de ciudad. La vigésimo segunda edición de los Premios LA VOZ DE AVILÉS cumplió las expectativas en el regreso a la Casa de Cultura, después de la visita del año pasado al pabellón de exposiciones de La Magdalena. Un lugar icónico que hizo honor a su nombre con el colofón que la premiada pianista Noelia Rodiles ofreció a través de un precioso piano ubicado sobre el escenario del evento.
La encargada de abrir la gala fue la jefa de Redacción de LA VOZ, Ruth Arias, quien aprovechó su espacio para glosar las figuras de los cuatro galardonados: Asturmadi, a la iniciativa empresarial; colegio de educación especial San Cristóbal, a la acción social; Noelia Rodiles, a la cultura; y Yolanda Mijares, al deporte. Además, recordó que «desde LA VOZ estamos desde luego muy satisfechos de llevar tanto tiempo contándoles sus méritos y sus logros, y lo seguiremos haciendo como hemos hecho desde hace casi ya 120 años, como parte del compromiso de este diario con esta comarca».

«Nos gusta reconocer a lo mejor de Avilés, a personas que dan esperanza»
Ruth Arias, jefa de Redacción de LA VOZ, agradeció a los asistentes su presencia «en este día tan especial para nosotros, en el que nos gusta reconocer a lo mejor de Avilés, a las personas que hacen que esta ciudad siga pudiendo mirar al futuro con esperanza y con el convencimiento de que vamos a ir a más y a mejor. Porque todos tenemos un papel en el desarrollo de Avilés y cumplimos con unos objetivos, pero sin duda, hay personas que sobresalen, que aportan, que innovan, que lideran, y son ellas las que nos hacen avanzar como ciudad con su talento, con su visión y con su empuje». Arias profundizó en cada uno de los premiados, destacando de Asturmadi que «es una empresa que nació fabricando puertas, y a lo largo de sus cerca de cuarenta años de existencia, no ha hecho más que abrirlas. De las puertas acorazadas pasó a las cortafuegos, y desde ahí dio el salto a la fabricación de estructuras para paneles solares, porque si hay una oportunidad, Alfredo Suárez sabe verla». También llegan lejos «en el colegio de educación especial de San Cristóbal. Un centro que cumple ya medio siglo de existencia y que en este tiempo ha supuesto un segundo hogar para muchos niños a los que ha logrado dar una educación que en otros lugares no hubiera sido posible». Noelia Rodiles «es una de las figuras más destacadas de cuantas han salido de las aulas del conservatorio Julián Orbón, para cuyos alumnos hoy es un referente». Sobre Yolanda Mijares, señaló que «baloncesto se escribe con Y en Avilés gracias a ella, que hace cincuenta años empezó a encestar sus primeros balones y ha dejado huella desde el banquillo».

«Los méritos de los premiados son dignos de elogio y admiración»
Para la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, los Premios de LA VOZ «componen una muestra significativa de esa singularidad de la ciudad que permite a nuestras vecinas y vecinos trazar trayectorias sobresalientes en ámbitos tan dispares de la sociedad, del deporte a la empresa, del arte a la educación. Mi más sincera enhorabuena a LA VOZ, al colegio de educación especial San Cristóbal, a Noelia Rodiles, a Yolanda Mijares y a Asturmadi. Sus méritos son dignos de elogio y admiración». Según continuó la regidora, «decía el maestro de pedagogos, Paulo Freire, que 'enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción'. Cada uno partimos de nuestros condicionantes personales y sociales, y nos enfrentamos a un proceso en el que el aprendizaje se encuentra a cada paso», señaló, haciendo referencia al colegio de San Cristóbal. De Noelia Rodiles comentó que «fue alumna sobresaliente de una de las piezas más mimadas de nuestro entramado cultural, el Conservatorio Julián Orbón. La inteligencia y visión de Manuel Ponga trenzaron los mimbres de un centro de formación que nos sitúa en la vanguardia, capaz de acunar el talento y elevarlo a las cotas más insospechadas». Monteserín destacó también «el amor que ha puesto en todo lo que ha emprendido Yolanda Mijares, ejemplo de ese Avilés que llega de todas partes y se hace de aquí, y desde aquí crece, soñando caminos, como decía Machado». Y sobre Asturmadi, hizo hincapié en la capacidad de «mimar un negocio hasta transformarlo en una compañía modélica con vocación internacional. De eso podría dar una clase magistral Alfredo Suárez Álvarez».

«El gran valor de estos premios es que los entregan quienes pisan las calles»
La consejera de Cultura del Principado, Vanessa Gutiérrez, comenzó su discurso haciendo gala de su amor por las letras, como escritora que es, recordando la figura de Julio Camba. Después, comentó sobre los Premios de LA VOZ que son «una afirmación pública de lo que valoramos y apreciamos como sociedad, desde los ojos de quienes día a día la observan con precisión y toman el pulso a la salud en la que se encuentra». De ahí, poniendo en valor a los periodistas, «el gran valor de estos premios es que quienes los promueven pisan cada día las calles, tienen conciencia crítica y compromiso formado e informado; observan minuciosamente, dialogan y, sobre todo, escuchan atentamente, para que todo el mundo pueda decir: los que suelen expresar opinión, pero especialmente los que no cuentan con altavoces». Para Vanessa Gutiérrez, «en estos premios que entrega LA VOZ DE AVILÉS hay mucho más que nombres y distinciones. Hay una mirada al territorio, a la diversidad de la ciudadanía, hay una manera de entender quiénes somos y qué valores nos han de guiar, y hay vocación de servicio: un compromiso con la mejora y la construcción de un porvenir que se sustente sobre pilares firmes y referentes incuestionables que debemos subrayar públicamente». Porque «las entidades y personas que hoy homenajeamos construyen, dedican tiempo, esfuerzo y conocimientos a fortalecer los cimientos de esta comunidad. Y sin pretenderlo, ellos son la principal base de esa inmensa edificación que llamamos porvenir y que invariablemente siempre empieza hoy», reflexionó, entre otras cosas, la consejera.
Un año más bajo la presentación de la periodista y comunicadora avilesina Paloma Fernández Llera, que dejó patente su conocimiento de la materia y su implicación con los premios, con su ciudad y sobre todo con los premiados; llegó el turno de los protagonistas. Primero, recibió el premio a la Iniciativa Empresarial Alfredo Suárez Álvarez, que realizó un discurso a través del que hizo pie en la importancia de luchar por los sueños y no rendirse cuando vienen mal dadas.
El galardón a la Acción Social fue recogido por Rubén Velasco, del colegio San Cristóbal, que subió al escenario acompañado del alumno José Luis Chamorro y de la presidenta del AMPA, María José Artime. Después fue el turno del premio a la Cultura, otorgado a la pianista internacional avilesina Noelia Rodiles, y por último el protagonismo recayó en Yolanda Mijares, una entrenadora de baloncesto de leyenda en la ciudad que fue reconocida con el premio del Deporte.
Llegó entonces el momento institucional, con un primer discurso de la consejera de Cultura del Principado, Vanessa Gutiérrez, quien en asturiano realizó un sentido discurso que fue de los más aplaudidos de la ceremonia, repasando la trayectoria de los premiados, aplaudiendo la labor de los medios de comunicación, y de LA VOZ DE AVILÉS en concreto, y apelando al trabajo colaborativo y a los valores de una ciudad de Avilés que puso como ejemplo de muchas cosas, haciendo énfasis en el Centro Niemeyer.
Cerró los discursos la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, que amplió detalles sobre todo del crecimiento de Asturmadi, destacando la importancia de Manuel Ponga en la puesta en marcha del Polígono de Las Arobias. Y el cierre fue posiblemente lo mejor de la gala. Noelia Rodiles interpretando una 'Rapsodia asturiana' de Benjamín Orbón, padre de Julián. El broche de oro a una tarde de muchas emociones.

«Sigamos inspirándonos y soñando para construir un mundo mejor»
Como no podía ser de otra manera, el alma máter y principal artífice del crecimiento de Asturmadi, su presidente, Alfredo Suárez Álvarez, fue el encargado de subir al escenario a recoger el premio a la iniciativa empresarial de LA VOZ. Lo hizo con «nervios», pues «no soy periodista ni comunicador y me encuentro mucho más cómodo en la fábrica», bromeó al inicio de su intervención. Lo primero que quiso hacer Alfredo, o 'Fredi', como se dirigiría a él posteriormente la alcaldesa, Mariví Monteserín; fue felicitar a «nuestros compañeros de viaje. Al colegio San Cristóbal por su labor social, a Noelia Rodiles por ser una pianista top y a Yolanda Mijares por llevar el baloncesto femenino a cotas muy altas». Para Asturmadi, «recibir este premio es sin duda un honor que nos llena de profunda gratitud. Estamos muy agradecidos a las personas que han hecho que esto sea y posible y que hayan puesto en valor nuestro esfuerzo y compromiso con la comarca avilesina. Es la prueba de que en un pequeño rincón de Asturias y de España se pueden hacer muchas cosas si se hacen bien y con entusiasmo». Suárez recordó que «desde en el año 1988 que abrimos Asturmadi hemos dejado atrás dificultades y muchas crisis que hemos ido superando. Todo ello nos ha hecho ser más fuertes cada vez y actualmente exportamos el 80% de nuestra producción y tenemos dos divisiones: Asturmadi Doors y Asturmadi Reneergy». En ese sentido, «agradezco a quien ha confiado en nosotros y a mi gran familia y equipo. Gracias por ser mi fuerza y por las palabras que nos impulsaron en nuestros momentos más difíciles». Para el presidente de Asturmadi, el premio otorgado por LA VOZ «es para todo un grupo que compone el capital humano de la compañía. No hay éxito que se logre de manera individual, cada logro ha sido resultado de la suma de todos los esfuerzos», aseguró. Alfredo Suárez aprovechó el cierre de su discurso para enviar un mensaje motivacional. «Dedico el premio a todas las personas que, al igual que yo, sueñan para conseguir sus metas. Que con trabajo, constancia y fe en el propósito sigamos inspirándonos mutuamente, soñando en grande y con la idea de construir entre todos un mundo mejor». De cara al futuro, después de comprar las instalaciones del antiguo matadero, 14.000 metros de nave que hoy son 23.000, la idea es «seguir vendiendo estructura fija y abordar Italia y la City de Londres, que estamos vendiendo poco». Una mejora de instalaciones del antiguo matadero que pasó por situar «placas solares por toda la cubierta y las oficinas son ecológicas, con temperatura graduada, buenos comedores y buenos vestuarios». Como se dijo en la gala, de Avilés al mundo.

«El conservatorio de Avilés es un lujo del que podemos estar muy orgullosos»
Noelia Rodiles, premio a la cultura de LA VOZ por su espectacular trayectoria internacional en el mundo del piano, se subió al barco de la consejera Vanessa Gutiérrez e inició y concluyó su discurso en asturiano. Por el medio, agradeció el premio al periódico, a su familia, a las instituciones y al público, por ese orden, valorando en gran medida el trabajo de los medios de comunicación en nuestros días. «Muchas gracias a LA VOZ por este galardón que recibo con mucha alegría y humildad. Un medio que ha seguido mi trayectoria desde el principio, mis primeros pequeños logros, motivándome en un camino que apenas comenzaba», recuerda. «En estos tiempos de cambios vertiginosos, de redes sociales y noticias falsas que nos bombardean, el papel de los medios de comunicación es fundamental. Filtrar lo que es relevante y verdadero y transmitir entre tantas cosas la importancia de la cultura». También expresó su agradecimiento «a las personas que han hecho posible que hoy esté aquí dedicándome a la música. A mis padres, que consideraron que aprender música era un valor importante para mi formación y después me apoyaron cuando quise convertirlo en mi forma de vida, ayudándome a conseguir ese sueño», enfatizó, ante las emotivas lágrimas de su madre. Para Rodiles, «una educación musical pública y de calidad es un pilar imprescindible para que las vocaciones se conviertan en profesiones, y la apuesta clara de este Ayuntamiento por tener un conservatorio de este nivel es un lujo del que estar orgullosos», en referencia al Conservatorio Julián Orbón, en el que la pianista avilesina se inició. Su agradecimiento también se extendió «a instituciones que siguen promoviendo la cultura en nuestra ciudad como la Sociedad Filarmónica, el Rotary Club o la Cofradía del Colesterol, entre tantas otras, que con su esfuerzo y dedicación altruista permiten que la cultura sea un bien común y accesible para todos. Gracias por vuestro compromiso». Por último, «gracias al público avilesino que va a los conciertos. Sin vuestra presencia esta profesión no tendría sentido». Un público que volvió a agradecer el talento de la artista en los premios de LA VOZ, respondiendo con una sonora ovación la interpretación de la obra Rapsodia Asturiana, de Benjamín Orbón, padre de Julián, y que adapta a piano obras del folclore asturiano, algunas conocidas como 'A la mar fui por naranjas'. Una interpretación que, como confesó a Paloma Fernández Llera, realizó en países como «Ecuador. Y siempre ha gustado mucho, porque el folclore derriba fronteras».

«Ojalá en los próximos 50 años estemos más integrados en la sociedad»
Para recoger el premio a la acción social de LA VOZ se subieron al escenario tres representantes del colegio de educación especial San Cristóbal. Su director en funciones, Rubén Velasco, el alumno José Luis Chamorro, y la presidenta del AMPA, María José Artime, en una demostración de unidad y de labor conjunta del centro, que cumple 50 a los de integración educativa. «Estábamos en el extrarradio, casi en la zona rural, y ahora se puede decir que el colegio está plenamente integrado en Avilés», reconoce Velasco, que realizó, sin papeles ni discursos de por medio, una intervención muy rápida pero con mucho mensaje. «Ojalá en los próximos cincuenta años estemos más integrados en la sociedad», haciendo un guiño a la reflexión realizada a este periódico antes de la entrega de premios: «Tenemos que luchar contra estereotipos y visibilizar estos centros». Velasco, que aún no sabe quién se quedará el premio, aunque tiene claro que «los alumnos son los principales protagonistas», quiso dar las gracias por el galardón «en nombre de la comunidad educativa: la pasada, la presente y la futura». También de parte del «alumnado, las familias y el profesorado. Es un reconocimiento que nos llena de orgullo a todos», aseguró. El próximo mes de septiembre se cumplirán cincuenta años desde que el Colegio de Educación Especial de San Cristóbal abrió sus puertas en Valgranda para convertirse en un centro pionero en el cuidado, la formación y el desarrollo personal y educativo de los miles de niños y adolescentes con discapacidad que han pasado por sus aulas desde entonces. Los inicios no fueron sencillos. El germen del centro fue una asociación de familias que, en aquellos años setenta, no encontraban recursos que se adaptasen a las necesidades de sus hijos y, en una sociedad llena de prejuicios y clichés en torno a la discapacidad, se unieron para tratar de impulsar un recurso educativo a la altura de los que esos niños se merecían. Por suerte, hoy en día os recursos son más y mejores, y las técnicas educativas mucho más adaptadas a las necesidades del alumnado.

«El baloncesto es una herramienta de vida que sirve para educar»
Reconocida como una leyenda del deporte avilesino, Yolanda Mijares subió al escenario «con profunda gratitud» no solo «por el honor de recibir este premio», sino también «por la oportunidad de hablar de lo que para mí significa el baloncesto». Así, la entrenadora local quiso hablar, por encima de sus logros y trayectoria, «del baloncesto como herramienta de vida. Como un espacio donde cada pase, cada rebote, cada defensa... educa. Donde no se forman solo jugadoras o jugadores, sino personas», desgranó. Como entrenadora, su objetivo «nunca ha sido ganar partidos, aunque claro que competimos y lo intentamos. Mi verdadero propósito ha sido siempre formar equipo y eso empieza con la base más esencial: enseñar a mirar al otro como compañero». En ese sentido, «en el baloncesto el 'yo' cede paso al 'nosotros'. Es un deporte que, si se entiende bien, enseña a compartir, a confiar, a ceder el tiro por el pase, a correr por el otro, a celebrar la canasta que no metiste tú. Y cuando entreno niños y niñas, veo esa pureza intacta: no ven si su compañero es torpe, si falla tiros o si pierde balones. Sólo ven a alguien con quien jugar. A alguien con quien compartir la ilusión», asegura. Sin embargo, «a menudo ese juego limpio se ve enturbiado por quienes miran desde la grada. Por adultos que, sin mala intención, trasladan al juego sus propias expectativas y frustraciones. He escuchado frases como 'no se la pases a este, que la pierde', o 'no sirve, tira tú'. Y me duele. Porque cada vez que decimos eso, sin querer, le arrebatamos a nuestros niños y niñas algo muy valioso: la posibilidad de ver al otro sin prejuicios. Les quitamos la oportunidad de aprender a convivir, a colaborar, a respetar. Mijares aprovechó también su turno de palabra para «dar las gracias, a mis jugadoras y jugadores, con quienes he caminado en algún momento de mi vida. Su deseo de aprender, su curiosidad, su esfuerzo... me han 'obligado', de la mejor manera, a seguir formándome, a intentar crecer cada día un poco más para poder estar a la altura de sus necesidades. También las personas que me facilitaron mi labor como entrenadora, formando parte de mi equipo técnico. Gracias por exigirme ser mejor». Así, «siempre he sentido que debía devolver a la sociedad lo que el baloncesto me ha dado a mí. Ojalá haya sido capaz, aunque sea en una mínima parte, de hacerlo a través de quienes han compartido este camino conmigo. Gracias a quienes han creído en mí, a mi equipo, a mi familia, y a esta villa que tanto quiero. Este premio no es solo mío, es de todas las personas que creen en el deporte como una herramienta de transformación», concluyó.
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